12. Dinero

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Le dolían los nudillos, nunca había golpeado el rostro de alguien tantas veces, y no le importaba el cuerpo ensangrentado bajo el suyo. Adam seguía golpeando cada vez con menos fuerza, pero con el mismo ritmo, impidiendo que su oponente se atreviera a responder.

—¿Dónde —Golpe— está —Golpe—Luka? —Sus nudillos ya estaban empapados de sangre y su lobo aullaba cada vez más fuerte dentro de él. El dolor de perder a su pareja poco a poco estaba matándolo.

Habían pasado dos días desde que Luka desapareció de casa. No dejó ni una simple nota. Se esfumó en una noche y él no paró ni un segundo de buscarlo. Ni siquiera en las noches el calor de sus sabanas lo impulsaba a dormir, sus pensamientos lo asfixiaban con la culpa de haber perdido al guepardo. Le dolía el hecho de ya no poder sentir el lazo con el felino, ya no sentía su miedo ni su alegría, estaba mortificado con ello.

Esa mañana cuando estaba buscando en el departamento de Luka por quinta vez pudo ver al oso. Aquel  aroma era el que cubría a Luka cuando se conocieron, por eso se descontroló y se lanzó a él con golpes, exigiendo una respuesta que quizá el hombre no tenía. Sin embargo, el oso era muy resistente y ni siquiera con los ojos casi cerrados perdía la consciencia.

—¡Detente ya! —Kaspar estuvo a su lado en toda su búsqueda. Siempre había sido alguien atento a sus amigos, no iba a dejar que Adam se desmoronara ante la pérdida de su pareja— ¡fue tu culpa y ya! —Debió suponer que hasta el alma más noble guarda secretos.

Adam se detuvo de golpe, su puño en el aire con gotas de sangre escurriendo de sus nudillos. Se levantó imponiendo su altura sobre la de un Kaspar que le restaba una cabeza. Por más que el lobo café temblara por dentro se mantuvo firme ante la mirada potente y acusadora del cambia formas lobo gris.

—Iba a escapar solo —Kaspar podía guardar  secretos, tenía muchos dentro de aquella sonrisa bondadosa. Él nunca iba a decir lo que ocurrió en realidad porque sabía que Luka no pertenecía a la manada y que el capricho de Adam estaba lastimando al guepardo. Pensaba callar durante mucho tiempo más, pero ver a su amigo a punto de matar a otra persona le hizo dudar—. Nick le explicó lo peligroso que era, que  siendo pareja del próximo alfa de la manada entonces cualquiera podría tomarlo y pedir dinero por su seguridad. Nick le ofreció cuidarlo.

—¿Sigues escondiéndome cosas? —Adam tomó a su amigo del cuello y lo elevó en el aire, con una sola mano, enseñándole que podía partirle la garganta si así quisiera, sin siquiera hacer mucho esfuerzo.

—Le tomó cariño —Kaspar a penas y podía hablar, pero iba a decir todo— Nick empezó a cuidar de Luka desde la primera noche que estuvo en la casa de tus padres. Sin que Luka se diera cuenta, Nick cuidó de él. Fue Nick quien le brindó un abrazo cuando se sintió traicionado por ti.

Adam lo soltó, su cabeza moviéndose de un lado a otro haciendo crujir los huesos de su cuello, luchando para que su lobo no salga y busque al guepardo y a su antiguo amigo para matarlo. Debía mantener la compostura, ya la había arruinado una vez no debía volver a hacerlo.

—¿Cuánto ofreces por recuperar a Luka?

Y ahí estaba Ross, su cabello negro ya mostraba raíces rubias, sus manos sostenían algo parecido a un arma en un estuche negro y en sus ojos se notaba las noches sin dormir. Se notaba más que desesperado, incluso más que Adam.

—¿Y bien? Señor lobo —Lo dijo con burla, Ross nunca llamaría a un perro que no le agradaba "señor" ni un poco— ¿cuánto por la ubicación de Luka?

—Escucha —Lastimosamente Adam no estaba de humor para negociar. Por eso tomó a Ross del brazo y sin mucho esfuerzo dobló su brazo hasta hacerlo voltear y chocar contra la pared—, te ofrezco dejarte con vida a cambio de su ubicación.

Flesh (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora