10. Padres

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Su nombre era Suzanne, Suzanne Moore. Su cabello era largo, de un café claro que se asemejaba al amarillo, igual que su hijo Luka. También tenía ojos similares, heterocrimia, un lado celeste claro como el más puro cielo y el otro café dorado. Su silueta fina y rostro cubierto en elegancia, con una edad podía confundirse entre la misma de su hijo, pero era mayor, las arrugas alrededor de sus ojos no podían ser cubiertos por completo por el maquillaje que llevaba puesto aquel día.

Traía un traje verde, una falda que dejaba ver sus piernas largas y delgadas que terminaban en unos tacones negros altos, algo que le hacía lucir más fina, cuando Luka sabía que era completamente ordinaria y rozando lo pobre. Una camisa blanca con un corbatín negro que dejaba caer dos lazos en su pecho. Sus manos cubiertas por dos guantes negros de cuero y un sombrero encima de su perfecto moño. Incluso con aquella formalidad seguía pareciendo joven. Ella era como ver una versión femenina de Luka.

Pero su mirada endurecida la diferenciaba. Sus ojos calaban el alma; hermosos labios carmín que sonreían mientras en sus profundos ojos se notaba la desaprobación, el odio a aquellas circunstancias y el cansancio de verse involucrada en un aspecto que era de un hijo al que había abandonado hacía ya bastantes años.

Ella nunca levantaría la mano cuando se acercó a su hijo Luka. No le abofeteó, como la mayoría esperaba, ella se quedó observándolo por un largo instante antes de darse la vuelta y seguir caminando, alejándose un poco para volver su vista a su hijo Ross, quien la había acompañado por capricho.

Luka deseó que su madre siquiera le dijera un insulto, esperaba un golpe. Cualquier cosa sería menos dolorosa que la cruel indiferencia que ella siempre ofrecía.

Él cambió a su forma humana en cuanto vio a su madre y ahora su estado vulnerable le hacía querer esconderse tras el lobo que era culpable de aquel momento. Deseó nunca más volver a ver a la mujer que le dio la vida.

La mujer le quitó a Ross el saco largo y café que llevaba puesto y, con odio en su mirada, lo lanzó a Luka que sin siquiera dudar se cubrió.

Si vas a meterte hasta el cuello en problemas no me llames —dijo ella. Suzanne, era de las personas que dañaban más con su mirada y palabras que con golpes—. Eso fue lo que te dije cuando te dejé ¿no es verdad?

Ella fijó su vista en Adam, en silencio, mientras estudiaba al lobo. Sus ojos de diferente color, iguales a los de Luka, recorrían el cuerpo del lobo, y  cuando se cercioró de lo que pensaba volvió la vista a su hijo, hacia la marca en su cuello. Algo que ella consideraba como la compra de un esclavo eterno.

—Cuidaré de su hijo —Se atrevió a hablar Adam. Él igual cambió a su forma humana, negándose a dejarse intimidar por el constante acecho de la dama—, no voy a dejar que...

—No me importa —interrumpió ella. Sus tacos resonando contra la madera de la entrada de la cabaña—. Lo que Luka haga con su vida no es de mi importancia. Si usted, lobo, quiere formar una familia con él no es de mi importancia, ni siquiera asistiré a su boda.

—Suficiente —Adam tomó a Suzanne de la muñeca. Sus miradas se encontraron y entonces una guerra se hizo presente. Ella no iba a dejar que un lobo se atreviera a ponerla en su lugar y Adam no permitiría que ella siga deprimiendo de aquella forma a su pareja; porque Luka estaba callado, pero Adam podía sentir su tristeza ante cada palabra que la mujer soltaba—. Si esto no le importa ¿por qué está aquí?

—Porque tus padres me contactaron —respondió ella, librándose del agarre de Adam y retrocediendo—, ellos piensan que puedo hacer que ambos terminen su relación. Al parecer no están de acuerdo con ustedes.

—Suzanne —Luka no iba a llamarle madre, porque ella se lo prohibió. Solía decirle que si lo hacía entonces los demás pensarían que estaba más vieja de lo que aparentaba—, si ya ha dicho todo lo que tiene que decir, es mejor que se vaya, yo voy a resolver esto por mi cuenta.

Flesh (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora