Prólogo

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Cuando se lee el título de este libro, automáticamente, se viaja a un lugar

placentero y paradisíaco. Pero es válido aclarar (sin intención de hacer ningún

spoiler), que la calma en este caso es solamente un disfraz utilizado por el más

traicionero de los terrores. Es sabido que en muchas ocasiones la tranquilidad es el

mejor refugio para las criaturas más atroces, las mentes más siniestras o los secretos

más perturbadores. Si a esto se le agrega que la historia trascurre en un recóndito

hospital en el que se despliegan todo tipo de actividades macabras, entonces, la

mezcla se torna letal. A decir verdad, en este relato la paz, la soledad y la lejanía son

cómplices en una de las tramas más espeluznantes que jamás se haya escrito.

Valle de la calma nos retrotrae en el tiempo para introducirnos en las frías

habitaciones del hospital San Niño, construido en la Argentina durante la segunda

mitad del siglo XIX. Esta gigantesca institución, que costó una fortuna, supo ser en su

momento el centro de salud más grande, no solamente de su país, sino también del

sur del continente americano.

El propósito inicial del San Niño era atender y darles refugio a los soldados

heridos en guerras, que por aquellos años en los que la guerra era una realidad

cotidiana se multiplicaban por miles. En tiempos de conflictos bélicos, el hecho de

poder contar con un lugar donde cuidar a los combatientes que precisaban ayuda

médica era algo muy relevante.

Lo cierto es que a la hora de llevar adelante este proyecto tan ambicioso las

autoridades terminaron padeciendo severas consecuencias, porque en el caso del San

Niño los costos, tanto los fijos como los variables, eran astronómicos, así que el

hospital apenas podía mantenerse con los ingresos que generaba (que no eran

menores). Esto derivó en que cerca del año 1900, cuando la Argentina ya era una

república consagrada, el San Niño corriera peligro de ser clausurado. Sin embargo,

nadie quería cerrarlo, porque se trataba de una clínica majestuosa que representaba un

ejemplo, no solo para la Argentina, sino para los demás países de la región.

Finalmente, cuando las soluciones comenzaban a brillar por su ausencia, a alguien

se le ocurrió una gran idea que marcaría un antes y un después en la historia del San

Niño. Gracias a su ubicación tan apartada de cualquier centro poblado, literalmente,

"en el medio de la nada", el Hospital podía convertirse en un lugar de retiro para

integrantes de la burguesía de toda índole y para sus numerosas "ovejas negras". Y

así lo hicieron.

La idea funcionó tan bien que bastó con que un puñado de millonarios eligiera al

San Niño para internar algunos nuevos pacientes, para salvarlo antes de que se lo

declarara en bancarrota. Una vez que lograron salir a flote, las autoridades del San Niño decidieron ir más allá, pues consideraron que había que expandir la idea con un

Valle de la Calma |Dross| #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora