12- Perdida...

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Astrid cae al bosque sin remedio. Aunque consigue sujetarse a la rama de un árbol. Pero esta al momento se parte, y Astrid, cae al suelo de nuevo.

Astrid:

¡Ahh!

No cae de pie, pero no se ha hecho tanto daño. La rubia se levanta cubierta de polvo y dolorida.

Astrid:

- Ou... ¿Dónde estoy...?

La chica mira alrededor. Se encuentra en un bosque oscuro y tenebroso de noche, no ve nada.

Astrid:

- ¿Tormenta...? ¡Tormenta!, ¿¡Dónde estás, pequeña!?

Astrid comienza a caminar, aunque no sabe a donde va. La mañana llega pronto, Hipo se levanta tarde, se prepara para seguir trabajando. Aunque la vedad es que no podía dejar de pensar en Astrid. Para su sorpresa, al pasar por la casa de Atenea, la madre de Astrid, la ve muy preocupada y angustiada:

Atenea:

- ¡Por favor, decidme que sí la habéis visto...!

Estaba hablando con un hombre, el cual negó con la cabeza y siguió su camino.

Hipo:

- Atenea, ¿Qué ocurre?

Atenea:

- ¡Hipo...!

La mujer se acerca a Hipo muy preocupada, como a punto de llorar.

Atenea:

- ¡Tú la has tenido que ver...! ¿¡A qué sí!?

Hipo:

- Atenea... No entiendo lo que me dices...

Atenea:

- ¡Es Astrid...!

Los ojos de Hipo se abrieron en grande.

Hipo:

- ¿¡Qué la ha pasado a Astrid!?

Atenea:

- ¡Lleva desaparecida desde ayer por la noche...! ¡Su dragona tampoco está!

Hipo:

- ¿¡Qué...!?

Hipo se quedó pensando en lo que pasó ayer. Luego sospechó que podría haberse ido por culpa suya.

Atenea:

- ¡No... mi hija!

Hipo:

- Tranquila Atenea, te prometo que encontraré a tu hija y la traeré de vuelta a casa.

Atenea se tranquilizó. Hipo corrió hasta su casa a buscar a Desdentao.

Val:

- Hijo, hoy no has madrugado.

Hipo:

- Mamá, no sé cuanto tiempo estaré fuera, mientras

tanto te dejo a ti la aldea.

Valka:

- ¿¡Pero qué ha pasado...!?

Hipo:

- Astrid se ha ido. Iré a buscarla.

Val:

- ¿¡Pero cómo qué se ha ido!?

Hipo:

- ¡Fue por mi culpa, mamá...!

Valka lo miró, comprendiendo a qué se refería.

Val:

- Bien... Pero llévate a tus amigos contigo, así no iras solo.

Hipo:

- ¡Ni hablar!, esto es entre Astrid y yo, y además... Yo he causado el problema, yo lo solucionaré.

Val:

- Bien... Suerte.

Hipo corre y monta a Desdentao, dirigiéndose hacia el bosque. Mientras tanto, Astrid estaba dormida bajo un árbol. La rubia despertó algo perdida.

Astrid:

- Mm... ¿Eh...?

La luz del sol de la mañana la dio en los ojos, haciendo que se levantara. Hacía buen día, y ahora, el bosque estaba más iluminado; Así que podía ver mejor. Enseguida recordó lo que la había pasado. Caminó entre los árboles del bosque sin saber a donde se dirigía.

Astrid:

- ¡Tormenta!, ¿¡Tormenta...!?, ¡Tormenta si me oyes ruge, por favor...!, ¡Tormenta!

Pero no había respuesta. La chica pasó entre unos enormes helechos. Entonces escucha un suave gruñido, parece amenazante.

- Grr...

Astrid:

- ¿Hola...?

Astrid mira a todos lados, pero no ve nada. Comienza a asustarse.

Astrid:

- ¿¡Quién eres...!?, ¿¡Qué quieres de mí...!?

- Rrrgh...

Astrid comienza a respirar fuerte, está aterrorizada, y sigue sin ver nada. De repente, una cola negra le da un latigazo, y esta, cae por un pequeño barranco cercano.

Astrid:

- ¡¡Ahh!!

Cae de nuevo al suelo polvoriento, está herida y dolorida. Se levanta pesadamente. Entonces se da cuenta de que justo delante de ella, unos ojos rojo escarlata, la están mirando con frialdad.

HTTYD IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora