Cuéntame

1.5K 190 23
                                    

Define alegre.

— Estado de plena satisfacción y buen ánimo que nos invade y que generalmente tiene que ver con haber recibido alguna buena noticia, con que nos sucedió algo muy positivo que estábamos esperando con ansias, entre otras cuestiones. Cuando nos encontramos alegres irradiamos alegría y somos capaces de contagiarla a nuestro alrededor y entorno para que puedan acercarse a ese estado de satisfacción.

Define triste.

Estado anímico que ocurre por un acontecimiento desfavorable que suele manifestarse con signos exteriores como el llanto, pesimismo, melancolía, falta de ánimo, baja autoestima, en otros estados de insatisfacción.

¿Y qué sientes tú?

—No... no lo tengo claro.

— Me lo imaginé.

El cielo se teñía de un imposible azul. Ni siquiera había nubes pululando alrededor. La única sombra que les acogía, cariñosa como una madre, era la que proyectaban las débiles ramas del único árbol de la jardinera, cuyas hojas crecían esplendorosas sin ton ni sol. Podía sentir cómo el césped mal cortado arañaba su piel; como las salvajes margaritas se hundían bajo su toque. Pero lo que más le estremecía, era sentir las puntas de unos cabellos dorados como el oro, acariciando descuidadamente sus orejas. Era tremendamente surrealista; descubrir que le gustaba sentir. Al menos por el momento.

El chico arqueó una ceja muy rubia, que ella nunca llegó a ver, puesto que se entretenía jugueteando con una mariquita que se había trepado, confianzuda, a su muñeca izquierda.

— ¿Sabes?

Qué.

Es como si fueras un diccionario. Te sabes las respuestas, pero en realidad, no lo sientes. Eres extraño.

Lunática decía que él era extraño. Comenzaba a preocuparse.

Tú eres extraña. Sientes demasiado.

La contraria fijó entonces sus saltones ojos en él, curiosa, dejando de lado su preciada mariquita con tres manchas negras. Los orbes de hielo le devolvieron la mirada. No reflejaban expresión alguna. En parte, eso era un avance. Podría significar que el slytherin se encontraba relajado, así como estaba, tirado en el césped, observando el color infinito del cielo.

Me gusta tu reloj.

Ya.

¿Fue un regalo?

Le miró entonces de una forma diferente. Similar a cuando te atrapan con las manos en la masa, cuando descubre tu madre que has sido tú el que ha roto sus estimadas pertenencias. Inconscientemente, cubrió la muñeca donde yacía el reloj con la otra mano, esperando que la menor cambiara de tema al no verlo más.

— Quizá.

¿Tu madre?

No. Mi padre.

¿Y por qué un reloj?

— ¿Y por qué no te callas?

— Lo siento.

Había dicho que no iba a venir. Había decidido no llegar a las jardineras. Y entre más lo pensaba, más convencido estaba de que no perdía nada con llegar. No lograba entender qué misterios envolvían a la rubia; no encontraba una explicación lógica para explicar por qué su actitud le llenaba de una insana curiosidad; ella tenía una peculiaridad mística, tan diferente a todo lo que conocía, que no podía apartar la mirada.

Mientras él se quedaba callado sobre el césped, ella se incorporó con la ligereza de un ave, para rebuscar un botecillo de pudin de chocolate en la canasta repleta de comida que llevaba. Draco nunca hubiera podido imaginar que ella comiera tato, pues estaba extremadamente delgada y pálida. Como él.

Nunca había tenido contacto con una personalidad tan estrafalaria. Parecía como si a ella no le importara su cabello, como Pansy. Parecía que le importaba un pepinillo no encajar con un grupo de personas. Como Davis. Parecía que, en definitiva, mandaba a la mierda a todos. A su reputación, a las malas personas. Lo contrario a él. Tan contraria, que a veces un profundo sentimiento se le incrustaba en las entrañas. Abrazaba sus costillas, amenazando con romperlas. Y lo mismo con su tráquea, con su cabeza. Incomodidad. Incluso un temor muy leve. ¿Acaso Luna Lovegood sentía, como lo hacía él? ¿Es que se puede sentir un mismo sentimiento de manera diferente? Últimamente pensaba demasiado; de todo y de nada. Culparía a la escuálida rubia de ojos de rana.

— Era mi cumpleaños. — No le contestó. Ni siquiera volteó a mirarlo. Ella proseguía degustando su postre. Esto molestó un poco al rubio, y siguió, para obtener su atención. — El reloj lleva en la familia por siglos. Es la tradición. — Se ahorraría el hecho de que, teniendo diez años y un padre sumamente frívolo, recibir tal responsabilidad, era un honor. Se sentía tan bien ser su hijo...lástima que ese gozo fuera a desaparecer con el tiempo. — Lo llevará mi hijo. Y el hijo de mi hijo. Y el hijo del hijo de mi hijo.

¿Y si hay niñas?

— Se da prioridad al heredero varón.

— ¿Por qué?

Es la tradición. Él seguirá con el apellido.

— No me gustan tus tradiciones.

Nadie te obliga.

La bruja se encogió de hombros. En realidad, no le estaba dando tanta importancia, y eso exasperaba al contrario. Al final, se decidió a tomar algo de la canasta.

Tienes razón.

— Entonces no preguntes.

¿Por qué no?

No siempre te va a gustar la respuesta.

— Pero voy a saberla.

Y supongo que piensas que el conocimiento es poder.

No. Sólo soy cotilla. —Una enigmática sonrisa se le extendió de oreja a oreja a la ravenclaw. —Ahora, cuéntame más.

Si conocieras bien a Draco Malfoy, sabrías que teme a los espacios cerrados, puesto que su amorosa tía, cuando era pequeño, se alegraba al verlo llorar desconsolado cuando le encerraba en alguna habitación pequeña. Sabrías que su shampoo huele a manzana desde que tiene uso de razón, y que deteste afeitarse porque su piel es sensible. Sabrías que Blaise Zabini le hace burla de esto. Sabría que su lugar favorito es el regazo de su madre, y que tiene una pasión incontrolable dirigida a todos los caramelos con suficiente colorante y azúcar como para picarle una muela. Sabrías que, cuando pequeño, se atragantaba con el azúcar, y su padre le reprendía severamente. Gracias a eso, el pequeño Draco, aprendió a ser cuidadoso; no dejaba un rastro de azúcar por toda la cocina, se limpiaba muy bien las comisuras de la boca, y amenazaba a los desafortunados elfos domésticos que pudieran verle cometer tal atrocidad.

Al final del día, Luna Lovegood, terminó conociendo a Draco Malfoy. 



.


.


.


N/A:

Hola! Sé que mis capítulos son muy cortos, y de sólo una escena, y no sé si eso sea cómodo para ustedes...así que haré mención de eso aquí para que me lo digan.

¡Gracias por leerme! 







Un caramelo a la vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora