Capitulo 53:

52 1 0
                                    

Me levanté a las dos de la tarde. Ya estaba acostumbrada a eso. Tenía que llamar a Vee, estaba segura de que iría a la fiesta. Por lo menos para no aburrirme en casa.
Marqué su número y esperé a que contestara.
- ¡____!-exclamó ella desde el otro lado-, ¿qué ha pasado?
- Quería avisarte que iré a esa fiesta-comenté-, pero necesito que me digas bien la dirección.
- Regent, no sé exactamente el número pero cuando estés en esa calle te darás cuenta cual es el lugar. ¿Le has dicho a tu madre que irás a mi casa?
- Sí, le dije que me llevarías-le avisé-. Igual, iré una o dos horas más tarde ¿si? no quiero aburrirme.
- Claro, no hay problema. Entonces nos vemos hoy-festejó entusiasmada-, Jess irá con Niall también.
- Oye, ¿estás segura que las calles por allí son seguras?-pregunté-, es que llegaré a eso de las doce y no me fío de caminar sola por ahí.
- No lo sé, la última vez que fui me llevaron en auto-respondió-, si te pierdes pregúntale a alguien. ¿Si?
- Ok, bueno entonces nos vemos hoy por la noche-me despedí.
Corté la llamada y me senté en el sofá. Enseguida se me vino a la mente lo que había pasado ayer. A pesar de que fue una mala pasada ahora me causaba gracia. ¿Qué habría sido de mi si mi mamá veía a Zayn? No creo que se fuera a enojar si lo veía sentado conmigo pero si lo encontraba escondido y conmigo arriba no le agradaría mucho.
Mientras ''miraba'' la tele me puse a pensar en que me pondría. Pensé seriamente la idea de robarle unos tacones a mi madre para ir. Sabía que no podía caminar con esos pero haría la prueba, además si Vee me iba a obligar a llevar unos al baile de fin de año tendría que practicar un poco. El problema era encontrar un par de tacos decentes en el armario de mi madre, dudaba mucho que ella llegara a tener unos que me gustasen y sean algo cómodos.
Oh, ahora que recordaba también tenía que avisarle a mi madre que mañana iríamos a comprar los vestidos. Necesitaba dinero, con mis ahorros no me alcanzaría ni para los zapatos. No me encontraba muy entusiasmada con la idea de ir de compras, la última vez que fui al centro del pueblo no la había pasado muy bien.
- ¿_____?-mi madre entró a casa con las bolsas de las compras-, ayúdame con las bolsas que están en el auto.
Me levanté y me dirigí al auto. ¿Cuántas cosas compra mi madre en el supermercado? Como si se pasara el día en casa cocinando. Luego cuando la comida se vence tenemos que tirarla toda. Yo no cocino y ella nunca está aquí, siempre terminamos comiendo comida rápida.
No sé como se pasó el día, lo único que me acuerdo es que comencé a leer un libro y me quedé dormida. Mi madre me levantó a eso de las diez para decirme que comience a ducharme y vestirme para ir a lo de Vee. Ella se tenía que ir a las once treinta a un restaurante para cenar con sus amigas. Antes de bañarme bajé a la cocina, tenía que pedirle un par de zapatos.
- ¿Hija?-preguntó mientras se lavaba las manos-, tienes que apurarte conociéndote si no empiezas ahora no llegaras.
- Lo sé, pero necesito que me prestes un par de zapatos-le pedí-, es que Vee me dijo que ella llevara unos y yo...
Bueno, esa excusa serviría para luego no tener que dar explicaciones.
- Claro, busca en el armario-comentó-. Creo que hay un par que te gustará los otros son más para adultos.
Subí rápidamente al cuarto de mi mamá. Ahora sí, tenía que apurarme. No me convenía salir muy tarde a tomar el autobús para ir a la ciudad y menos cuando no sabía el camino correcto hacía el lugar. Si mi madre se enteraba de lo que estaba planeando me mataría, por suerte ella sigue creyendo que iré a lo de Vee. Dios quiera que no se le ocurra llamar a la mamá para preguntarle si estoy allí porque si no moriría.
Me duché, ya eran las doce menos cuarto para cuando salí del baño. Vee y los demás ya debían de estar allí. Revisé mi celular, no tenía mensajes al parecer todo estaba bien. Mi madre ya se había ido y solo faltaba que me vistiera y vaya a esperar el autobús. Me cambié (http://www.polyvore.com/ill_always_remember_you/set?id=43014856) y guardé el celular y un saco en la cartera. Suponía que por la hora que era habría algo de viento. Esto de estar con los tacos de mi madre me hacían caminar algo raro, por suerte no tenían mucha altura y eran bastantes cómodos.
Todo saldría bien, mi madre pensaba que estaba en lo de Vee. Ella confía en mi, no llamará a la mamá de mi amiga para confirmar que estoy ahí. Bueno, con eso estoy tratando de convencerme pero no estoy del todo segura de que esto salga bien. Caminé esas tres cuadras hasta la parada del bus. Me aterró el echo de que se encontrara vacío, eso no parecía muy seguro. Pagué el boleto y me senté en uno de los asientos del fondo inclinándome los suficiente como para que el conductor no pudiera verme por el retrovisor. Si bien todo se encontraba bien el corazón me latía a mil. Nunca pensé que haría esto, cada vez me estoy convenciendo más de que me estoy transformando en una de esas típicas adolescentes rebeldes. Pero si estoy segura de algo es que fue Zayn quien produjo este cambio en mi. El fue el que me hizo escapar varias veces y ya le he tomado la mano. 
Cuando empecé a notar que había cada vez más luces en las calles supuse que ya nos encontrábamos en la ciudad. A pesar de ser las doce treinta de la noche el centro se encontraba bastante iluminado. Me levanté y me dirigí a la puerta para bajar. Le preguntaría al conductor en que calle me encontraba y si sabía por donde tenía que ir para dirigirme a ese boliche.
- Disculpe, quería preguntarle en que calle nos encontramos ahora-le pedí lo más amable posible. Tenía bastante en cuenta que cualquier persona que se encontraba trabajando a esa hora de la noche no podía encontrarse de muy buen humor.
- Haymarket-contestó de mala gana-, por como estás vestida imagino a donde vas. No te encuentras lejos pero debes tener cuidado al caminar porque las calles son muy oscuras por allí.
- ¿Y no habría otro camino que me lleve hasta ese lugar sin tener que pasar por esas calles?-pregunté en busca de una respuesta positiva.
- No lo creo, no conozco mucho la zona pero las únicas calles que te dejan en Regent son esas.
- Muchas gracias, bajaré aquí.
Esperé a que me abra la puerta y me bajé. Me quedé parada viendo como el bus se alejaba. El tipo me había dicho que las calles eran oscuras y si eran oscuras podría relacionarlas con peligrosas. ¿Valía la pena ir a ese boliche? Creo que tendría que haberle dicho que no iría a Vee, pero ya está, ahora tenía que hacerlo. Lo peor era que no sabía exactamente por que calles ir, si doblaba en la equivocada estaría perdida.
Comencé a caminar lentamente, hasta por donde iba el camino no era oscuro. Me agarró un escalofrío al sentir pasos por detrás mio. ¿Enserio? esto era lo último que podía faltarme. Mi corazón comenzó a latir a toda prisa. Me repetí una y mil veces que no debía preocuparme, seguramente había alguien que se estaba dirigiendo al mismo lugar que yo. No debía preocuparme, no, no tenía que hacerlo. A medida que avanzaba continuaba sintiendo esos pasos por detrás mio. Ya no prestaba atención a por donde caminaba, no sabía si estaba perdida o iba en la dirección correcta de lo único que me había dado cuenta es que ahora sí, como había dicho el chofer las calles estaban extremadamente oscuras. Me arrepentía de haberme puesto los tacos de mi madre. Si la persona me estaba siguiendo y me empezaba a correr no duraría mucho, estos zapatos me están haciendo doler los pies como ningunos y si no puedo caminar bien menos voy a poder correr. Pequeños faroles las calles alumbraban cada tanto. Los pasos habían cesado pero una figura en la esquina me paralizo. Por suerte a medida que avanzaba pude darme cuenta que se trataba de una señora pobre que se acercaba a mi con un chango medio rotoso.
- Oh, mira que tenemos por aquí Benito-murmuró la señora. Pude darme cuenta que le hablaba a su gato-, una jovencita perdida.
- ¿Usted sabe donde se encuentra la calle Regent?-pregunté temerosa. Jamás me había sentido tan asustada.
- Debes dirigirte a ese baile ¿cierto? todos los años pasa lo mismo-rió mostrando su fea dentadura-, sé por donde queda pero también debes saber que aquí nada es gratuito.
- No tengo dinero encima-tartamudeé-, no puedo darle nada.
- Tienes un lindo saco que me serviría de mucho en estas noches de viento-comentó mientras se acercaba aún más a mi. Por suerte su viejo carro nos separaba, la calle estaba tan oscura que apenas podía verla.
- ¿Quiere mi saco?-pregunté para comprobar que lo que había dicho era cierto.
- Si quieres saber como llegar a ese lugar tendrás que darmelo si no... buena suerte en el intento de llegar.
Me quité el abrigo, una brisa recorrió mi cuerpo haciéndome poner la piel de gallina. Le entregué el abrigo a la vieja manteniendo la distancia que nos separaba.
- ¿Quieres ir por el camino corto o el largo?-preguntó.
- Por el corto sería mejor-respondí de mala gana, esto me estaba colmando.
- Bien, entonces veo que tendrás que darme otra cosa.
- ¿Otra cosa más?- estaba indignada-, no tengo más nada para poder darle.
- Dame tu cartera-me ordenó-, necesito algo que combine con mi saco nuevo.
Abrí la cartera y saqué el celular y el dinero para la entrada. El resto, eran cosas sin sentido como chicles y gomitas para el pelo. Le entregué la cartera y me sonrió.
- ¿Ves el callejón que está allí?-señaló por arriba de mi hombro-, es por allí lo cruzas y llegas.
A bueno, si esto era verdad me recibía de estúpida. ¡Le dí mi saco y mi cartera y el camino se encontraba menos de tres metros míos! Me dirigí hacía el callejón ese, la señora me estaba siguiendo. De pronto sentí un escalofrío, la persona que me estaba siguiendo hace un rato estaba aquí. Me dí vuelta y sentí un disparo que terminó atravesando a la señora delante de mis ojos. ¡Estúpidos tacones, no tenía tiempo para sacarmelos! La imagen que había visto recién fue horrible, alguien había matado a la señora y estaba segura de que venía por mi. Comencé a correr en busca del callejón que estaba a tres metros.
Efectivamente la señora me había engañado y era un callejón sin salida. No tenía lugar para esconderme. Estaba temblando y las lagrimas caían desesperadamente por mi cara. Si seguía así no faltaba mucho para desmayarme. El corazón se me estaba por salir. Una camioneta se metió en el lugar frenando estrepitosamente, un hombre alto con la cara encubierta se bajó del auto, llevaba un arma en la mano. Me apuntó al pecho.
En este preciso momento se me pasaban por la cabeza todas las cosas que había vivido y no supe aprovechar. ¿Era el la persona que mató a mi padre? ¿Ese hombre que se encontraba por detrás del trapo? ¿El me había mandado las amenazas? No, no lo veía posible. Ese tipo ni siquiera me parecía familiar, probablemente era un ladrón. De otra cosa que me pude dar cuenta era de que habían más personas en la camioneta pero estaba tan nerviosa que ni me gasté en ver si podía reconocer a alguna. Volví mi mirada al tipo que me estaba apuntando. Parecía nervioso, algo en su mirada me decía que el no quería hacerlo, que lo estaban obligando. Con la otra mano sacó su celular del bolsillo, lo estaban llamando. ¿Era este el momento perfecto para escapar? No, para nada. Había hombres en la camioneta, debían ser como cuatro y si corría me atraparían al instante. Estos tacos me han traído mala suerte.
- ¿Está seguro señor?-preguntó el hombre con la mirada fija en mi-. Sí, aquí la tenemos. ¿Entonces que hacemos?. Está bien, lo que usted diga. Adiós.
Cortó y volvió a guardar su teléfono.
- Estoy seguro de que no quieres terminar como la pobre señora que acabo de matar-comentó-, pero para eso tienes que darme algo.
Espero que ese algo no sea lo que estaba pensando por qué si no, preferiría morir. Me preguntaba que estaría haciendo Zayn ahora. El siempre aparece en el momento adecuado ¿Porqué no está aquí? lo necesito, estoy segura que si el viene todo saldría bien.
- Bien, veo que no contestas-siguió-, necesito que me des tu celular y todo el dinero que llevas encima-me ordenó-, si no creo que tendré que hacer uso de este lindo objeto-miró el arma y me apuntó a la cabeza.
Moví las manos temerosa en mis bolsillos. ¿Tendría la señora alguna posibilidad de seguir viva? No podía pararme a pensar en eso. Saqué el celular y el poco dinero que traía. Se lo entregué sin decir ninguna palabra.
- Igual no creas que esto terminó aquí-me avisó-, no te he matado porqué me acaban de ordenar que no lo haga. Deberías agradecerme que sigues con vida. Adiós, supongo que si todo es como yo creo estarás muerta en menos de un mes.
Me quedé mirando como se dirigía al auto y azotaba la puerta. La persona que estaba sentada del lado del copiloto me miró, tampoco la reconocía. No me encontraba en un estado apto como para poder reconocer a alguien pero si había algo que tenía en claro era que jamás en mi vida había visto a esas dos personas.
Una vez que estuve segura de que ya se habían alejado me concentré en recuperar el movimiento de mi cuerpo. Había quedado paralizada y lo único que hacía era sollozar y tiritar de frío. Necesitaba encontrar una cabina telefónica y llamar a alguien para que me pase a buscar. También tenía que ver en que estado se encontraba la señora, por más que se haya robado mi saco y mi cartera nadie merecía la muerte de esa manera y más aún si la habían matado por mi culpa.
Caminé hasta donde había estado hace media hora. La señora se encontraba en el piso y su gato estaba junto a ella maullando. Me arrodille a su lado, el olor a sangre me mareó pero tenía que superar eso, no podía dejar que me nublara solo por un estúpido olor. Mientras más lagrimas caían de mis ojos busqué con mi mano donde se encontraba el corazón de la señora. Tenía que saber si estaba con vida, si tenía alguna posibilidad de revivir correría por ayuda si no, me dirigiría a una cabina telefónica y llamaría a Zayn para que me viniera a buscar. El solo podría entender esto que había pasado y no había otra persona en este mundo a la cual necesitara más en este preciso momento.
La mujer estaba muerta, antes de levantarme me dí cuenta que no tenía ni mi cartera ni el saco. Se lo habían llevado esos hombres, claro, eso era lo que buscaban además de mi. Información por si no lograban matarme. Tal vez por eso luego me corrieron hasta el callejón, cuando se dieron cuenta que mi celular no se encontraba en la cartera tenían que buscarme para quitármelo. Aunque... no creo que haya sido tan así, el hombre que me siguió tenía planeado matarme tuviera o no el celular... solo que una persona le dio la orden de que no lo haga. ¿Quién habrá sido? ¿Me conocía, esos hombres me conocían? Cuando pude darme cuenta donde estaba me encontraba adentró de una cabina telefónica. Estaba todo oscuro y me costaba ver los números. Había un solo problema ¿cuál era el teléfono de Zayn? traté de recordar cuantas veces lo había visto en mi celular. Traté de recordarlo y por suerte pude.
- ¿Hola?
- Zayn...-sollocé al escuchar su voz, una ola de tranquilidad recorrió mi cuerpo haciendo que más lagrimas cayeran de mis ojos-, Zayn...
- ¿Qué ha pasado?-preguntó preocupado- ¿dónde te encuentras?
- Necesito que...-no podía hablar, simplemente me había quedado sin palabras y las pocas que me salían quedaban en el aire sin formar nada coherente-, tienes que...
- ¿Donde estás?- exigió saber con cierta desesperación-, no pierdas tiempo, dime donde estás.
- Regent, pero del lado de los callejones.
Zayn cortó la llamada. Dejé el teléfono colgando y me deslicé por una de las paredes de la cabina, rodeé mis piernas con los brazos y reguardé mi cabeza allí. Ahora lo único que faltaba era esperar a que Zayn llegara y todo estaría bien. ¿A quién engañaba? Nada estaría bien, la señora seguiría muerta y esos hombres seguirían buscándome para matarme. ¿Seguirían dando vueltas por aquí? ¿Estarán esperando verme cruzar alguna calles para terminar con mi vida? Lo único que podía hacer ahora era llorar, llorar y nada más. Todo estaba demasiado oscuro y mis pies me estaban haciendo doler. Sentí que alguien abría la puerta, no me asusté ya que su olor inundo el pequeño lugar. Se arrodilló a mi lado y me pasó un saco por los hombros. Tomó mi cintura y me levantó lentamente. Apenas estuve de pie lo abracé, necesitaba tenerlo cerca, lo más cerca posible.
- Ya está, ya está-trató de tranquilizarme-. Estoy aquí nada podrá pasarte. ¿Si, ángel? Tranquila.
Respiré hondo y me separé de el. Lo miré a los ojos, no lo notaba preocupado pero el sí notó el miedo que tenía. Me tomó de la cintura y salimos de allí. Me abrió la puerta del copiloto y me sentó con cuidado. El mundo me daba vueltas y estaba segura de que ahora tendría que darle un montón de explicaciones.
- ¿Qué hacías aquí y a esta hora?-preguntó-, no creo que haya sido una casualidad. Sabes que es peligroso-puso el auto en marcha y piso el freno.
- Te...tenía que ir a ese lugar...-trataba de buscar palabras lo más decentes posibles-, Vee me había invitado y dije que llegaría más tarde.
- Entiendo-afirmó-, pero dime ¿qué paso? ¿viste a alguien?
- ¡Espera!-exclamé al recordar el cuerpo de la señora-, había una señora allí... estaba muerta pero tal vez si la llevamos a un hospital.
- Ya la he visto-me avisó-, no hay posibilidades de que reviva la han matado. ¿Sabes quien ha sido?
- Estaba detrás de ella cuando le dispararon-sollocé mientras recordaba la horrible imagen-, y no. No pude ver quien fue tenía la cara tapada.
- ¿Te han echo algo?-preguntó-. ¿Te encuentras bien, cierto?
- No, no me han echo nada-dije-, pero cuando llegué a ese callejón me dí cuenta que no tenía salida y me encerró el mismo tipo que mato a la señora.... No estaba solo-trataba de recordar todo los detalles posibles.
- ¿Quién más estaba con el?
- Había una gran camioneta blanca-Zayn se enfureció y golpeó su mano contra el volante, me asusté ante esa reacción pero supuse que no tenía nada que ver-, había como... tres hombres más allí dentro.
- ¿Qué te hicieron?
- Nada, al principio me apuntaron con el arma pero luego de una llamada solo me quitaron el celular y el dinero que llevaba pero me dijeron que si todo esto salía como ellos querían iba a morir en menos de un mes.
- ¿Reconociste a alguna de esas personas?
- No... jamás las había visto. Llevaban la cara tapada pero la forma del cuerpo no... no se me hacía familiar-intenté recordar más cosas-, también le quitaron mi cartera y el saco a la anciana.
- ¿Qué hacía esa señora con tus cosas?
- Tuve que darselas para que me dijera como llegar al lugar. Tengo que llamar a Vee debe estar preocupada por mi... no tengo mi celular.
- Llámala del mio-Zayn abrió la guantera y me dio su celular-, no lo tiene agendado. Si te pregunta... trata de no contarle nada ¿si?
- No, no se lo diré.
Marqué el número de Vee pero no me contestó. La llamé otra vez pero tampoco, bueno la tercera es la vencida.
- ¡_____!-exclamó- ¿dónde estás? Te he estado llamando al celular pero no contestas. Me atendió un hombre pero me cortó. ¿Estás bien?
- Sí, estoy genial-mentí con todo el dolor del mundo, se me hacía bastante difícil reprimir las lagrimas.
- ¿No vendrás, no? Se ha echo tarde, si todavía no has salido no vengas-me recomendó-, no me enojaré.
- No iré entonces-me excusé-, estoy en casa todavía y me siento algo... mal.
- ¿Qué le ha pasado a tu celular?-preguntó.
- ¿Está bien, le ha pasado algo?- escuché que le preguntaba Harry. Sonreí al ver que se preocupaba por mi.
- Sí, está en su casa-le contestó Vee en un susurró.
- Lo perdí... se me cayó en la calle y me lo robaron-mentí, al parecer esto se me estaba haciendo costumbre últimamente-, Vee tengo que cortar ¿si? estoy bien no sé preocupen por mi.

Estoy ciego y tu eres todo lo que veo. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora