Capítulo 1 -Descubrir, Informar, Curar.

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I

-¡Baja a comer, Eli!- gritó su madre desde el piso de abajo, Elizabeth al escucharla le gritó una respuesta mientras salía de la cama a tropezones y se disponía a bajar. Eran más o menos las diez de la mañana de un sábado de Noviembre y Eli, como la llamaba la mayoría de sus conocidos, ya había terminado sus exámenes de la universidad hace una semana y recién comenzaría su descanso.

Luego de desayunar unas tostadas y un vaso de jugo, ya que ese día estaba fresco y no quería tomar su habitual café (aparte que ya era tarde para beber café) se comenzó a, como ella decía, "arreglar", que era bañarse, peinarse, maquillarse y poca cosa más.
Ahora llevaba sus tenis desgastados oscuros que usaba normalmente para salir, vestía también calzas oscuras que terminaban justo en sus pantorrillas, una blusa color blanco de tirantes y su cabello castaño claro caia hasta sus hombros, salió de casa para juntarse con Lucía, una chica que había conocido en la universidad y con la cual se había hecho muy amiga, ya que estudiaban juntas, salían de compras y a divertirse, este día no era la excepción.

caminaba por la misma calle de siempre y profundamente sumergida en sus pensamientos cuando un extraño sonido llamo la atención de Eli, como un silbido, algo afilado cortaba el aire e impactaba contra carne, fue lo suficientemente cerca para despertarla de sus pensamientos y escucharlo, miro alrededor y notó que pasaba fuera de una carnicería, entonces pensó que el sonido escuchado provenía de allí. Siguió caminando en busca de su amiga, la cual vivía a unos treinta y cinco minutos de su casa, y aunque estuviese lo suficientemente lejos para tomar un taxi, le apetecía caminar, era un día muy fresco y corría un suave viento.

Extraño, un chico muy extraño estaba parado en frente, con la mano estirada hacia ella mostrando su palma y mirando fijo a sus ojos, vestía jeans rojos y una playera azul, zapatillas normales pero toda la atención de Eli se fue a su cabello, tan negro como el carbón a excepción de un mechón blanco, aunque habría quién diría plateado, ya que parecía brillar con la luz del sol, colgaba por la parte izquierda de su cabeza y reposaba en su frente. Eli se había topado con el chico luego de doblar una esquina. Estaba ahí sin moverse, con la mano estirada, Ahora se sentía incómoda y cuando movió la mirada hacia un lado escucho un silbido, algo viajando muy rápido a lado de su cabeza, debió tener filo por que sintió como cortaba el aire y atravesaba carne igual que en la carnicería, se dio la vuelta lentamente y observó como un hombre caía al suelo, vio justo cuando su cuerpo se estrelló contra el pavimento y se quedó tendido en él, vestía una camisa negra, guantes negros, jeans negros y un trozo de hielo sobresalía de su cuello, donde se formaba un charco se sangre cada vez más grande, Elizabeth estaba en shock mirando el cuerpo, sin poder moverse, cuando de pronto comenzó a desvanecerse, se hizo humo negro y la sangre se evaporo con él.

Eli desesperada tras ver al hombre desaparecer volteó rápidamente para encontrar que estaba sola, un par de señoras venía caminando por la cera de enfrente y un chico pasaba en bicicleta, miró hacia todos lados y nadie más se veía, nadie más había visto lo que ella imaginaba era un sueño, se quedó unos minutos asimilando lo sucedido y luego lentamente siguió su camino, en cada paso volvía a pensar en el hombre, en el chico, en cada paso veía como se hacía humo el tipo que estaba en el suelo, en cada paso. . . paró de caminar, se acerco a la calle y tomo un taxi aun muy nerviosa, queria llegar rápido a la casa de su amiga, quería contárselo inmediatamente aunque la creyera loca.

-Si lo que dices es cierto, ese chico te protegía de alguien.... o algo, si no es cierto.... se confirma que de verdad estas loca- terminó las últimas palabras con una sonrisa mientras Eli estaba con cara preocupada, le decía que no sabía si era real ya que no había pruebas de lo ocurrido y todo pasó muy rápido, pero fue muy real para ella, por otro lado Lucia le decía que no debía preocuparse, con su sonrisa habitual y alegre mientras se preparaba para su salida, llevaba jeans celestes y aún descalza por la apresurada llegada de su amiga que siempre demoraba en llegar, su cabello pelirrojo caía por sus hombros y se veía intenso al contrastar con su playera blanca favorita que dejaba sus hombros al descubierto. Lucia siempre había sido muy carismática, una muchacha muy tranquila que no se debía subestimar ya que, según le había contado a Eli, desde pequeña asistía a clases de defensa personal y un tiempo estuvo en karate, siendo una de las mejores en el dojo, nunca buscaba problemas pero si los encontraba sabría defenderse perfectamente, debía ser por eso que se le veía con vendas en sus manos la mayoría del tiempo.

Caminaban casi sin hablar y Eli miraba a su alrededor con cautela, como si estuviera buscando al chico que, según su amiga la protegía -relájate amiga, pareces paranoica, si pasa cualquier cosa yo te defiendo esta vez- le decía Lucia a Eli mientras seguía sonriendo y Eli seguía buscando con la mirada, miraba cada calle, cada esquina, los callejones y las tiendas, en el transcurso del día se fue calmando hasta que finalmente, luego de comprar y caminar mucho, comer fuera y varias cosas más estaba tranquila e incluso hasta había olvidado lo ocurrido en la tarde, llegando a casa y ya estando acostada se durmió sin siquiera recordar lo sucedido por el cansancio de andar todo el día.

Elementos del libro gris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora