Esto no es poesía

He vuelto.

He vuelto a escribir. 

Esta vez sin dolor.

Me siento orgullosa.

Por saber que el dolor ya no es la esencia de mis letras, sino las ganas que te tengo. 

Mis ganas de que me despierte todas las madrugadas el frío porque tú te quedaste con todas las sábanas. Las ganas de que te de por despertarme a besos o que llames a mi puerta sin avisar, con comida china y no me dejes elegir película porque siempre elijo las más ñoñas.

Escribo porque las ganas me comen por dentro, ganas de que me cuentes qué tal te ha ido el día y qué piensas hacer mañana, aunque sea tumbarte en el sofá a ver la nueva temporada de tu serie favorita. Siempre fuiste de manías, de no verla hasta que no terminaran de publicarla entera porque no tienes fuerza de voluntad para esperar una semana.  

Me has hecho volver a escribir. No encontraba otro motivo. Quizás simplemente tienes esa facilidad para engancharme con esos saludos tan inoportunos, esos ojos tan verdes y esa chulería tan tuya. Que odio tanto y que tanto engancha. 7

Se nos quedó tanto por decir aquel día. Como que después de aquella despedida, y de tantos kilómetros nos sería imposible separarnos y olvidarnos. Que debimos habernos conocido mucho antes, pero que cada destino va por libre, escribiéndose solo. 

Quizás debimos ser valientes mucho antes, para no echarnos ahora tanto de menos. O quizás debimos dejarlo todo claro. O quizás ese era el problema. Que todo estaba demasiado claro entre nosotros.

Me muero de ganas de que. Me muero por. Error not found 404.

Quizás no es el momento, y me costó creer que aquella mañana, todo quedaría en la puerta blanca. La despedida y los dos besos. Pero las ganas nos las dejamos en la cama.

Un texto más, y aunque quizás tú no me leas, esto va por tí. Por haberme dado motivos -sin saberlo- de volver a escribir sobre mí, o sobre tí, da igual, el caso es que he vuelto.