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El cielo estaba a favor de mi maldito humor triste. Era el último día de la WinterCup y seguía metida en mi cama, las cortinas cerradas y el celular en silencio. No tenía ánimos para absolutamente nada me sentía devastada y muy, muy triste. Algo dentro de mí volvía a emerger con miedo frente a la presencia de Seijuro, y no era algo bueno... tenía que superarlo y dejarlo ir.

Superarlo y dejarlo ir.

Sonaba tan doloroso si quiera pensarlo. ¿Cómo era posible que pudiera sentir un dolor tan grande como este? Al mismo tiempo el amor más grande que he sentido por una persona.

Yo lo hubiera dado todo... Seijuro... todo por ti.

Un par de golpes en mi puerta me hace respingar, segundos después entra mi madre a mi habitación. Quise fingir estar dormida pero... a ella era a la única que no podría engañar.

—¿Sabes? Siempre quise mantenerme al margen de la vida privada de mis hijos. —murmura con cariño. La cama se hunde cerca de mi lugar. —Quise darles una buena vida y darles un techo, comida y todo lo que necesitaran. Creí que al irme a trabajar mucho podría protegerlos más pero siento que he sido la peor madre.

Poco a poco lágrimas caían por mis mejillas una vez más, no pude evitar sollozar debajo de mi colcha como una niña escondida. Me sentía tan vulnerable en estos momentos.

—¿Cómo puedo siquiera llamarme madre? Cuando me doy vuelta veo que mi hija ha querido lastimarse a sí misma... a su propia vida. —su voz se corta. —Que mis hijos ni siquiera se dirigen la palabra y que Shuzo no quiere saber nada de mí. —mi propia madre solloza. —No quería hacerles daño, enserio que no.

—Todo está bien madre. —susurro tomando su mano.

—Puedes hablar conmigo, Naomi... —me pide. —Dime... ¿Qué es lo que te sucede?

—Madre... —murmuro cerrando los ojos. —Es solo el simple tema del amor. Tuve que aprender por las malas... —siento mi corazón hacerse pequeño. —Yo realmente lo amaba... y él, él cambió.

—No es un simple tema, resulta ser uno muy importante. —sorbe su nariz. —Uno que puede lastimarnos con tanta facilidad pero con tanta profundidad.

—No fue solo este chico... fue todo. Shuzo se mudó... y lo extraño mucho. —susurro con tristeza. Mi madre acaricia mi cabello.

—¿Quieres irte a Estados Unidos? —pregunta de repente. Me sorprendo.

—¿Estados Unidos? Yo... —desvío la mirada. ¿Huir hasta del país?

—Sé que serías muy feliz a lado de tu hermano. Él siempre sabe cómo hacerte sonreír. —alaba ella. Hago una mueca de tristeza.

Lo extrañaba a horrores.

—No lo sé... debo pensarlo. —susurro.

—Piénsalo bien. Lo que sea mejor para ti, lo cumpliré. —mi madre me da un beso en la frente. —¿No irás a ver el partido de tu amigo?

—Shintaro... —niego y me hago bolita en mi cama. —...Va a ganar el tercer lugar, estoy segura.

—Debes apoyar a tus amigos. —regaña. —Y no me importa si ese ex novio tuyo estará ahí, debes enfrentarlo, Naomi. Ahora párate, báñate, vístete y ve a gritar por tu amigo.

—Tal vez tengas razón madre. —suspiro y me quito la colcha de encima. —Algo es algo.

Un baño y veinte minutos después ya estaba en camino al estadio donde se presentarían las últimas escuelas para jugar baloncesto.

𝙾𝚗𝚕𝚢 𝙱𝚎 𝙿𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝 |𝐴𝑘𝑎𝑠ℎ𝑖 𝑆𝑒𝑖𝑗𝑢𝑟𝑜|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora