Capítulo 6

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Con Naegi a la espalda, Ikusaba tomó varios trofeos de la entrada del gimnasio y tras cruzar la puerta que llevaba al pasillo metió los trofeos entre los manillares de la puerta.  Oogami podría romper aquella barricada improvisada sin problema, pero le daría a Ikusaba algunos segundos extra para poder alejarse. Luego comenzó a correr hacia la enfermería. El lugar donde había hablado con Naegi la última vez… Allí podría encontrar todo lo necesario para realizar primeros auxilios. Su hermana pequeña era su enemiga. Los otros Estudiantes Definitivos eran sus enemigos. Su único aliado en aquel momento era Naegi, quien estaba al borde de la muerte. Ikusaba sabía que ni siquiera podía contar consigo misma en aquel momento. Entre todo el caos, entre la traición de su hermana y su casi asesinato… Quería creer todavía. Creer en que era la única que de verdad entendía a su hermana pequeña. Por eso sentía que tenía que protegerla.  

—(Es cierto... No te has equivocado, Junko. Lo único que querías era sentir desesperación, ¿Verdad? Porque me quieres… Por eso querías matarme. Porque así podrías sentir la desesperación, ¿No? Perdón. Perdón por no conseguir darte desesperación...) -  Pensaba, pero al mismo tiempo se también  preguntaba...

Y si...

¿Y si salvaba a Naegi y traicionaba a su hermana destrozando su plan…?

¿Acaso eso no la llenaría de una desesperación aún mayor?

¿Acaso eso no la haría más feliz?

—(Pero... ¿Traicionar a Junko...? ¿Qué debería hacer...?) - Ikusaba cerró los ojos y escuchó la débil respiración de Naegi — (¿Qué debería hacer, Naegi...?) - Se preguntaba.

En un campo de batalla, donde solo se necesita habilidad e instinto de supervivencia, Ikusaba era invencible. Podía suprimir toda emoción y centrarse únicamente en convertirse en la máquina de matar perfecta. Pero… En el retorcido campo de batalla de la vida escolar, no podía suprimir sus emociones a voluntad, sobre todo si estaba cerca de su hermana. Ikusaba, la Estudiante Mercenaria Definitiva, empezaba a dudar sobre pertenecer a la Desesperación Definitiva...

Los impulsos de la estudiante normal y corriente de su interior empezaban a afectar a su estado mental. A pesar de todo, la pobre muchacha siguió corriendo por los oscuros pasillos, aferrada a aquel conflicto interno. Caminaba ahora por un camino recto, sin desvíos… Un camino que unía la esperanza de Makoto Naegi y la desesperación de Junko Enoshima. 

- Mientras tanto... -

Todos en el gimnasio se habían quedado en un estado de confusión absoluta. Fukawa era una conocida escritora. Y aunque podía parecer antisocial y un poco deprimente, su asombrosa transformación la había convertido en alguien completamente distinto.  

—¿Fukawa es... Genocida Shou...? - Maizono tembló de terror mientras Shou ladeaba su cabeza y sacaba su enorme lengua.  

—¿Uuuuuuuh? ¿A qué viene este recibimiento, chicos? ¿No sabían mi identidad? ¿Me han descubierto? ¿O lo sabín desde el principio? ¿Y a qué venía el mal aspecto de la Samurái Silenciosa? - Esa actitud no le sentaba para nada bien a Fukawa... Shou. Lo de Samurái Silenciosa seguramente iba por Ikusaba. Lo que significaba que Fukawa la conocía de antemano.

Tras descubrir semejante verdad, los estudiantes no tenían ni idea de por dónde empezar. Había demasiadas cosas mal en aquel momento. Pero había algunos estudiantes, como Togami y Kirigiri, que optaron por mantener la calma y observar la situación.  

—Vamos, que alguien hable, ¿Quién le hizo a Naegi el agujerito extra? Me da igual si querían apuñalarlo o cortarle en pedazos, ¡Pero no puedo perdonar a quien sea que le haya hecho ese agujero tan feo al costado de Naegicito! - Fukawa... No, Genocida Shou hizo girar sus tijeras mientras hablaba, sus emociones y expresiones faciales no paraban de cambiar. Incluso sin las tijeras poseía un aura de peligro que hacía de ella alguien digno de temer.

—Ese Naegi en un chico joven como Makarrón es como un pájaro azul que pone un huevo de oro. Si me lo hubieran dejado a mí, lo habría matado tan bien que hasta Tyltyl y Mytyl habrían elegido la muerte. Pero ese ataque tan mal hecho ha destrozado el corazoncito y el alma del pobre Lindadaegi... - Les dijo, Tyltyl y Mytyl eran el nombre de sus tijeras.

—... - Tijeras hablando mientras Geonocida las escucha.

—¡Aunque eso también suena muy genial! ¡Pero me niego! - Dijo Shou cuando término de escuchar lo que sus tijeras decían.

—¡¿Fu-Fukawa?! ¡Nada de lo que dices tiene sentido! ¡¿Qué demonios está pasando?! - Gritó Asahina.  

La Genocida Shou apuntó a Asahina con las tijeras.  

—¿Que qué pasa? ¡Que me aburría, eso ha pasado! Esa amargada me encerró hace unos días, y cuando se quedó incosciente pensé que por fin podría volver a lo mío… ¡Y resulta que me he despertado para esto! ¡Lindadaegi lleno de sangre y yo sin enterarme de qué es lo que pasa!¡Estoy tan confusa que me herí a mí misma de la risa ¡Kieejajajajajajajajajajajaja! - Decía Shou.

Nadie parecía poder conseguir una respuesta en condiciones de Shou, así que Yamada hizo un apunte.  

—Yo he tenido que lidiar con chicas así en mis juegos de citas en 2D, pero esto no es ni comparable. Es como si para pasársela hubiera que superar el nivel Extremo... – Comentó Yamada mientras acomodaba sus anteojos.

—No puedo creer que pienses en ella como alguien digno de "pasarse" - Farfulló Kuwata. 

Estaba claro que así no iban a ningún sitio, y como en respuesta a las expectaciones de todos los demás, Oogami dio un paso adelante.  

—Mmm... Puede que esté sufriendo la agonía de la confusión. Debería intentar pararla por el momento - Comentó. 

Nada más oír eso, Genocida Shou se paró en seco, sacó su lengua de camaleón y sonrió con locura.  

—¡Oooohh! ¿Qué pasa? ¿De verdad quieres luchar contra mí, Ogro? ¡Qué pena! ¡Mis preciosas tijeras solo pueden cortar la carne de chicos lindos! ¡Las mujeres a la cocina! ¡No pienso dejar que tu asquerosa sangre ensucie mis tijeras! - Le dijo.  

—Mm... Parece que mis palabras no funcionan en un ser como tú - respondió Oogami.  

Oogami se puso en posición de combate, decidida a parar a Shou. Pero Shou, que sabía que no podía ganar en una lucha limpia, se puso en una posición rara. En una lucha normal era evidente que Shou no podía ganarle a Oogami. Pero si Shou se centraba en esquivar ataques, el resultado del combate podía cambiar. Las habilidades físicas de Genocida Shou solo eran obvias para algunos pocos estudiantes, claro está.

Las dos mujeres intercambiaron miradas hostiles mientras los estudiantes contemplaban con un nudo en la garganta. Excepto por una persona. Kirigiri estaba mirando otra cosa. Estaba mirando a Monokuma, que estaba en la esquina del gimnasio, inmóvil, emitiendo por los altavoces un ruido blanco. Había dejado de moverse justo cuando la atención de los demás se había centrado en Oogami y Fukawa. Era posible que la conexión de Madarai se hubiera cortado, pero… Un número infinito de otras posibilidades danzaban por la cabeza de Kirigiri. Se apartó el pelo con la mano cubierta con un guante negro, y continuó observando. Aunque no podía recordar cuál era su talento, era su instinto quien manejaba las acciones que estaba realizando en ese momento. Las extrañas escenas que tenían lugar delante de ella le producían auténticos escalofríos. Su mente trabajaba sin descanso para recoger un gran número de información de su enorme mar de recuerdos. Y como si se estuvieran sincronizando con las sinapsis que se creaban en su cerebro...  

Oogami y Fukawa despegaron del suelo en el mismo instante, y un fuerte impacto recorrió el gimnasio.   

Danganronpa: Trigger Happy Havoc (Otra Historia Diferente)『Terminada』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora