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Un chasquido se escuchó en la habitación después de un largo rato de silencio, TaeHyung estaba buscando entre su armario lo que más encajara en la fiesta de SeokJin, pero que al mismo tiempo destacara de entre las demás personas.

El problema es que no sabía qué ponerse de tanta ropa que tenía.

Antes de que la clase de inglés llegara a su fin, NamJoon se dejó persuadir por él y aceptó acompañarlo a la fiesta, se le vio un poco nervioso e incómodo, pero Tae le aseguró que no lo dejaría solo en ningún momento. Así que con una lentitud y una mirada analítica digna de un tipo de TOC, el castaño elegía las prendas de esa noche.

—No sé por qué estás esforzándote tanto esta vez—comentó Park JiMin, quien había llegado como dos horas antes listo y dispuesto; estaba recostado en la cama de Kim mientras leía una revista de cultura y deportes—. No sé, nunca te habías tomado más tiempo del necesario en arreglarte—sus ojos se regresaron a su amigo que se miraba al espejo probándose por encima una camisa de rayas.

—Sólo quiero verme bien—su excusa no sirvió de nada, es más, el pelinaranja se sentó y entrecerró los ojos empeñado en interrogar cual policía malo de película.

—Tae, sé sincero conmigo—pero antes por la buenas—. ¿Esto lo haces por NamJoon hyung?

Buena pregunta, JiMin. TaeHyung rascó el cuero cabelludo con culpabilidad y gruñó. No podía seguir así, necesitaba hablar con alguien y YoonGi no era una opción, pues era el principal autor de lo que estaba viviendo.

—JiMin, me siento la peor basura del mundo—confesó, y la muestra de preocupación del chico de mejillitas redondas le hizo suspirar con paz, podía confiar en Park.

—Entonces sí es por NamJoon—susurró.

—Si las cosas terminan mal no voy a poder vivir con eso. Es muy atento cuando me habla y su mirada me sigue poniendo incómodo; no incómodo desagradable, un incómodo ¿diferente?—la confusión era evidente en su rostro y en su tono de voz.

—Pero...—JiMin inquirió curioso.

—Pero—tragó con dureza y le dio la espalda para verse al espejo—, tal vez esté empezando a gustarme—susurró.

—Ay por Dios—Park abrió los ojos con sorpresa.

—¡Pero sólo un poquito!—exclamó rápido.

No era para tanto, eso pensaba TaeHyung. Quizá incluso sólo es un efecto secundario de su verdadero propósito. Simplemente tenía que cumplir la lista, salir con NamJoon y demostrarle a YoonGi que él no escribía basura como este pensaba. 

—¿Y luego qué?—el pelinaranja se cruzó de brazos y le miró serio—. ¿Qué harás después con NamJoon hyung? ¿Lo dejarás solo como los demás y le harás sentir mal?

El castaño hizo un mohín y fue a sentarse frente a Park olvidando por completo las perchas de ropa que había seleccionado para decidir que llevar.

—Pues claro que no, y tampoco quiero terminar con él por la culpa.

—Tae—dijo en tono severo—, tú sabes perfectamente qué hacer para detener esto.

El castaño dejó caer la cabeza con rendición; claro que lo sabía, tenía tiempo y aún podía hacerlo. Le importaba NamJoon más de lo que él mismo creía. Asimismo, caer en algún tipo de síndrome (como el de Florence Nightingale), no era su intención, una opción o una solución.

—JiMin...—su tono parecía cansado.

—Kim TaeHyung, decídete de una vez; es tu orgullo o Kim NamJoon.

How to have a date in 10 stepsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora