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Era un hermoso día en ese magnífico parque, los rayos del sol no eran muy fuertes y había una brisa fresca que hacía bailar las ramas de los árboles. Jungkook respiró profundamente sintiendo la brisa en su rostro y escuchando el canto de los pájaros quienes volaban libremente por el cielo. Era domingo y Jungkook acordó en verse con Yoongi en aquel parque para ir a comer algo, vió un espacio muy bonito y tranquilo el cual estaba adornado con arbustos llenos de flores y una fuente medianamente grande en el centro.

Fue allí y se sentó en un banco hecho de cemento pulido teniendo vista directa a la fuente, suspiró mientras veía el agua caer de forma algo estruendosa pero no molesta. Sus orejas de lobo se agacharon en señal de estar un tanto desanimado, hace un tiempo se sentía algo decaído y no sabía exactamente cuál era la razón, solo podía decir que se sentía algo triste, quizás era sus hormonas adolescentes afectándolo. Cerró los ojos un momento tratando de relajarse, pero sus orejas se pusieron rígidas cuando escuchó un ruido no muy lejano que le indicaban que alguien más había llegado a aquel lugar, no era Yoongi, conocía el aroma de su amigo omega, era alguien más.

Aún no abría los ojos, pero instintivamente empezó a olfatear el aire buscando conocer el nuevo aroma que hacía picar su nariz, con el ceño fruncido empezó a distinguirlo, era dulce, pastel de vainilla con fresas y crema. Se relamió los labios sintiéndose atraído por aquel aroma y abrió los ojos para buscar a la persona que lo poseía, el agua de la fuente que caía hacía que no pudiera ver correctamente a la persona del otro lado, aún con el ceño fruncido inclinó un poco el cuerpo hacia un lado y su corazón dio un vuelco cuando sus ojos oscuros captaron lo que había al otro lado.

Era un lindo chico, omega claro estaba, de cabellos rubios muy claros, casi tirando al blanco, unas adorables orejitas de conejo, piel pálida, labios esponjosos y rosados, tenía un libro entre sus manos y parecía completamente sumergido en la lectura. El animal interior de Jungkook empezó a saltar de felicidad, y Jungkook lo exteriorizó moviendo levemente su cola en señal de regocijo, Jungkook estaba tan concentrado en aquel lindo omega conejo que no se dio cuenta de la llegada de Yoongi.

- ¡Jungkook! - El nombrado dio un brinco y gruñó en dirección a Yoongi por instinto - No me gruñas lobo pulgoso - le pellizcó el brazo sin hacerle mucho daño.

- ¡No soy pulgoso! - frunció los labios mientras levantaba su muñeca dejando a la vista del felino una pulsera verde fluorescente - mi mamá me compró la pulsera antipulgas hace una semana, así que estoy limpio - dijo mientras inflaba su pecho con orgullo.

- Entonces eras pulgoso hace una semana - Jungkook miró mal a Yoongi, quién se empezó a reír en cara del alfa - Ya ya, lo siento - dijo mientras paraba de reír.

Para conseguir el perdón de Jungkook empezó a rascar tras sus orejas de lobo, las cuales estaban cubiertas de un pelaje negro y suave. Jungkook no quería ceder, su orgullo no se lo permitía, pero seguía siendo un lobo mimoso y resistirse le era prácticamente imposible, no duró mucho para que Jungkook empezara a mover la cola alegremente con sus ojitos cerrados y una leve sonrisa satisfecha. Las personas que pasaban a su lado les miraban raro, juzgando el hecho de que una presa omega se juntara y tratara de esa forma con un depredador alfa, pero Yoongi no hizo caso y siguió consintiendo a Jungkook.

- Ya, basta de mimos Firulais - Yoongi escuchó un quejido lastimero salir de los labios de Jungkook - vámonos o no llegaremos a almorzar - Jungkook asintió levantándose de la banca.

Jungkook pudo notar que aquel chico con orejas de conejo seguía allí, al parecer no se había percatado ni de la presencia de él ni de Yoongi, de seguro debido a lo inmerso que estaba en el libro. Jungkook frunció el ceño al sentir como su lobo le ordenaba ir a dónde él, olfatearlo de cerca.

Sweet Bunny _ K O O K M I NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora