Él y yo

1.3K 107 178
                                    

El beso de John era cálido. Perfecto. Nuestras bocas se movían a un alegre compás. Con mis brazos rodee su cuello y el con sus manos me tomó de la cintura y me apego a él. Sentía sus musculosos brazos rodearme y en un momento sentí que me tocó el trasero.

Bajó sus labios a mi cuello y comenzó a besarlo co frenesí yo cerré mis ojos y ladeé mi cabeza, disfrutaba del momento. Era único. Solo él y yo. Me olvidé de todo y de todos...hasta de las reglas de Brian.

Quería sentir cerca a John, tan mío como fuese posible. Quería que este instante fuese eterno, que no hubiera tiempo ni nada que lo detenga.

John se alejó un poco de mi por falta de oxígeno y me miró a los ojos.

- ¿cómo pude ofenderte antes?.- Preguntó con voz baja.

- No lo sé, Johnny, solo Bésame. Haz este momento eterno. Para siempre.

John miró al cielo, frunció el ceño y pensó un segundo, dio un suspiro y volvió a mirarme.

- Eres hermosa, mírate, eres una flor de verano, ¡oh! Tn, prometo no hacerte daño de nuevo.

- Gracias, Johnny. No eres taaan malo después de todo.

- ¿malo? ¿de qué hablas?.

- ¡Vamos! Creí que solo veías a las mujeres como objeto sexual...

- No, sé que tienen su corazoncito.

- Y aun así me ofendías y me hacías menos.

- Pero ya quiero arreglar todo ¿te llevo a comer?.

- Sí, vamos... si tú pagas.

- Anda, yo pago.

Llegamos a una cafetería de aspecto rústico, paredes de madera, sillas y mesas del mismo material, ya sabes algo como en los ranchos o en el Oeste.

John pidió un tarro de cerveza sumado a una gran hamburguesa, yo pedí una torta y una coca - cola.

Veía como John devoraba su comida. Reía. Era como un león comiendo. Parecía no degustar. Solo tragaba.

- No comas así, te puedes ahogar.- Dije con voz suave.

- ¡Uy! Perdón señorita.

Reímos.

- ¿Cómo era tu vida, tn?.- Preguntó de repente.

Se me hizo un nudo en la garganta. Mi vida era triste y deprimente. No tenía dicha alguna y hacía que a quien se la contase sintiera lástima por mi.

- Preferiría no hablar de ello.- Dije seca.

- Vamos.- Me tomó de la mano.- Yo también tuve una vida de mierda, me atormenta aún.

No conocía la historia de John y se me hacía difícil imaginar que alguien tan famoso y que a diario se dice "hermoso y bello" frente al espejo haya tenido una vida difícil, tal vez solo lo decía para que le contara lo mío ¿John Lennon sufriendo de niño? ¡Ja! Que buen chiste.

- Dudo que hayas tenido una vida difícil, Lennon.

- La tuve. En serio, Paul lo sabe. ¿Quieres que te lo demuestre?.- Asentí.

- Verás, Help! Es una canción dónde realmente pido ayuda. Antes creía no necesitarla y ahora con tanta fama, dinero y demás riquezas me siento el rey del mundo, no quiero eso. No quiero perder al chico humilde y malo que era. Yo era Elvis a mis 17. No quiero perder el piso. No quiero cegarme de fama.

- ¿Y cómo fue tu niñez?.- Pregunté tímida.

- Mi madre me tuvo a los 16, después mi padre, Alfred Lennon, un marino nos abandonó. Julia, mi mamá me dejó a cargo de mi tía Mimi y de mi tío George ya que ella tenía otra familia. A veces me pregunto si mi mamá realmente me quería. Cuando murió lloré un mes y al poco tiempo lo superé y a mi padre no lo he vuelto a ver. A los 5 años mi padre me preguntó qué con quién quería estar, jamás entendí el por qué lo hizo...

- Lo siento.- atiné dolida.- No puedo imaginarme ese infierno.

- Aprendes a vivir con lo que te pasa. No te puedes quedar estancado sino ¿para qué vivimos entonces?.

- Lo sé, el dolor causado por un familiar es de por vida, puedes perdonar pero la cicatriz jamás va a desaparecer.

- Ahora es tu turno, tn. Cuéntame tu historia.

- Mi padre también nos abandonó. Daniel Fuller se llamaba. Nunca supe a qué se dedicaba, era un alcohólico, golpeaba a mi madre y me intentó matar cuando yo era bebé, en ese entonces vivíamos en Londres y nos mudamos a Manchester. Cumplí 17 y volvimos aquí, a Londres; mi madre enfermó de cáncer y murió, por eso pedí el trabajo de asistente. Quería tener dinero para comer y vivir..

- ¡Vaya! Lo siento, siento la muerte de tu mamá.

- Y yo la tuya.

Me sonrío y besó mi mano.

Al cabo de una hora abandonamos el lugar y regresamos a casa. Abrimos la puerta cuidando que nadie escuchara, pero fue inútil, Paul nos vio.

- ¡Vaya! ¡Vaya!.- Exclamó sarcástico.- ¿Qué tenemos aquí? Una pareja secreta ¡Ja! Que cosas ¿no? La asistente y el "todas mías" de The Beatles.

- No soy tú, McCartney.- Se defendió el castaño.

John y yo nos disponíamos a subir a nuestras habitaciones hasta que la voz de Paul interrumpió.

- ¡Oye, tn!.- Me giré y lo vi.- No seas zorra ¿sí? Gracias.

- ¡Estúpido!.- Gritó John.- Sí la ofendes a ella, me ofendes a mi, ya madura Paul. No le vuelvas a faltar al respeto

Groupie (Beatles y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora