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TaeHyung terminó por reordenar su habitación y aunque eso lo mantuvo distraído por cierto tiempo, la verdad es que el sentimiento de preocupación volvía para atormentarlo.

NamJoon hyung le pidió que se vieran y por más que quisiese engañarse a sí mismo, sabía que su evidente preocupación se debía a ese mensaje de texto tan crudo. Ni siquiera sabía por qué, pero desde antes de salir de casa se preparó mentalmente para lo que sea que estuviese a punto de pasar. 

Se sentía como niño en la sala de dirección a punto de que sus padres llegaran y le retaran por su mal comportamiento. Y si lo pensaba seriamente tampoco es que recordara que haya hecho algo como para sentirse así, o en todo caso, algo como para que NamJoon le pidiera verlo. El castaño negó un par de veces mientras mordía la piel de alrededor de sus uñas. Por dios, en las películas un "tenemos que hablar" o "podemos vernos" significan mal presagio.

La campanilla lo despertó de esos pensamientos al entrar al pequeño local de comida y fue precisamente ahí cuando las cosquillas del nerviosismo hicieron atrocidades en su barriga.

El semblante serio y ansioso de Kim NamJoon le hizo suspirar preparándose por enésima vez. TaeHyung caminó decidido hasta la mesa y cuando por fin estuvo ahí tomó asiento frente a él.

—NamJoon hyung—Tae expulsó el aire retenido en sus pulmones y abrió la boca una vez más, pero antes de que incluso pudiera pensar en algo más que decir, el moreno deslizó esa pequeña hoja arrugada que creyó haber echado a la basura.

Su insegura mano la tomó y de inmediato la desdobló. Su terror acrecentó y el sólo ver su letra medio chueca y los borrones lo confirmó.

—¿Dónde obtuviste esto?—susurró desviando la mirada por la culpa.

—Después de que saliste del baño, lo dejaste caer.

¡Qué tonto! Él mismo había hecho que esto ocurriera.

—Hyung—el castaño respiró profundo y la manía de enrollar sus cabellos se apoderó de él—, no es como tú piensas que es.

—¿Ah sí? ¿Y qué se supone que estoy pensando para que digas eso?

El tono calmado del mayor no hizo más que obligarlo a apartar la mirada de nuevo; NamJoon estaba asustado y aún cuando no supiera qué hacer para aliviar ese temor, quería que lo dejara de ver de esa forma porque estaba tan asustado como él. Pasó tiempo suficiente con él como para sentirse afectado por culpa del mayor, lo suficiente como para saber que era mutuo.

—Deja de hacer eso y mírame—NamJoon tomó su mano y la alejó de sus mechones cafés—, sé que cuando estás nervioso juegas con tu cabello.

Los redondos ojos del castaño se estancaron en los propios de NamJoon. Sabía que era su fin, no había otra excusa como para escaparse y huir de nuevo.

—TaeHyung, sólo quiero que me digas la verdad—el moreno carraspeó y bajó la mirada por un momento, aún sin soltar la mano del menor—. Mi nombre...  escribiste mi nombre aquí, ¿por qué?

TaeHyung respiró hondo y dejó caer sus hombros resignado. Ha cometido muchos errores y no haber desaparecido esa lista desde el primer momento fue el peor de todos. Debió hacer caso a Min y olvidarse por un momento que una hoja de papel con unos cuantos pasos a seguir no eran la respuesta a todo; sobre todo cuando intentas jugar a ser Cupido.

—Yo... Esto era para YoonGi hyung y...

NamJoon arqueó una de sus cejas—, ¿y?

—Después de mostrársela él la rechazó porque dijo que era poco creíble—levantó la mirada y el tono de voz irritado le hizo entender a NamJoon cuánto aprecio tenía el menor por lo que hacía—. Sólo quería demostrar que estaba equivocado. Me dijo que si lograba salir contigo me creería.

How to have a date in 10 stepsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora