Maratón (2/?)

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La cómoda cama en la que hace unos momentos me encontraba durmiendo estaba hecha un desastre y la verdad era lo de menos ya que un estúpido chico de cabellos dorados entró a mi habitación cuando estaba por dormir.

Planeaba solo darle simples besos pero todo se fue a la mierda cuando comenzó a quitarme la pijama y yo también quite el traje que para estos momentos ya estorbaba.

Me encontraba jadenado de rodillas con la cara ardiendo sobre la cama. Frente a mí estaba el chico que desde hace ya unos días estaba tragandome entero.
Levanté mi vista un poco y pude observar como Jimin me miraba con los ojos llenos de deseo mientras acercaba más su miembro a mi boca.

Le sonreí burlón y saqué un poco mi lengua para comenzar a darle leves lamidas al glande. Estaba dulce, ah joder este hombre me volvía loco.
No pude contenerme más y metí todo su falo a mi boca para después comenzar a mover mi cabeza.
Lo hacía lento, tratando de disfrutar su enorme y palpitante polla entre mis delgados y pálidos labios.

Escuché que el rubio gruñó molesto y dirigió una de sus manos a mi cabello para después agarrarlo bruscamente y comenzar a mover mi cabeza más rápido. Mi orgullo quería reclamarle que no me tratara como una perra pero su miembro en mi boca era simplemente el paraíso.

Su miembro llegaba hasta el fondo de mi garganta produciendo leves arcadas lo que el noto haciendo que mis labios se separaran de aquel tan delicioso miembro.

-¿Qué mierda...?.- no pude seguir hablando ya que Jimin me tomó por los hombros y me tumbo bruscamente en la cama, haciendo quedar con una mejilla pegada a las sábanas y el culo bien alzado.
Estaba tan desesperado por sentirlo dentro que cuando sentí como metería sus dedos en mi entrada, lo detuve.

-Dejate de estupideces y solo entra ya.- gruñi molesto provocando que el mayor diera una fuerte nalgada a mi trasero, haciéndome chillar del dolor.

-¿Cuántas veces debo repetir que no me des órdenes?.- no respondí nada ya que posiblemente se volvería loco y me dejaría inválido durante días.

Escuché como rompía un plástico rápidamente y me di cuenta que estaba poniéndose un condón.
Al principio me parecía algo inecesario ya que respeto el malito contrato y no eh tenido sexo con nadie aparte de Jimin, pero después caí en cuenta de que tal vez él si estuviera con más personas aparte de que podía tener un bebé de este idiota y yo no quiero un bebé ahora ni mucho menos una enfermedad.

Sentí como su glande comenzó a abrirse paso en mi entrada y pequeños gemidos de dolor salieron de mi boca.
Cuando toda su extensión estuvo dentro se quedó quieto unos momentos, los cuales agradecí porque su miembro era grande y aún no podía acostumbrarme a ello.

Moví mis caderas lentamente ya acostumbrado a su tamaño. Jimin entendió que estaba listo y comenzó a moverse dentro y fuera de mí.
No había ninguna pisca del silencio que hace segundos atrás reinaba. El sonido de nuestras sudorosas pieles chocando y nuestros gemidos parecían una adorable melodía que, después de un mes, seguían pareciendo la mejor del jodido mundo.

Las estocadas comenzaron a aumentar de velocidad haciéndome perder la cordura y gemir alto. El de cabellos dorados comenzó a dejar pequeños besos en mi espalda provocando que en su tacto mi piel comenzará a arder de una manera maravillosa.

Sus embestidas comenzaron a tocar ese punto tan delicado para mí provocando una electricidad indescriptible sobre mi cuerpo.

-J-jimin...voy...a...- no termine de hablar cuando sin esperar más mi orgasmo llegó sacándome un frutal chillido. Un par de embestidas más y el de cabellos dorados gruñó mi nombre llegando así a su propio clímax.

Propuesta...»JimSu«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora