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Cuatro años atrás

14 de marzo de 2013.

"Tenemos que hablar urgentemente."

Cuando una mujer solía decir esas palabras era obvio que el fin de una relación se aproximaba, estaba sellado y solo te tomabas la molestia de ir a confirmarlo para no quedar mal, no había chica que no hiciera uso de esas palabras antes para solo decir cosas lindas.

Jisung contaba con la edad de catorce  años cuando escucho por primera vez aquellas palabras de la boca de su enamorada, había "caído en el amor" por ella a la corta edad de trece años cuando la vio correr por patio escolar con su cabello tomado en una coleta larga, su flequillo típico de aquellos años y sus ojos rasgados de una tonalidad más clara de lo que alguien jamás había visto en Corea, su labios con una proporción que le causaban cosquillitas cuando los veía con la intención de besarlos, era de estatura baja y complexión tan delgada que daba la impresión que abrazabas a un árbol recién sembrado, débil.

Era la chica que alguna vez soñaron sus padres que debía tener, la chica que sus amigas hacían bullicio para que el chico guapo de la escuela les prestara atención, pero ella era diferente. Siempre fue simpatica con cualquier persona que se le acercara, jamás vio un gesto desabrido de su parte y aquella fue una de las razones por lo que le llamo la atención al joven incitado por su amigo para que fuera a hablarle.

Fueron felices. O eso supuso aquel castaño cuando solían salir almorzar, parecían la pareja perfecta claro que nadie le prestaba atención a alguien irrelevante como él pero con ella era la excepción, tomaban clases de canto juntos, se sentía en confianza, una muy diferente a la que sentía estando con ChangBin; era obvio no buscarías en una chica una cualidad de un chico pero algo le inquietaba cuando se trataba de eso, hablaban perfectamente, no había noche en la que los dos no ignoraran sus deberes para quedarse hablando de cómo estuvo su día, él podía expresarse del infierno que vivía y ella de lo grandiosa que la pasaba con sus amigas; jamás sintió celos, creía que ella era libre de ser quien quisiera ser, de que no debía sentirse atada a él porque eso la alejaría, hablaban de los chicos que querían cortejarla a pesar de su relación y se burlaban de lo insignificantes que eran. Se sintió bien mientras duro.

Pero no era la relación de novios que Hye quería, ella se fue dando cuenta que Jisung no la tomaba de la mano frecuentemente, que pocas veces la besaba como sus amigas a sus novios en casi todas las ocasiones, que cuando iban al cine jamás la miraba más allá de cuando ella llamaba su atención, solía ser como un acompañante insignificante, aunque en Corea la cualidad de algunos chicos era ser tan fríos, Jisung  no lo era y aun así se sentía la lejanía porque parecía verla como su confidente y no su novia, ese fue el error que le costo su realidad e incito a la joven a situarlos en el lugar que debían estar ese día.

El parque Namsan era su lugar de encuentro durante casi un año entero, solían ir a comer un poco de ramen o simplemente a hablar como en esa noche donde el aire corría fresco gracias a algunos cerezos que adornaban el lugar con sus hojas rosadas cayendo junto al viento, la banca estuvo fría tal vez porque ambos no tenían idea de que hacían ahí y no había pájaro que cantara para romper el silencio.

―Espero no haberte molestado. ¡Seré breve! ¡No hables por favor! Yo solo... creo que...―y duro alrededor de dos minutos viendo sus manos, para confesar y soltar las siguientes palabras, aquel castaño no sintió pena alguna e incluso no estaba demasiado interesado en que se apurara, ella siempre lo escuchó cuando lo necesito y parecía quererle devolver el favor. ― Solo creo que... ―las palabras no fueron lo que demostraron esa noche la verdad si no su bolsa escurridiza que cayó al suelo mostrando una caja en forma de corazón blanca, parecían ser chocolates y en esa misma caja con una letra tan visible estaba escrito: "Para Hye que ilumina mis días." "De Jung". Jisung tomo firme la caja y la analizo como si fuera una prueba de alguna cosa incomprensible, sabia que día era pero no creía que debía darle un detalle como se planeaba, bien sabía que el catorce de febrero las chicas regalaban a los chicos algo y esperaban ansiosas el 14 de marzo un regalo por parte de aquel chico, pero no entendía porque su novia llevaba aquello en manos. ― ¡Debemos terminar! Entiende que yo te ame, entiende que te entregue todo de mi y fuiste el mejor compañero que pude haber tenido, pero ni siquiera me mirabas con ese brillo en los ojos que un chico enamorado mira a su chica. Ni siquiera me celaste cuando Jung me quiso en su equipo. Solo le sonreías amable como si te hiciera un favor. Admítelo, nunca me amaste. ―Jisung solo vio una vez llorar a aquella joven y fue porque su mascota había muerto, compartió su dolor abrazandola firme contra su pecho pero no sintió calidez alguna, ahora la distancia que los separaba era mayor de la que el creía y su pecho no se oprimió cuando la vio derramar las lagrimas como si de un diluvio se tratara.

―¡Te amo! ―refuto sin entender porque decía todo eso, su saliva se volvió agria y sus ojos solo mostraban la confusión que tenía en ese instante, sus manos se entrelazaban nerviosamente buscando con exactitud el por qué de no reaccionar como ella quería.― ¡No creo que sepas el significado de esas palabras!

―Lo sé. Es lo que siento por ti ¿Qué mas debería de sentir?

―¿Y entonces por qué no me abrazas? ¿Por qué no me dices que me quieres a tu lado? ¿Por qué no me besas?

Las preguntas golpearon su mente haciéndolo perder la razón, queriendo entender porque no podía hacer eso, porque no podía darle la cara para decirle que quería quedarse a su lado, que quería tomarla y besarla pero jamás sintió algo cuando la abrazo, su corazón no se agitaba cuando la veía sonreírle desde lejos, solo sentía calidez como si se tratara de su mejor amiga, su primer beso fue a través de un grito fugaz de sus amigo: "Bésala", pero sintió cierto temor al hacerlo, sus dedos no se movieron para nada y sus ojos se encontraban detallando la rojez del rostro de Hye, detalló sus labios imaginando como debía moverlos, sus manos se deslizaron por sus mejillas lentamente hasta poder alzar su cabeza y en un parpadear unió sus labios, no existieron fuegos artificiales como solían decir, su respiración se hacía pesada pero ¿Por qué no soportaba la de ella? Sus labios no cosquillearon, su nuca no se erizo, sus ojos no sintieron la presión de ser cerrados para disfrutar el beso... no sintió la magia. Y ninguno de sus besos fue la excepción.

―¡Se feliz con él! Seré feliz por ti. Gracias. ―no la miro a los ojos puesto que no era digno que viera que nada existía en ellos, que solo había un sentimiento de tristeza que asociaba con su miedo de perder a su mejor amiga, su corazón no dolió al perder a su primer amor... y no dolió nunca.

―Eres un insensible. No conoces el amor. Frío y estúpido. Te odio, Han Jisung. Te odio porque te amo tanto que me haces sentir así.

Presente.

Husmeando en sus pensamientos sintió una pesadez sobre sus hombros, la luz de la luna daba en algun lugar de aquel parque, haciéndolo recordar en ocasiones como esas que se encontraba confundido con sus amores pasados queriendo comprender el por qué de cuando Minho se acerco a él no se enfado en lo absoluto, solo sintió un extraño cosquilleo detrás de su nuca que aseguro en aquel instante que fueron los nervios de tener a un hombre tan cerca. Un hombre que le estuvo fastidiando la memoria desde que lo conoció, que sus ojos parecían observarlo en toda su habitación, se atragantaba con su saliva cuando sentía sus narices rozando y sus ojos conectados mostrándose algo que solo los dos entendían e incluso este castaño no tanto; un vacío se abría en su estómago cuando se tocaban, sus piernas se sentían débiles y torpes por ello; era todo lo que le narraban los libros que una persona enamorada sentía cuando veía a la persona que le gustaba, pero por supuesto que Han Jisung no estaba conforme con eso, no podía estar conforme con el hecho de que un hombre le provoque lo que su primer amor no hizo. Dios le debe de haber estado haciendo una mala jugada. Y sonrió de forma burlesca por su estupidez. ¿Cómo era que Minho causaba aquella extraña sensación de atracción? ¿Cómo era que le volvía loco y no lo podía sacar de su mente? Quería enfrentarlo, verlo nuevamente, plantarse frente a él diciéndole que parara pero su boca se curvaba y sus pensamientos se aislaban solo para desearlo aun más de lo que pensó.

¿Quién era Lee Minho y que hacía con él?

Honey.-MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora