𝙾𝚗𝚕𝚢 𝙱𝚎 𝙿𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝 |𝐴𝑘𝑎𝑠ℎ𝑖 𝑆𝑒𝑖𝑗𝑢𝑟𝑜|

12

Pasó cerca de un mes después de ese incidente. No volví a mantener una buena relación con Shuzo ni quise hacerlo, poco a poco sentía como mi hermano me decepcionaba.

—Hoy mi padre no estará. —Seijuro recarga su barbilla en mi hombro, ambos mirando el paisaje que daba su jardín. Desde el balcón de su habitación se veía hermoso todo. —Se fue de viaje toda la semana, puedes quedarte a dormir.

—¿Qué haces cuando tu padre se va de viaje? —pregunto sorprendida. Él me mira.

—¿A qué te refieres?

—¿No sientes la mansión un poco sola?

—Me he acostumbrado. —cierra los ojos, apreciando el momento. —Aunque no está nada mal estar contigo aquí.

—Creo que opino lo mismo. —cierro los ojos y disfruto del viento.

—Por cierto... —acaricia mi mejilla. —¿Estás mejor? Tu mejilla ya no tiene marca. —tensa la mandíbula. —Si me hubieras dejado habría mandado a un par de personas a saludar a tu hermano.

El día siguiente del incidente con Josuke, Seijuro casi se vuelve loco al ver la pequeña marca que dejó mi hermano y estuvo por mandar a llamar a toda su seguridad para que fueran tras de Josuke, pero lo convencí de que no lo hiciera.

—Estoy bien. Ya no duele.

—Hay otras cosas que duelen más, Nao. Y siento que estás lastimada del corazón. —me abraza un poco más. —Conmigo nunca te sentirás así, yo te cuidaré y te querré. —besa mi mejilla. —Prometo nunca hacerte daño.

—Siento que cada día se me hace cada vez más imposible separarme de ti, pelirrojo. —recargo mi frente en su cuello. —Admito que me encanta estar contigo. Seijuro... yo... —me sonrojo levemente. —Me gustas.

—A mi también me gustas. —refuerza su agarre.

—Te quiero, Seijuro. Nunca creí que serías la primera persona de la que me enamoraría.

—Ese comentario no me gustó del todo. —gira mi cuerpo, ahora me miraba directamente a los ojos. —Espero que no haya segunda persona.

—Dependerá de ti, pelirrojo. —lo abrazo un poco más. —Te quiero.

—Yo también, Naomi. —acaricia mi mejilla. —Déjame quererte.

Sus labios acariciaron los míos delicadamente, cada vez que me besaba de esta manera sentía mi estómago querer gritar de emoción, a mi corazón querer salirse para correr tres vueltas a la mansión y a mi cerebro desconectarse por completo, disfrutando la sensación que me brindaba cada tacto de él sobre mi persona.

Seijuro deja un último beso y se separa de mí.

—Vamos a ver la tarta de nata.

—Tú solo quieres comer chocolate. —me quejo. Lo escucho reír.

¡Me encanta su risa!

Seijuro se adelanta a la cocina, yo entro segundos después para verlo con el pastel sobre la isla de la cocina.

—Sherr. —llama Seijuro, la muchacha que estaba presente lo mira.

—Diga, joven Akashi.

—Diles a los empleados que estén que Naomi preparó una tarta de nata. —dice él abrazándome por los hombros. —Pueden tomar un pedazo si quieren.

—Gracias joven. —sonríe con los ojos cerrados. —Les diré a todos.

Y sale de la cocina.