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Aún sintió tiempo después el aire golpear contra su rostro y aún más sintió el cosquilleo en su nuca al aspirar la fragancia de aquel castaño quien llevó una posición recta, nada intimidado por los kilómetros que recorrieron, no pudo entender como un hombre como él se dejaba llevar tan fácil por el viento que consumió a ambos sin previo aviso, como era que parecía ser alegre montado en aquella motocicleta, era un enigma que tampoco se atrevió a resolver y tal vez no lo haría; en comparación a Jisung, este se tuvo que aferrar a la delgada cintura del chico, ¿era posible que tuviera un cuerpo que le apaciguaba sus miedos? Cálido, inexplicable y eso le gustaba. Pareció encontrar todo aquello que esperó por años, armonía que le arrullaba pero su mente se daba cuenta muy rápido de que no le podía gustar un cuerpo masculino, que no podía encontrar el amor en alguien del mismo sexo.

Era antinatural.

El poco avance que llevaban desapareció en el instante que vio a Minho pasear con sus lindos ojos avellanas por todas las chicas del lugar buscando a la perfecta. Fue entonces cuando supo que sus sentimientos eran como un problema, Minho estaba cerca de él para ser su amigo ¿no era obvio? Incluso hacían cosas que los amigos hacían, pasear por ahí, hablar de cosas triviales, de chicas. Diablos, ¿qué tenían de divertido verle las piernas a las chicas? Aquel castaño pareció disfrutar cada par de piernas largas que pasaba frente a sus ojos pero Jisung lo encontraba aburrido, absurdo y nefasto.

Debió admitir que en su momento algo pareció golpear su estómago sacándole todo el aire y fueron las palabras de Minho, cuando lo miro y al fin se calló no pudo armarse de valor para preguntarle de que iba todo, si simplemente se estaba burlando de él, al menos pudo confirmar esa noche que eran amigos por el capricho de fastidiarlo, y eso no le gustaba del todo al chico de corazón puro; solo fue capaz de decir así mismo que era mejor ir a casa tenía más cosas que hacer que lidiar con alguien que sus platicas eran superficiales pero su mundo se movió cuando por instantes sus miradas se conectaron sintiéndolo aun más cerca de lo que debería, peor aun, era como si sus labios rozaran, como si sintiera su respiración mezclarse y se creyó un idiota total cuando aquel varonil hombre aparto solo una pelusa sin inmutarse, sin sentir su corazón rápido, agitando su mano para dejarla caer. "Maldita sea, Jisung, eres el rey de los tontos", fue lo que su mente plasmo en toda esta, porque al fin de cuentas su corazón se agito como las banderas blancas en la guerra para pedir la tregua, como si miles de caballos cabalgaran en este. Oh diablos, no debía sentirse así, no por un chico. No. No. No. Y pasó toda la noche memorizando ese instante, Minho repitió que le debía una comida como mínimo pero tal vez para ridiculizarlo. ¿Hablarían de chicas? No podría.

No pensó más en aquel castaño, no quiso siquiera pasarlo por su mente y se aseguro que nadie hablara de él, ni ChangBin. Lo logró o un poco puesto que su corazón volvía agitarse cuando estaba tranquilo al pensar como se acercaba a él.

Esa noche lo aborreció por el sentimiento tan amargo que dejó en él.

En la universidad lo evito, no se separo de ChangBin en todo el rato que estuvieron juntos tampoco miro mucho a aquel chico con la esperanza de que nada fuera a repetirse porque cuando miraba a los ojos a su mejor amigo se sentía en paz, no había una revolución dentro de él pero cuando se trataba de Minho parecía que explotaban fuegos artificiales dentro de sí.Y fue así, hizo como si no existiera, como si fuera una sombra que nunca verías. Viviendo en silencio.

