Capítulo 3.

628 72 6
                                    


Dicen que hay algo acerca de los chicos malos, 

Que hacen que las buenas chicas se enamoren — Zara Larsson.


Después del desafortunado incidente que tuve por la mañana mi humor cambio de manera drástica por las siguientes horas, la canción tierna y un poco valiente que antes me había dado valor se transformó en una poderosa tormenta de emociones dentro de mí, que si alguien se atravesaba en mi camino ahora podría muy llevarse un golpe bastante desagradable.

Puse Led Zeppelín en mi reproductor una vez que llegue a la oficina, me senté en mi escritorio, deje mi bolsa en un cajón de la parte de baja de este y me senté a esperar al nuevo jefe. Mi teléfono sonó diez minutos después anunciando su llegada.

Le había pedido a Magda que me llamará y colgará cuando él llegará y lo había hecho.

Debí de haber pausado la música, pero no pude porque la canción vaya que le hacía justicia a mi nuevo jefe. Bad boys de Zara Larsson y frente a mí, tenía ahora al idiota que me había tirado los bollos más temprano. Se me hizo un nudo en le garganta que ni tomando toda el agua del mundo me podría tragar.

Trágame tierra, por favor Dios.

—Buenos días, señorita Iris.

—¿Si? —Dije medio a manera de pregunta, medio en una afirmación. Cuando piensas al despertarte que es lo peor de que te pueda pasar, esta es la respuesta. Insultar a tú nuevo jefe cuando aún no lo conoces vaya que vale por toda la semana o el mes.

—Puede venir a mi oficina, por favor —¡Demonios! Mi primer día con este y ya me va a correr, pensé. La canción cambio a Bowie, con Rebel, Rebel.

—Por cierto, buena música —dijo antes de entrar en la que antes era la oficina de Roció. Y por último me sonrió desde lejos. ¡Cabrón de porquería!

No solo se cargó mis bollos, los de todos, sino que también resulta que me va a despedir en un lunes.

Entré en el despacho llevando como siempre una libreta para escribir por sí acaso y una pluma grabada que Rocío y su esposo Rodolfo me habían regalado cuando me gradué de la carrera en periodismo a manera de regalo, Rocío solía decir que todos necesitamos una de esas.

—¿Si? —Volví a decir insegura. Yo y mi gran boca grande.

—Primero que nada, me presento, soy Leonardo Portobello y si soy hermano del dueño, pero por favor no piense nunca que utilizaré mi poder para joder a alguien. —Vaya por lo menos el hombre frente a mi tenía un vocabulario bueno.

—Es un gusto conocerlo. —Le dije sin más.

—¿Qué? No va a decir nada más, ¿cómo en la cafetería?

—Le pido una disculpa por eso, yo no sabía... —Que podía hacer en estos momentos, era mi fin si no me disculpaba, aunque no quisiera hacerlo.

—No se preocupe fue mi culpa, además yo no debí de ser tan grosero al decir eso de usted, digo usted puede comerse todos los bollos que quiera, si quieres.

—No eran todos para mí. —Dije finalmente.

—¿Para quién eran entonces? —Preguntó el hombre. Que frente a mi puso una sonrisa que lo hacía verse de lo más juvenil, ahora si parecía un chico de apenas veintisiete años.

—Para algunas personas del piso, vera a Magda de recepción le gustan los bollos con mermelada de fresa, a Bob de Recursos humanos y a su asistente les gustan los bollos con Nutella al centro y a otros que los prefieren bagles y...

De Regreso a Ti. Trilogía: "Viva la Vida I".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora