Desperté al día siguiente por la luz matutina. John me tenía abrazada con sus fuertes brazos. Aún dormía y no quería causarle molestia.
- John.- Le llamé suave.- John, ya despierta.
Él se movió un poco sin dejarme de abrazar y gruño un poco.
- ¿Quieres callarte, Cynthia? Déjame dormir.- Refunfuñó pensando que yo era su esposa.
- John, soy yo tn Fuller, no soy Cynthia. Ya levántate y suéltame.
El abrió los ojos como plato y me miró asustado. Era gracioso, cuando llegué aquí él me inspiraba miedo, ahora era él quien temía mi presencia.
- ¿Cómo es que llegaste a dormir conmigo?.- Cuestionó atemorizado.- ¿Me violaste? ¿Qué me hiciste?.
Rodee los ojos y me zafe de su agarre.
- No te hice nada, anoche fueron a una fiesta sin mi permiso y los tuve que traer devuelta ya que Brian me pidió mantenerlos alejados del alcohol.
- ¡Bah! ¡Brian! ¿cuántas veces no le desobedecimos?.
- ¿Tienes resaca?.- le pregunte y asintió.
Me dirigí a la cocina seguida por él. Tomó asiento en la mesa y esperó su desayuno.
Preparé pan con mermelada (uno de los desayunos favoritos de Paul) sumado a leche chocolatada y un poco de fruta para acompañar.
Serví el pan y la fruta en un plato y la leche en un vaso de vidrio.
- Disfrutalo.- Dije dejando el alimento delante de Lennon. El no respondió y devoró la comida cual canibal.
Tomé una revista de modas y comencé a hojearla. Brigitte Bardot, Jane Asher, Twigy y Jenn Shirptom sobresalían en las páginas.
- ¿por qué nos llevamos mal?.- Preguntó el castaño y dejé de golpe la revista por su inesperada pregunta.
- ¿De qué hablas?
- Ya sabes, peleamos mucho y tú eres quién nos cuida, ¿qué puedo hacer para agradecerte todo aquello?.
- Nada, John, es mi deber.
- Vamos, ¿te compro algo?.
- No, solo sé mas respetuoso conmigo y estará bien.
- ¿te llevo a comer?.- Insistió.
- No, Lennon.- Dije ya con algo de fastidio. Era muy terco.- No hagas nada.
- Ándale, que difícil eres.
- Tú ganas.- él me miró alegre.- Vamos a dar una vuelta por el parque...pero solo para que ya cierres la boca, no es porque me gustes no mal interpretes, tú no me gustas. Ni me gustarás.
John se cambió de ropa y yo elegí algo más cómodo. Tomé una camisa de lana beige con una falda azul marino, mi bolso y el medallón de mi madre.
John eligió una camisa de vestir blanca, pantalones ajustados y zapatos casuales. Se veía bien.
Llegamos al parque local y me encontraba feliz mirando las flores y plantas silvestres del lugar. Era un día soleado y lindo. Había niños pequeños jugando y el ambiente era de lo más agradable.
John sonreía al cielo y miraba todo. Tenía una linda sonrisa.
- ¿por qué le sonríes al cielo?.- Pregunté curiosa.
- Porque allá esta mi mamá, y quiero que me vea sonreír.- Eso me conmovió, desde la muerte de mi madre jamás le había sonreído al cielo. Imite su acción.
- ¿le sonríes a tu madre?.- Preguntó. Asentí.
El me hizo segundas y en un minuto allí yacíamos sonriéndoles a nuestras progenitoras.
Saqué mi cámara y tome algunas fotos de las rosas blancas y de algunos árboles altos que allí adornaban el lugar.
- ¿Te gusta la fotografía?.- Me miró.
- Sí, mucho.
- A mi también. Te tomaré una foto, préstame tu cámara.
Desconfiada se la entregué. John se colocó frente a mi, enfocó mejor y tomó la fotografía.
Pasamos un largo rato tomando fotos y conociéndonos. Él era agradable y demasiado genial para ser real. Era un chico muy especial, era imposible no reír ante sus chistes y ocurrencias. Me sentía tan viva y cálida.
- Eres hermosa, tn.- me sonrío.
- Gracias, John, tú también eres lindo.
Sin dudarlo, se acercó a mi, tomó mi mentón alzo mi cara y me besó tiernamente en los labios.
