III

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Plaza de San Marcos, Venecia.
Estaba muy nublado y hace unos minutos había parado la lluvia, el suelo aún mojado dejaba ver el reflejo de las grandes edificaciones alrededor, sólo se veían unas cuantas personas todas de negro a excepción de una.
-sector doce ¿me recibes? el objetivo camina hacia su ubicación, repito, el objetivo va en su dirección- dijo una chica vestida de negro, la mujer hablaba a través de un walkie-tokie y miraba por unos binoculares, a lo lejos se veía una niña de no más de catorce años que cruzaba la plaza, tenía su cabello amarrado en dos coletas y caminaba dando pequeños saltos por los charcos, media un metro cincuenta y cinco aproximadamente, usaba anteojos, llevaba unos vaqueros azules y un abrigo también azul.
-objetivo en la mira, se encuentra a quince metros y acercándose, todos en posición, vamos a atacar- dijo la voz al otro lado de la radio, era otro tipo de negro sentado en un banco en la gran plaza, habían por lo menos dieciocho miembros de negro en ese sector -todos en posición, esperamos órdenes, los sellos de ilusión están listos y activos, jefa esperamos su señal- luego de un momento de silencio volvió a hablar la voz -¿jefa me recibe?- entonces fue cuando la mujer hablo - salgan de ahí-.

-¡que salgan!- gritó la mujer por el walkie-tokie y el hombre en el otro lado quedo perplejo, no solo no tenía autorización para atacar sino que le ordenaban una retirada, a solo unos metros pasaba la niña y el no dejaría pasar esta oportunidad, dejo el walkie-tokie a un lado y se lanzó hacia la niña mientras en su mano se materializaba una cuchilla, se escucharon más gritos de retirada por el walkie-tokie pero doce hombres de negro ya estaban corriendo en dirección a la niña, materializaban largos tubos de hierros y tambien cuchillos, uno de ellos hizo una espada y la blandía con ambas manos, la alzó y cuando la dejaba caer sobre la niña cortando el viento con su gran filo notó que la niña se agachó, alrededor de ella el suelo se movió y los adoquines de la plaza cambiaron de forma, se levantaron en una especie de espina, doce estalagmitas salían disparadas desde el suelo con fuerza en su dirección tan veloz que fue imposible hacer algo, atravesaban los cuerpos de los hombres de negro, algunos con el pecho atravesado y otros con una espina saliendo de su cuello, por todas estas estalagmita caía sangre de los hombres los cuales aún no estaban muertos, agonizaban gracias a los precisos puntos donde los habían atravesado, la niña salió de entre esos pilares que la rodeaban y con una sonrisa siguió saltando cruzando la plaza, los otros agentes se acercaron inmediatamente a los heridos sabiendo que nada más podían hacer. -llamen a la maestra Abigail- dijo la mujer.

- ¡Natasha por Dios! ¿por qué no me dijiste? es demasiado peligroso para ti- hablaba Abigail a su hermana, ambas vestidas de negro, eran muy similares salvo que en el antebrazo de la chica que regañaba a su hermana pequeña a gritos se veía un símbolo, un sello también de poder -hermana, ven aquí- Abigail rodeo a su hermana en un cariñoso abrazo, -manda a buscar a cinco sulis, yo me hago cargo del resto- se separó de su hermana, se puso su abrigo y salió en busca de la pequeña elemental de tierra.

Elementos del libro gris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora