Capítulo 22.

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Libera lo que tienes dentro, los dos sabemos que lo necesitas, estás atrapada en el medio de todas las irrelevancias y tú corazón late más fuerte porque sabes que tienes que salir de ese limbo y llegar a la cima de una vez — Imagine Dragons.


Al día siguiente no solo mi alma se sentía mal por las palabras del detective Kieran sino también mi corazón. Que, aunque no podía dejar de pensar en él, también sabía que no debía de hacerlo.

Aceptémoslo, nunca he tenido buena suerte en el amor y el pensar que como otras chicas yo puedo ser la que cure a un conquistador empedernido con sonrisa de campeonato, es estar muy loca.

Y de eso, yo sí que sé de qué hablo.

Así que para distraerme seguí escribiendo, todo lo plasmé en mi borrador, no sabía exactamente hacia donde iba, pero si sabía cómo llegar, y aunque las palabras estaban fluyendo más que nunca comenzaba a preocuparme de que no pudiera cumplir con el plazo de Rocío me había conseguido, el cual se cumplía en tan solo una semana más.

—Iris, es hora de comer. —Mi abuela me dijo desde la cocina. Esa es una cosa que me gusta mucho de mi casa, es pequeña que puedes escuchar todo y a todos, a veces también es un contra.

—Voy. —Dije cerrando la computadora que Rocío me había regalado con mucho cuidado. Ahora que habíamos saldado todas las deudas de mi padre, cuidaba aún más las pocas cosas que tenía y eso incluía a mi nueva y muy flamante computadora.

Llegué al comedor y tomé mi asiento de siempre, mi hermana a mi lado, mi abuela en el frente y mi tía a mi otro lado.

A veces extrañaba la simplicidad de la vida, una simple rutina de todos los días con las personas que más me importaban en la vida, una comida con ellas nada más sentada en la mesa, sin tanto drama, sin un pasado tan pesado que a veces no podía respirar de la carga tan pesada que llevaba en mi espalda.

Después de comer a mi hermanita y a mí nos tocaron los platos, era una regla en la casa quien cocina no limpia.

—¿Así qué dime que hiciste ayer por tres horas?

—Fui al gimnasio, no sabes cómo extrañaba el moverme así.

—¿Moverte así? Suena como si hubieras ido a bailar con un misterioso y sexy detective.

—Está bien, habla, sé que lo sabes porque de otra manera no estarías diciendo eso.

—Los vi platicando afuera, anoche.

—Si tú lo dices, solo platicábamos, fue una casualidad.

—Explícame eso.

—Fue cosa de un evento aislado, cuando fue a hablar con Diego sobre lo de mi ex jefe y menciono algo de que su gimnasio no le gustaba.

—Y qué casualidad que fue a dar al tuyo, ¿no?

—No es casualidad si estaba ahí para investigar un hecho, en fin, Diego le ofreció una membresía al escuchar el sonido de dinero y el casualmente estaba ahí a la misma hora, me vio y me acompaño a casa, es todo.

—Eso no fue lo que yo vi.

—¿Hermana alguna vez te has ido a revisar la vista? —dije aventándole un poco de jabón a la cara, fallé, pero ella se rió y eso era lo que yo quería, al fin y al cabo— Creo que lo necesitas.

—No soy ciega, como tú, se lo que vi, a ese chico le interesas más de lo que crees.

—No es cierto.

De Regreso a Ti. Trilogía: "Viva la Vida I".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora