23- Verdadero amor

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Hipo:

- ¿¡Qué ocurre!?

Hipo mira hacia donde están ambos dragones.

Hipo:

- ¡¡Desdentao!!

Pero recibe un golpe de Iknia que lo deja en el suelo.

Hipo:

- Ah…

Iknia:

- ¡Ahora sabrás lo que se siente cuando te traicionan, cuando tu corazón se rompe!, ¡¡Cuando sólo te queda odio!!

Iknia se disponía a lanzarle un fuerte disparo a Hipo con su hacha, pero un temblor en sus pies la hizo reaccionar. De repente, el suelo se abrió haciendo caer a la chica al vacío.

Iknia:

- ¡¡Ahh!!

Logró agarrarse a un pedazo de roca que quedaba dentro de la fosa, aún tenía el hacha en su otra mano. Abajo se veía lava ardiente. ¡Fue increíble!, la potencia de los poderes de ambos Furia Nocturna, pudo provocar un terremoto. Ahora ambas bolas de energía se habían juntado y se habían vuelto el doble de grandes, emanaba mucha energía y rayos eléctricos. Ahora adoptaba un color morado. Ambos dragones aún seguían haciendo fuerza, ninguno conseguía traspasar la energía del otro.

Desdentao:

- ¡¡RRRGHHH!!

Iknius:

- ¡¡¡RRGHHHH!!!

Mientras tanto, Iknia estaba a punto de caer a la fosa, si una mano no la hubiese agarrado antes.

Iknia:

- ¿Eh…?

No pudo creer que quien la había agarrado, ¡Era Hipo!

Hipo:

- ¡Rápido, dame la otra mano…!

Iknia:

- ¿¡Qué estás haciendo!?

Hipo:

- Salvarte la vida.

Iknia:

- ¡Suéltame, estúpido…! ¿¡No ves que si no sales de aquí morirás!?

Hipo:

- No me importa…

Los ojos de Iknia lo miraban con gran extrañeza.

Iknia:

- ¿Cómo dices…?

Hipo:

- Me da igual…incluso si tuviera que morir contigo… eres demasiado para mí…

Iknia:

- ¡Idiota!, ¡Vuelve atrás, no morirás conmigo!, ¡Morirás sólo…!, Yo ahora soy inmortal.

Hipo:

- ¡No lo eres, Astrid!

Iknia:

- ¡Tú no tienes ni idea!, Iknius me dijo que cuando alcanzara el odio más absoluto sería inmortal, ¡Pues ya lo he hecho!

Hipo:

- ¿¡No abrirás los ojos nunca!?, ¡Iknius te mintió!

Los ojos de la rubia se abrieron en grande.

Iknia:

- ¿¡Cómo…!?

Hipo:

- Lo único que quería de ti, Iknius, ¡Era tu vida!, cuando te consumiera tu odio te convertirías en energía que le daría el poder de la inmortalidad, ¡Hubieras dejado de existir!

Iknia:

- No… ¡No te creo!

Hipo:

- ¡Es la verdad!, ¿Para qué querría mentirte?, dame la otra mano, ¡Aún puedo salvarte!

Iknia:

- ¡NO!, Tú no me puedes salvar de nada, ¡Fuiste tú el que me hizo así!

Hipo:

- ¡Y es verdad, pero ya te dije que lo sentía! Astrid, por favor, te quiero… no puedo perderte…

Los ojos de Hipo comenzaron a lagrimear.

Hipo:

- Y sé que tú también…

Iknia:

- Eso no es posible, yo ¡No amo a nadie!, sólo odio, y nada más.

Hipo:

- Eso dices tú, pero sé que no es cierto…

La rubia miraba sus ojos verdes, ahora casi de color naranja, por el ambiente de fuego. Sin poder evitarlo, deja caer su hacha al fondo de la fosa, pero sigue inmóvil, sólo agarrada por Hipo.

Hipo:

- Eso es… vuelve conmigo, Astrid…

Iknia:

- No volveré, ahora soy otra…

Hipo:

- Sé que no… Incluso si tú murieras, yo moriría detrás de ti…

Hipo la acarició el pelo y la mejilla se disponía a besarla, pero apartó su cara.

Iknia:

- No lo hagas…

Hipo:

- Astrid…

Le giró la cabeza.

Hipo:

- Te amo…

Entonces, sin pensarlo, Hipo acercó su cara a la de ella, y sin hacer nada más, ¡Se estaban besando otra vez!

Pero no era un beso normal y corriente, ¡No!, era un beso de verdadero amor. Astrid pasó su otra mano rodeando el pecho de Hipo mientras se besaban. El cuerpo de Astrid comenzó a cambiar de nuevo. Sus marcas de la M, desaparecieron, junto con la peineta del pelo y su colgante. El pelo, fue trenzándose y volviendo a ser del color de antes, rubio claro. Y sus ojos, al fin volvieron a ser azules. Entonces, algo en el poder de Iknius falló.

Iknius:

- ¿Qué…?

Su bola estaba perdiendo energía, y Desdentao aprovechó esa ocasión para darle más fuerza a su poder:

Desdentao:

- ¡¡¡RUAGGHH!!!

Iknius hacía lo posible para aguantar, pero su energía ya no era tan fuerte como la de Desdentao. Entonces, miró a la fosa, y vio a Astrid ya cambiada.

Iknius:

- Si yo muero, ¡Vosotros también moriréis!

Y dicho esto, hizo brillar de rojo todo su cuerpo, despertando toda su energía de luz, llameaba algo de fuego, después, se elevó por sus patas traseras, y se dejó caer con fuerza al suelo. Hizo que se resquebrajara, llegando un fuerte terremoto sísmico a dónde estaban Astrid y Hipo. Ambos estaban subidos y cogidos de la mano en la plataforma.

Astrid:

- ¿¡Qué es eso…!?

Hipo:

- ¡No lo sé…!

Entonces, un pedazo de roca se desprendió, haciendo que Hipo cayera al vacío.

Hipo:

- ¡¡Ahh!!

Astrid:

- ¡¡Hipo…!!

Astrid lo sujetó de la mano derecha a tiempo, estaba intentando elevarlo, pero le era complicado. El pedazo de su plataforma estaba rompiéndose también, y el peso del chico era demasiado para ella.

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