Minho lo espero con las ansias a flor de piel, deseando que Jisung se dignara a acercarse para decirle que deberían salir a comer, cruzo los dedos porque lo mirara como siempre lo hacía pero cuando volteaba hacia atrás notaba que ese chico solo se encontraba apuntando notas de la clase e incluso ChangBin parecía pasar desapercibido ante sus ojos, era mejor así puesto que no le causaría enfado pero comenzó a desesperarse cuando su reloj avanzaba y terminaron fuera de la clase, aunque su intención fue detenerse en la puerta como un "incidente", Jisung se alejo con su altivez checando su teléfono. Maldijo. ¿Cómo era posible que después de ayer no se dignó a verle?, ¿qué diablos quería?, ¿cómo se supone que debes tratar a Han?, ¿hizo algo mal?, ¿qué es lo que le fastidió que no se atrevió a seguirle? Oh demonios. Eso le mataba. Espero una llamada que no llegaría, ¿cómo podía esperarla si jamas le dio su número?, ¿y si lo buscaba? Ni si quiera sabía donde vivía, Minho era para Jisung una chico con nombre pero sin pasado.Cualquiera pierde el sentido de las horas y  se hacen lentas cuando esperan algo, montó su motocicleta con la ira de Zeus corriendo por sus venas, ¿era tonto? Siempre lo catalogo como el chico listo de la clase, con aquellos bellos ojos de almendra, con la montura de sus lentes negra que resaltaba su palidez, con sus labios sumamente apetecibles, con su poco sentido de la moda. Era perfecto, listo e inalcanzable, torpe y testarudo. ¿Cómo era que incluso cuando quería odiar sus acciones su mente bloqueaba todo lo malo para verle el lado bueno a las actitudes de ese chico? Sonrió como si fuera la primera vez que lo hacía porque incluso acelerando su mente se ocupaba en maldecir el encanto que tenía Han Jisung para volverlo loco y hacerlo perder su orgullo.

Cuando menos pensó se detuvo frente a aquel restaurante de comida familiar y miró por el ventanal las figuras de personas alegres comiendo pero nada de eso le interesó, buscaba solo a una persona y la halló inmediatamente en el fondo del lugar metiendo su propina en su mandil viendo fijamente a la chica que estaba frente a él agitando su cabello tan coquetamente e inclinándose con su ropa del colegio para agradecer cualquier cosa que hubiera pedido, el chico del ojo morado (que no mejoraba del todo) le dedico la sonrisa que alguna vez quiso ver Minho dedicada para él y se inclino antes de girarse. No la miro con interés, tampoco vio una pizca de lujuria en sus ojos o será que era poco visible encontrar un sentimiento en ese castaño, pero él no lo hizo y realmente fue un detalle. No supo cómo fue que ordeno a sus pies que se movieran pero de un momento a otro estuvo dentro del local pasando desapercibido, se apoltrono en la misma mesa de los días anteriores y se quedo viendo a la nada esperando a que llegaran a pedirle la orden y que no fuera aquel ojos de halcón.

Menudo, alto y con aroma a cerezo fue como identifico a aquel chico que sin duda estaba viendo una pequeña libreta sosteniendo con fuerzas su pluma y sin atreverse a mirarlo.

—¡Buenas noches! ¿Ordenara algo?

Y fue como si no existiera nuevamente ¿acaso Jisung no miraba incluso a los clientes? Parecía checar alguna orden en especial y eso hizo que Minho se  mostrara más interesado de lo usual, se inclinó y coloco su mano en su mentón apoyándose de su brazo para ver al chico desde ese ángulo.

―¡A ti! Salgamos.

Las paredes cayeron sobre el pobre de Jisung haciéndolo quedarse atrapado cortando su suministro de aire, sus ojos instantáneamente se alzaron y captaron a la persona sentado con una pizca de interés en él, con sus labios rosados y su ceja arqueada pero fueron las palabras las que le dejaron sin consciencia alguna. Volvió a sentir su tacto contra su muñeca y los mismos escalofríos correr por su cuerpo.

—Me temo que eso no está en el menú.

Por más que intento ser rudo, su voz se quebró con el nerviosismo que le invadió y pareció que aquel hombre capto eso porque una sonrisa pequeña pareció en sus labios.

―¿Y cómo hago para que esté?

Intento mantenerse en el margen pero el atrevimiento de Lee lo exaspero terriblemente.

―Nunca lo estará. Lo siento, y si no ordenara algo puede retirarse. ―su corazón martillaba en sus oídos.

Oh dios, deseaba dejar  sentirse de esa forma con él pero no podía, venía a burlarse de nuevo y no quería eso.

―El que persiste gana. Salgamos. ―repitió.

―¿Estás loco? ―había ojos cayendo sobre ellos como si comenzaran a juzgarles, espectadores que lo hacían sentir incomodo, tomo el valor de dejar de sentir el tacto del chico para así dar un paso hacía atrás.


―No.

―Si quieres pido permiso a tu madre, le digo que saldremos y a tu padre, igual ChangBin puede encargarse de la gente. ¿No?

Jisung palideció, ¿decirle a su madre?, ¿salir? Todo se juntaba en su mente causándole un colapso mental pero Minho parecía hablar en serio.

―¿Qué? ¿Veremos a chicas de nuevo?

―No, veré algo mejor... ―mostró suficiente confusión como para hacer reír al contrario.― ¡A ti! ―hubo un estallido de emociones dentro de ambos cuando sus ojos estaban fijos como si intentaran hablarse por la mirada, nadie la aparto y ambos se sumergieron en el placer de gozar sus sentimientos a flor de piel.

Honey.-MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora