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Esa canción es mi mantra de vida, la razón por la que me levanto en las mañanas, y el por qué no me he sUICIDADO

YO ACTUAL: confirmo

YO ACTUAL: confirmo

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JiMin

Los chicos estaban en la escuela, y todos los demás estaban trabajando.

Estaba sentado en casa tecleando. Había empezado al menos seis ideas diferentes, pero nada parecía pegar.

Estaba tomando un descanso cuando sonó el timbre de la puerta. Inmediatamente, estaba receloso. O era un vecino curioso, o un bromista.

Realmente, no quería lidiar con cualquiera de los dos, pero abrí la puerta de todas formas. – ¿Nam? ¿Qué estás haciendo aquí?

Independientemente de lo que fuera, no se veía feliz al respecto. – Lo siento, JiMin – Jaló sus esposas. – Tengo que llevarte.

Reí. – Muy chistoso, Nam. – ¿Esta era la broma de Jin? ¿Hacer que me arrestaran? He estado ahí; he hecho eso.

– JiMin, por favor no hagas esto más difícil de lo que ya es – contestó solemnemente. Era un muy buen actor.

– De acuerdo, te seguiré la corriente – contesté. – ¿Qué fue lo que hice mal, Oficial?

Me dio la vuelta, poniendo las esposas en mis muñecas detrás de mi espalda. – Estás detenido por el cargo de atentado. Tengo que leerte tus derechos, ¿de acuerdo? – Sonaba tan malditamente serio.

– ¿Atentado contra quién? – pregunté.

– Un hombre reclama que lo atacaste en las pruebas de fútbol de su hijo – contestó, guiándome hasta su auto.

El Doloroso Jong in. Mierda. – Pero eso fue hace siglos – argumenté. – ¿Por qué está presentando cargos hasta ahora? – ¿Realmente podía ser arrestado por arremeter contra un imbécil? Necesitaba llamar a Joong.

Namjoon procedió a citar mis Derechos Miranda mientras me ponía en el auto. ¡Mierda! De verdad estaba siendo arrestado. No dijo mucho mientras manejábamos a la estación. Pasé por el proceso de la toma de huellas dactilares y me tomaron las fotos para el registro. Hasta tuve que cambiarme por un overol anaranjado. No estoy seguro de que eso fuese necesario.

– Te pondré en la celda de retención – dijo con tristeza. Podía decir que él odiaba hacer esto. Maldito Jong in. Gentilmente, me empujó hacia la celda y cerró la puerta.

– Hey, Mariquita. – Jin estaba sentado contra la pared, usando un overol similar. – ¿Por qué diablos estás aquí?

– Atentado – contesté. – ¿Y tú?

Park JiMin: Secuestrador 사랑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora