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La semana pasó volando a opinión de Yoongi, con ello nada relevante, si bien Jungkook le había dado un regalo de cortejo a Jimin, este se la pasó el resto de la semana evitándolo y por ende todo progreso que el lobo intentase se retrasaba, debido a que el omega no lo dejaba avanzar. Esto era frustrante para Jungkook, pero si algo caracterizaba al lobo era su naturaleza perseverante, no se iba a rendir porque el omega lo evitase por los pasillos, pero tampoco lo iba a forzar a hablar con él, hasta cierto punto, Jungkook justificaba al conejito, diciendo que al ser un depredador que apenas conoce y de buenas a primeras le ofrece cortejo, es completamente normal estar asustado.

Yoongi suspiró estirandose sobre la grama que picaba a través de su franela, miró como Jungkook y Taehyung tenían una pelea en sus formas animales, todo por el último Hot Dog, era estúpido.

— ¿Y si nos lo comemos nosotros y ya? — Preguntó Namjoon con humor. Yoongi bufó.

—Eso es guerra sentenciada, te van a matar. — Miró a Namjoon quien estaba sentado en una de las sillas en lugar del pasto.

—Que lo intenten. — Respondió con suficiencia, Yoongi viró los ojos con una sonrisita.

—Alfas...— Murmuró con fingido desdén. — Se creen mucho pero no son más que idiotas. — Dijo a Jin. Namjoon gruñó provocando la risa de Yoongi.

Ninguna presa se atrevía a tanto, una presa común ni siquiera era capaz de mirar a los depredadores a los ojos, Yoongi no tenía nada que temer, pues tenía la certeza de que sus amigos no le iban a hacer nada.

— ¿¡Por qué tanta bulla!? — Una voz aguda llamó la atención de los adolescentes en el patio.

Yoongi miró a la madre de Jungkook aparecer por la puerta corrediza con el ceño fruncido, su mirada enfadada cayó de inmediato en el lobo y el tigre, quienes aún en sus formas animales fueron a refugiarse tras sus queridísimos omegas, es decir, Jin y Yoongi.

— ¡Por dios muchachos! Saben bien que transformarse en casa es peligroso, además, ¡Hacen mucho escandalo! Los vecinos van a reclamar. — La omega fijó los ojos en su hijo, su mirada entrecerrada podría someter a cualquiera, era intimidante. — Cachorro, ven acá. — Jungkook chilló mientras agachaba las orejas, renuente a obedecer. — Jeon Jungkook...— Advirtió, el lobo acabó por acercarse.

Yoongi prestó atención a medias al regaño de la señora Jeon, pues no estaba gritando y por el tono que usaba al parecer no quería que se les escuchase, por lo que tampoco agudizó el oído no queriendo inmiscuirse. En algún momento, la señora Jeon volvió a su sonrisa cálida habitual y con una caricia a la cabeza peluda de su hijo volvió adentro de la casa, no sin antes decirles a todos que se comportaran. Jungkook con cierto deje de arrepentimiento fue con las orejas gachas donde Taehyung y dio un par de lamidas a su cabeza como disculpas, ambos amigos se reconciliaron en cuanto el tigre le devolvió el gesto.

Volvieron a sus formas humanas en un proceso bastante rápido debido a lo habituados que estaban a ello, Taehyung estiró los brazos con un quejido pero una sonrisa resplandecía en su rostro, los colmillos que la enmarcaron retrocedieron volviendo a su tamaño normal, Jungkook por su parte una vez volvió a sus dos manos y piernas solo tronó su cuello y movió la mandíbula ayudando a sus huesos a reacomodarse.

—Hey, idiotas. — Ambos alfas se volvieron.

Yoongi les aventó los pantalones que habían perdido en el proceso, la ropa interior y las camisas podían darlas por perdidas. Jungkook y Taehyung atajaron las prendas con sonrisas de agradecimiento he iniciaron una pequeña platica mientras se vestían.

Yoongi bufó una sonrisa mientras desbloqueaba su celular, a los segundos una notificación emergió, sus ojos leyeron el nombre del remitente junto a su breve mensaje, incrédulo pinchó en la notificación y leyó una vez más.

Sweet Bunny _ K O O K M I NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora