Despertó con una correa en el cuello y las manos esposadas tras una silla que lucía vieja y sucia. Adam entró en pánico solo un segundo antes de sentir el peculiar y dulce aroma de su pareja, y lo pudo ver. Justo en la línea donde se acababa la luz de aquella lámpara, estaba su figura, sus ojos haciéndose notar como velas del cielo, una pierna sobre la otra y los brazos cruzados. No importaba su expresión, Adam volvía a sentir lo del guepardo y notaba lo asustado y triste que estaba.
Gruñó cuando vio qué a lado de Luka, Nick se notaba victorioso, pero aquella cicatriz en su garganta, una nueva, le indicaba que dio de pelear. Una nueva marca para aquella amistad que amenazaba con disolverse.
—¿Quién te dio mi ubicación? —Luka sonaba frío, evitaba el contacto visual y aquella camisa semitransparente que colgaba de sus hombros se mecía con cada respiración que no podía ocultar— No importa, no debiste venir, no te quiero acá.
—Pensaba que estábamos jugando a perseguirnos —Adam sorprendentemente tuvo el valor de reír con fuerza. Su respiración cortando el humor, y aquel dolor en la nuca empezaba a molestarle— que mal perdedor eres.
—Como sea —Luka se levantó de su silla y se dio la vuelta, dispuesto a dejar aquella habitación que parecía el sótano de algún lugar— no volveré a tu loca familia, estoy buscando la manera de que esto se rompa.
—Sabes que no puedes.
—Puedo.
—¿Entonces por qué no lo haces hasta ahora? —Adam se levantó de su asiento, con facilidad, la cadena que amarraba su cuello evitaba que se acerque demasiado a su pareja— ¿por qué sigues con este lazo?
—No es tan sencillo.
Adam rompió las esposas con facilidad, un solo clic le advirtió a Luka que debía salir de aquel lugar. Volteó a ver a Nick quien ya estaba acercándose para escoltarlo fuera, porque desde aquel instante Adam lucía peligroso, porque sus ojos se volvieron de un dorado intenso y perdieron el color blanco en ellos, incluso ya empezaba a tronar cuando los caninos crecieron. Los colmillos de Adam estaban ya expuestos. Luka debía salir en aquel instante, Nick tuvo suerte la primera vez que lo venció, pero no podría hacerlo otra vez.
Luka caminó con rapidez hasta la puerta, sus pies temblaron cuando tocó el picaporte y al mismo tiempo, tras él, un nuevo “clic” se escuchaba. No quería voltear, debía salir de aquel lugar lo más antes posible, había hecho enfadar a un lobo y aquello no acabaría bien.
El chillido de Nick lo sobresaltó y entonces se atrevió a voltear, a dejar de pelear con la puerta para que se abra y voltear encontrando a ambos lobos peleando y a Nick ya en el piso con la respiración irregular.
Un escalofrió recorrió su cuerpo al momento de chocar miradas con los ojos dorados de su pareja. Adam estaba enojado, y un lobo enojado perdía cualquier razón o sentimiento humano, ahora Luka estaba en peligro.
¡Cambia!
Luka obedeció, más por miedo que por otra cosa, en un segundo sus huesos tronaron hasta estar en su forma felina, con la espalda arqueada y los colmillos pequeños siendo mostrados con orgullo. Su pata delantera estaba elevada, dispuesto a arañar al lobo gris si es que este se acercaba demasiado.
¡ABAJO!
El guepardo gruñó con fuerza, su pata intentando arañar al veloz lobo que evitaba cualquier golpe que él daba. Estaba casi muerto, lo estaba en letras mayúsculas, pero Luka no iba a inclinar la cabeza, tenía demasiado orgullo como para hacerlo, incluso si aquel acto le salvara la vida.
El lobo empezó a rodearlo, como si estudiara su situación, Luka se mantuvo en la misma posición, siguiendo con la mirada al lobo que lo observaba desde la punta de las garras hasta su cola elevada que mecía con elegancia.
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Flesh (Gay)
HumorLa manada de los lobos es la más fuerte, bondadosa y con unos líderes increíbles. Su familia es una combinación explosiva que termina en perfección. Contrario a ellos, los gatos no tienen manada. Cualquier especie de felino vaga solo por el mundo...