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La lluvia se calmó, ahora sólo eran pequeñas gotas cayendo sin tanta prisa como antes. TaeHyung estaba recostado en el umbral de la puerta de su habitación, su rostro serio y los brazos cruzados eran signos de intimidación para cualquier persona, excepto para Myeong.

La rubia descarada se paseaba cómoda en su cuarto, a veces tomando algún objeto del buró o de los estantes para echarle un vistazo y regresarlo. El castaño la observaba atento y cuidadoso, después de la advertencia que recibió no era una casualidad que ella estuviera esperándolo en su casa.

Sabía que su madre la había hecho pasar sólo por educación y porque quería evitarle más problemas en la escuela, aunque no sabe cuánto le ayudaría eso sabiendo que las intenciones de la muchacha no eran llevarse bien.

Ella le sonrió inocente y se encogió de hombros.

—¿Qué quieres?—Tae se adentró y se plantó frente a ella; estaba cansado, siempre que todo marchaba bien para él tenía que aparecerse el demonio en persona y derrumbar su felicidad.

—No es necesario que te pongas a la defensiva—juguetona le picó el brazo.

Tae le miró con cansancio, si no supiera como es ella no tendría porqué actuar de esa manera; simplemente quería dejar de lado sus diferencias y acabarla ahí, no es necesario tanto alboroto por algo que a simple vista, era ridículo.

—¿Sólo eso vienes a decir?

A TaeHyung le dio igual y se concentró en levantar el desastre que tenía en su habitación, empezando por recoger algunas prendas de ropa; en cambio, MyeongSuk le miró molesta por la clara falta de atención que estaba obteniendo. 

Cuando el castaño estuvo lo suficiente distraído en el armario, ella aprovechó para buscar detalladamente cada rincón de los cajones del buró—. ¿Qué es esto?—susurró. La rubia sacó una pequeña hoja doblada perfectamente en cuatro partes, se notaba desgastada y manchada por el marcador fluorescente color celeste.

—¿Qué haces?—la voz curiosa a su espalda le hizo sobresaltar.

Se giró con cuidado y cruzó los brazos detrás de su espalda con fingida ingenuidad—. Nada—encerró la hoja de papel entre su puño como le fue posible y caminó hasta la puerta de la habitación—, deja de preocuparte, ya me voy si eso es lo que quieres.

Kim frunció el ceño, parecía empeñada en quedarse ahí y de repente estaba despidiéndose de él tan calmada y relajada. Le regaló una última sonrisa y salió de su habitación con brinquitos y tarareando.

Un repelús recorrió su cuerpo, algo andaba mal.

Aunque parecía desesperado por hablar con YoonGi, su orgullo y enojo no se lo permitieron

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Aunque parecía desesperado por hablar con YoonGi, su orgullo y enojo no se lo permitieron. Quizás estaba exagerando la situación, pero creía que era injusto que lo hubiese usado como experimento, o como él le había dicho.

"Era una lección, por tu bien"

—¿Por mí bien?—masculló en un susurro al recordar las palabras de su hyung.

TaeHyung creía que tenía derecho a enojarse simplemente por haber sido engañado, tal vez y estaba siendo un egoísta, porque NamJoon también estaba implicado en todo y claramente él no tenía absolutamente nada de culpa.

Estaba en la escuela, con un clima soleado a comparación de los días anteriores; su clase de historia no parecía tan interesante y divertida como siempre había sido. La visita de MyeongSuk lo tenía estresado desde ayer que salió de su casa y no había parado de pensar en todo lo que pudiera pasar si ella hacía de nuevo otra locura.

Se preguntaba si sólo estaba pasando un mal momento de adolescente, pero incluso esa palabra se quedaba corta con semejante telaraña de mentiras que había dicho al principio. Se sentía confundido porque no sabía si lo que sentía era por todos los momentos que había creado y compartido con NamJoon, o simplemente era Min YoonGi quien había alimentado su negativismo de manera arbitraria.

El timbre retumbó en sus oídos y como si de estar en automático se tratara, se levantó de ahí tomando sus cosas para dirigirse al baño. Parecía un zombie, ni siquiera se daba cuenta de las personas que le saludan y que apenadas bajaban la mano por no obtener el saludo de regreso.

Tiró su mochila a un lado y abrió el grifo para lavarse el rostro debido al sueño y al cansancio de la noche en vela que pasó.

Se miró al espejo e ignoró las oscuras machas de debajo de sus ojos. Ahora estaba seguro lo que se sentía gustar de alguien, ¿pero esos sentimientos eran reales? Ahora mismo estaba tan inseguro.

El ruido al jalar del inodoro se escuchó.

—TaeHyung—tragó duro al escuchar su nombre venir del hyung listo. 

—Ey, NamJoon hyung.

El Kim mayor lavó sus manos y al terminar se acercó al castaño, le observó por un rato más hasta que acarició su mejilla llegando a las ojeras que marcaban la bonita piel de su dongsaeng—. ¿Estás bien?—su corazón le recordó que seguía vivo al sentir su palpitar acelerado con tan sólo escuchar el tono intranquilo del mayor.

Tae suspiró, mostró una sonrisa sincera; por supuesto que eran reales. Estaba preocupándose por cosas innecesarias que no se dio cuenta de algo importante, NamJoon; su demasiado callado, extraño y poco accesible hyung. Él le hacía sentir nervioso, atontado, feliz y...

—Hyung, estoy enamorado de usted.

Las voces detrás de la puerta se hicieron más fuertes y NamJoon como mero acto de reflejo tomó a su menor y ambos se escondieron en un cubículo cerrando con pestillo rápidamente.

Tae sobre el regazo del moreno recargó su frente con la del mayor—. Esto es incómodo—susurró divertido.

Las personas que entraron no tenían idea de ellos, sólo hablaban escandalosamente—. ¿Qué idiota dejó su mochila aquí olvidada?

—Mejor déjala, alguien vendrá a buscarla.

El castaño infló las mejillas aguantando las ganas de reír y NamJoon queriendo evitar que los descubrieran, abrazó al menor de la cintura y lo besó antes de que una carcajada escapara de él; eran tan osados que el punto inicial del beso no tendría sentido si ambos empezaban a hacer ruiditos por lo bajo.

TaeHyung lo abrazó por el cuello y NamJoon reforzó su abrazo—. No te muevas, niño de la luna—susurró aguantando su respiración—. Un accidente puede ocurrir.

How to have a date in 10 stepsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora