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Fue entonces cuando se rompió el contacto existente entre ambos, sus dedos sintieron la fría nada y la piel de Jisung probó el vacío que dejo aquella mano tan pesada. No supo con que valor lo apartó, ni siquiera podía confirmar si aun existía algo consciente en él, solo sabía que necesitaba acabar con esos momentos tan incomodos que crearon entre ellos desde hacía un par de días.

― Pensé que no volverías. ¡Tenía paz antes de que aparecieras!.

Cuando se trataba de ese castaño, Jisung se atrevía a ser alguien que jamás pensó que podría llegar a ser, como si él le diera el valor de ser algo más, pero esto también dejaba tantas dudas en él mismo; más no mintió, al menos no del todo, se encontraba en paz sin torturarse pensando en las probables palabras que le diría Minho ante las que él le brindaba, hubo momentos en que no se dio cuenta de que pensaba inconscientemente en aquel chico.

―No, no la tenías.

Jisung curveó sus labios empuñando su mano con el olor aun a podrido que estaba carcomiéndole entero con la rabia que volvía a sentir fluyendo por todo su cuerpo.

― ¡Olvídalo!, eres demasiado terco para hacerme caso.

Y con un andar despreocupado que claramente no sentía, ingreso al restaurante volviendo a dejar solo a Minho quien terminó consumido por la fuerza de querer conocer a Han Jisung mas a fondo.

― ¿Ese no era el tipo al cual enfrentaste en el aula?

Nadie era capaz de entender como era que Seo ChangBin sabía perfectamente las situaciones a las cuales se enfrento en su momento Jisung, quien silenciosamente miraba su muñeca como si algo estuviera ahí aferrándose a él, algo parecido a una  pulsera que le ajusto al grado de dejarle marcas, pero a ojos humanos no existía nada, solo una piel blanquecina siendo tallada por unos dedos débiles y largos.

No entendía que sucedió ni porque en aquel momento se había sentido como una muñeca de trapo en las manos de aquel castaño que no tenía beatitud; había una tempestad dentro de sí consumiéndole como el fuego consumía todo a su paso dejando solamente pedazo dignos de un rompecabezas.

Quizá ChangBin hablo durante toda la rutina de limpieza que tenían día con día o tal vez no, era un hombre de pocas palabras y cuando nadie le prestaba atención se ahorraba de seguir hablando, diciendo para él mismo que sería la última vez que hablaba para que alguien no le prestara la atención, pero Jisung mantuvo su mente ocupada pensando en cada facción de Minho; la forma en que le habló cuando estuvo parado en ese pequeño espacio viéndole con ojos irresistibles y una sonrisa que lo estaba haciendo mártir, siempre lo veía decidido para acercarse pero por alguna razón él tenía la necesidad de alejarse construyendo un muro entre ambos, no había algo en aquel peculiar castaño que le hiciera confiar.

Hubo un momento donde se dio cuenta que en su mente cuando pensaba en las cosas que hacía con Minho todo llevaba la etiqueta de "primera vez", fue la primera vez que sintió un tacto de esa forma, que si bien, aun le costaba explicar la terrible frigidez de sus dedos, no era que jamás hubiese estado lejos de que alguien le jalara la muñeca sino que esta ocasión fue diferente, hizo que su cuerpo se volviera tembloroso y torpe, que sus pasos no se marcaran y que sus ojos no se atrevieran a mostrar la dureza en la cual pretendía esconderse. Supo que flaqueo haciendo que aquel castaño viera lo débil que en verdad era él, permitió que viera su vulnerabilidad que incluso a ChangBin le costó encontrar esos últimos meses.

Fue algo difícil de comprender, sus dedos temblaron y hubo más tensión que relajación; entre todo aquello existió un ápice de una energía que brotaba en su pecho, un hormigueo que se extendía desde su nuca hasta su muñeca gracias a aquella extremidad del cuerpo de Minho, una señal de que las cosas no iban bien, para su poca suerte nunca experimento un sentimiento así haciendo que se ahogara en su propia desgracia cuando se alejo. Sintió un vacio y aquel hormigueo no se detuvo hasta que ambos desaparecieron de la vista del otro.

El habla de aquel chico con una motocicleta "genial", era grave, tenia un efecto donde cualquiera perdería los sentidos, pero Jisung no lo interpreto así, sino que la voz lo hacía sentir como si algo gélido pasara por su cuerpo entumeciendo cada parte de él, estaba seguro que no fue el frío de esa noche. Repasó una y otra vez sus pensamientos volviéndose cada vez más tedioso pensar en él. El bufido que salió de sus labios llamó la atención del mismo chico que dejaba su mantel en la mesa, quien estampo su puño con fuerza para que Jisung despertara de su ensimismamiento.

―¿Qué?.

―Pregunte que si ibas a lavar tu parte y bufaste. Desde que ese tipo se fue solamente te veo como estúpido viendo tu muñeca, ¿Qué? ¿Te causo daño?

No podría explicarle a ChangBin que no fue un daño físico si no que uno psicológico, Lee Minho se estaba gastando sus pensamientos, sus tiempos libres y lo estaba dejando exhausto.

―¡Nada tiene que ver con ese chico!

―¿Te molesta?

No tuvo respuesta para esa pregunta, hace unas horas pudo haber contesto que sí, le molestaba, le irritaba, odiaba que se plantara el castaño con aire de superioridad cerca suyo, que incluso lo mirara y que se burlara de sus problemas quedándose con los mismos pensamientos de siempre, que aquel chico era exactamente como todos pero no sabía con quien compararlo porque muy en el fondo de su cabeza, esta, aceptaba que no había chico igual a Lee.

Él, era diferente.

Aceleró sintiendo que cabalgaba al viento, que era imparable pero lo mejor de todos esos pensamientos era que esta vez no escapaba de lo que había sucedido esa noche, aparentemente no tenía nada de que escapar, apoltronado en su asiento se quedo viendo el agua que fluia en el Río Han, viendo su reflejo de pobre diablo que se cargaba; yacía una sonrisa en sus hermosos labios que demostraban que esa noche el más minino contacto que existió lo hizo sentir vivo.

Los ojos de Jisung tuvieron por fin una expresión que no comprendió del todo pero se daría la tarea de comprender a ese chico, lo vieron con un sentimiento por primera vez y no llenos de vacío.

A pesar de todo no fue una larga charla la que tuvieron, incluso no se le pudo llamar charla, solo fueron palabras compartidas sin intención alguna; su mejor amigo seguía entrometiéndose en su camino, aun recordaba el momento que sus dedos se apartaron de la muñeca del ojos inexpresivos gracias a la fuerza que saco de cuando ChangBin  apareció, no le dio un golpe de gracia. Y no le daría, y dejaría que le venciera la curiosidad.

Por la extraña forma en que se conectaban, esa noche ninguno de los dos pudo conciliar el sueño con la esperanza de encontrar el sentido a la vida que estaban viviendo, el sentimiento que flotaba en el aire cuando estaban juntos que no era sólo tensión si no una mezcla de extraña atracción que poco a poco se iba rompiendo.

Honey.-MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora