•07."Caliente"

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¿Qué es esto? ¿Será posible? ¿Acaso... Sientes pena por esa "Horrible Bestia"? ¿O será que comenzaste a sentir algo más?

El castaño soltó un pequeño suspiro, exhausto. Se había cansado de tener que arrastrar al mitad lobo hasta su choza, realmente pesaba demasiado.

Dejó de pensar en eso y se sentó al lado del rubio teniendo su mirada chocolate fija sólo en él, mientras se cuestionaba a si mismo... ¿Porqué se había quedado a dormir afuera?

—Idiota. No eres un niño... Deja de actuar así. No quiero que algo malo te pase...— murmuró el castaño en un tono casi imperceptible, mientras tomaba un pañuelo húmedo el cuál había estado buscando por varios minutos y lo colocaba en la frente del rubio, tratando de bajar su fiebre.

El Cipher aun no despertaba, cosa que comenzó a preocupar al castaño, pueda que ahora este buscando la protección del rubio con el único fin de vengarse de sus superiores, pero también había despertado un cierto cariño hacia ese mitad lobo. De alguna manera quería creer que todo lo que averiguó en la oficina de Ford era un simple hecho falso o una simple mentira, pero ese viejo amargado no es de las personas que hacen ese tipo de bromas.

Suspiraste y tomaste la mano del rubio entre las tuyas, te sentiste un poco raro al hacerlo, pero aún así no lo soltaste. Solo rogabas por que despertara y te dijera cualquier idiotez típica de él. Querías volver a verlo sonreír burlonamente como suele ser.

—P-Pine-tree...— salió de la boca del rubio en casi un jadeo, como si hubiera hecho demasiada fuerza para decir esa única palabra, con tal de ser escuchado por tí.

Los ojos del castaño se abrieron de par en par al escuchar al rubio llamarlo, no pudo contener su emoción y se lanzo a abrazar a ese mitad lobo, mientras agradecía que estuviera bien. El abrazo fue correspondido por el rubio, pues había pasado una de sus manos por la cintura del castaño, apegándolo fuertemente a su cuerpo, en todo el tiempo que se la pasó esperando al castaño, no pudo evitar preocuparse por él. Por ese tonto castaño con vestido.

—¡Eres un idiota! ¿Cómo se te ocurre quedarte dormido afuera? ¡Eres un descuidado!— dijo el castaño en tono de preocupación, aun sin despegarse de aquel cálido abrazo.

El rubio soltó un débil risa. Parecía como una madre regañando a su hijo.

—Eres tú... Estas bien... No sabes lo preocupado que estaba.— dijo el rubio de manera sincera, mientras su débil sonrisa no se borraba de su rostro —Casi mato a medio bosque por no verte... Suena algo estúpido ¿No?. Pero al menos ya estas aquí.

El castaño se separó del abrazo y observó al rubio con sus mejillas totalmente rojas por la vergüenza. ¿Cómo podía decir eso de una manera tan sincera y desinteresada? Tal vez la fiebre lo había vuelto más vulnerable en todo aspecto, eso sería muy peligroso para él si intenta salir al bosque, cualquiera lograría matarlo en un instante.

No es que el Cipher jamás se hubiese enfermado, sólo que casi nunca le sucedía. Recuerda que, la primera vez que se enfermó fue de niño. Dolor de estómago por haber comido unas plantas que no debía. De milagro logró sanarse al cabo de unos días robando la medicina adecuada. Más nadie lo ayudo y se preocupó por él. La segunda y última vez en enfermarse fue igual de fiebre años después del dolor de pansa. Él sólo descubrió como atenderse pues no sabía mucho de las enfermedades. Fue muy difícil para él aguantar el dolor sin ninguna ayuda e intentar sanarse así mismo. Jamás se volvió a sentir mal, y no exactamente por qué se cuidaba mucho mejor, más bien por qué su cuerpo se desarrolló de tal manera para no caer en enfermedades corrientes tan pronto.

El rubio a veces suele desvelarse y dormir afuera. Aunque siempre lo hacía en su forma de lobo. Quizás ahora su cuerpo le estaba tomando alguna clase de factura por las noches que pasó así.

"Prohibido"-BillDip. ■Editada2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora