II

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Domingo, Eli salía nuevamente de casa, pero en dirección al supermercado, su madre le había encargado algunas cosas y está vez caminaba pensando en la lista para no olvidarla, caminaba casi saltando, por alguna razón estaba feliz, aunque siempre parecía estarlo. Frente a la tienda vio su reflejo en el vidrio y frunció el ceño al notar algo extraño, un hombre de negro parecía seguirla aunque se movió tan rápido que podría haber sido fácilmente una sombra o un objeto negro, recordó lo ocurrido el día anterior y se apresuró al súper un poco asustada mirando de reojo su reflejo, sin notar nada extraño está vez. Una vez dentro recorrió varios pasillos con la intención de verificar si de verdad la seguían, estaba un poco paranoica cuando el guardia le habló, -buenos días, ¿se encuentra bien? ¿puedo ayudarla en algo?-, Eli lo miro con un poco de sorpresa que apenas se notó y negó con la cabeza - me perdí un poco pero ya se donde está lo que busco, gracias- sonrió camino de nuevo entre los pasillos, tomo todas las cosas que su madre le había pedido y tras pagar salió del súper.



Caminaba rápidamente con las cosas recién compradas en una bolsa colgando de su mano, miraba de reojo para todos lados intentando ver su reflejo, o algo más allá de él, tan distraída mirando hacia los lados estaba que casi tropieza con una persona -lo siento- dijo el hombre de camisa, pantalones y guantes negros, Eli quedó paralizada cuando vio al sujeto que la miraba, con unos ojos oscuros y grandes bolsas bajo sus ojos, no parecía haber dormido bien hace mucho. Eli busco con la mirada al chico que la protegía, debía aparecer ahora, salvarla como había echo antes, pero nadie apareció -¿estas bien? - pregunto el sujeto, Eli tomó una gran bocanada de aire por la sorpresa, aún asustada miro al sujeto a los ojos y asintió con la cabeza, se daba la vuelta lentamente cuando el sujeto habló de nuevo -estas pálida, ¿de verdad no quieres ayu... - Eli vio de reojo como el sujeto caía hacia un lado mientras una espina transparente atravesaba su garganta de lado a lado, un poco de sangre ya salía por donde entraba aquel arma y cuando el sujeto cayó al suelo comenzó a convertirse en humo mientras su sangre en vapor.



Eli miró de donde provenía la espina y su mirada se cruzó con el chico, vio su mechón blanco brillante sobre su frente y luego su mirada se desvió a una marca en su cuello, era un círculo o un símbolo extraño con similar forma, el chico comenzó a correr y desapareció luego de dar vuelta en una esquina, Eli no logró descifrar el símbolo, miro al suelo donde había caído el sujeto y finalmente luego de unos minutos tomo su celular y marco a su amiga, necesitaba hablar con ella.



-¡¿Entonces fue real?! - Preguntaba Lucía por teléfono, se oía preocupada pero no fue extraño para Eli viniendo de ella, así que colgó luego de que Lucía le advirtiera que necesitaba una prueba para creerle y la había, no se dio cuenta antes la primera vez que vio la escena por el shock pero esta vez estaba un poco menos asustada y pudo notar que al desaparecer el tipo de negro y hacerse humo dejaba la espina de hielo en el suelo, que por alguna extraña razón no se había derretido aún, quizá, pensó ella, fuera vidrio y no hielo, pero luego de varios minutos recién comenzó a escurrir una gota de agua justo cuando llegaba Lucía corriendo.



Lucia tomo el trozo de hielo sin miedo, le dio vuelta entre sus dedos y lo miro detenidamente mientras Eli le decía rápidamente que debían irse, le explicaba como el chico de negro no había echo nada y el otro chico lo había asesinado (supuso que cuando desaparecía era muerte aunque no entendía que es lo que eran esos sujetos), ambas voltearon rápidamente al escuchar al chico del mechón blanco detrás de ellas, levanto un dedo y mientras apuntaba a Lucia dijo una palabra acusadora, - tu -.



Un filo de hielo volaba nuevamente desde la palma del chico está vez en dirección a Lucia, la cual levantaba su mano rápidamente dejando ver su vendaje, en un instante sus vendajes ardieron mostrando una llama muy potente y el filo pasaba de sólido a gaseoso en un parpadeo cuando se acercaba a las llamas, Lucía levanto la otra mano y apuntó al chico, una pequeña llama salía de su dedo índice y luego rápidamente se movía hacia el chico como una luz atravesando el espacio entre ellos, el chico logró esquivarlo dando una vuelta pero cuando iba nuevamente a atacar ambas chicas habían desaparecido.


Elementos del libro gris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora