Capítulo 33.

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No hay lugar donde esconderse

Y me siento como una villana

Con esta hambre en el interior — Ruelle.


Cuando era niña creía que los monstruos solo estaban debajo de la cama. Me aterrorizaba la sola idea de mirar hacia la oscuridad de debajo de mi cama, incluso pase los primeros cinco años de mi vida durmiendo en la cama de mis padres.

Hasta que un día mi padre dijo que ya era lo suficientemente grande para irme a mi habitación a dormir. En ese preciso momento, en la oscuridad de la noche, sola en mi habitación, lo odie.

Hoy, estoy más que agradecida.

He despertado en un lugar que no conozco, aunque estoy más que segura de que sigo en México. Un segundo estaba llorando desconsolada, como una estúpida por mi estúpido corazón roto y al otro estaba en este lugar. Sea donde sea.

No tengo los ojos vendados, pero aun así aquí sigue estando muy oscuro, no hay ni una sola ventana, la habitación está sellada, excepto por una puerta. Así que es mi única salida.

Estoy además atada de piernas y manos de la manera más fuerte que nunca había visto. Incluso en las películas. Incluso de la manera que me ataba las vendas para pelear cuando entrenaba para las competencias, era fuerte, pero este toque es de alguien muy molesto.

Siempre he sido muy buena investigando y deduciendo, pero no necesito ninguna de mis habilidades de investigadora para saber quién me drogo, me ato y me trajo aquí.

Solo hay una persona que me quería para el solo. Leonardo.

¿La pregunta es cuándo vendrá a verme y se revelará como el malo de la historia?

¿O peor aun cuándo se dará cuenta de que a la fuerza ni los zapatos entran?


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—¡Vaya campeona que gran pelea fue la de hoy! —Dijo Diego una vez que me bajé de la jaula.

Amaba la sensación que estas peleas me daban, me ponían feliz y era sensación que no había tenido en mucho tiempo.

—Dejaste a la chica, hecha polvo. —Sonreí ante sus palabras. Eran como un premio más para mí.

La razón por la que peleaba todos la conocían, dinero. Cuando mi padre se fue nos dejó deudas por miles de pesos, deudas que después habían enfermado el corazón delicado de mi abuela haciendo que ella quisiera trabajar más para pagarlas.

Pero nunca pudo. Así que yo tuve que fajarme bien los pantalones y aceptar mi responsabilidad como niña grande y ayudar en casa, pero no fue hasta que encontré estas peleas, que pude empezar realmente a pagar nuestras deudas.

—¿Estás lista para recibir la gloria de todos y lo más importante el dinero?

Yo solo asentí al mismo tiempo que el presentador decía mi nombre.

Tomé una toalla de la mano de Diego y me sequé rápido el sudor de la frente y un poco de sangre del labio antes de subir de nuevo a reclamar mi premio.

La gloria era algo que jamás habría cambiado, ni siquiera por un millón de dólares. No la cambiaría por nada en el mundo.

El sentir como la gente te quería, te apoyaba, como gritaban tu nombre, como decían que te amaban en un lugar público, era la mejor sensación del mundo.

De Regreso a Ti. Trilogía: &quot;Viva la Vida I&quot;.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora