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Las vacaciones de medio año estaban a punto de empezar; diez gloriosos días que los estudiantes y los maestros usaban a conveniencia propia. Faltaba poco para que acabaran las clases, y la única persona que no estaba rebosando de felicidad debido a ello era Kim NamJoon.

La apacible paz con la que había empezado ese semestre se vio derrumbada poco después de que los exámenes de la segunda mitad llegaran a su fin. Siempre había sido un muchacho amante de las buenas narrativas que abría la boca sólo para decir por favor y gracias. Y tan pronto como "el buenos días, NamJoon hyung" salió de la boca de ese castaño con sonrisa cuadrada y dientes perfectos no pudo evitar levantar la mirada y responder al gesto. Era educado, sí, pero no fue sólo por eso que respondió.

Tenía conocimiento de la popularidad que gozaba Kim TaeHyung y el sólo ponerse a pensar que después de llevar la misma materia por un tiempo, se sorprendió que le dirigiera la palabra por primera vez, y es que no se detuvo mucho a pensarlo en ese momento.

El ambiente pésimo era el mismo de siempre, las voces jóvenes peleaban con el ruido de los cubiertos siendo manipulados para ver quién era mucho más escandaloso, era martes y la bandeja de comida sobre la mesa ni siquiera fue tocada. Por un mes entero dedicó sus noches a consultar con la almohada, mientras que en el día se devanaba los sesos por encontrar algo que lo animara a ir en busca del menor.

NamJoon suspiró y tomó el libro que jaló del estante del estudio aquella mañana sin antes ver el título.

Frunció el ceño. Allan Poe no es precisamente lo que leería, quizás su madre —una amante de la literatura del escritor— lo dejaría perdido ahí; vaya, con tantas vueltas que dio su mente habrá tomado el poemario de su madre en lugar de su libro. Echó un ojo a unas cuantas páginas con poco interés, hasta que un título corto con un poco más de cuatro estrofas le llamó la atención. Annabel Lee.

Un amor que comenzó hace mucho en "un reino junto al mar", él describe su amor por una mujer llamada Annabel; su amor era mutuo y tan grande desde jóvenes que incluso los ángeles estaban celosos de ambos, es por ello que murió. A pesar de eso, el narrador cree que sus almas continúan unidas, cada noche sueña con ella mientras se recuesta sobre su tumba junto al mar y ve el brillo de sus ojos en las estrellas.

Trágico.

Tan trágico y romántico al mismo tiempo.

—Oye—la desconocida voz lo obligó a salirse del mundo de Poe, levantó la mirada y los rasgados ojos cual felino atraparon a los suyos.

El pequeño pero intimidante muchacho de tez blanca se sentó frente a él, tan serio como siempre—. No nos conocemos, soy Min YoonGi.

NamJoon hizo una mueca—. De hecho...—su voz fue perdiendo volumen.

—No me digas que...

—Me pediste ayuda en álgebra.

Sin importar cuanta altura tuviese a su favor, o lo inteligente que fuera nunca lograba ser recordado.

El pelinegro sacudió su cabeza para despabilar—. Hay algo más importante que eso. TaeHyung.

Claro, Kim TaeHyung.

Su mayor distracción en el mundo. La persona que amaba con locura y que por culpa del miedo no había podido siquiera tratar de acercársele.

How to have a date in 10 stepsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora