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-Y ¿Qué nos dices?- preguntó Selena viéndome atentamente. -Es una gran oportunidad para ti, lograrás muchas cosas y conexiones con gente importante.

-Lo sé, pero tengo más proyectos. Estoy a punto de sacar un disco con mi banda y si todo sale bien, quisiéramos dar un pequeño tour por varias ciudades.

-Ese no es problema, cariño. Aún debemos preparar el set, tener todo el equipo, contactarnos con los artistas que entrevistaras.

-Tienes algunos meses para terminar con tus proyectos.- dijo esta vez Samuel. -Creo que con lo demás estás conforme. Con la paga, el horario y ahora está resuelto todo lo demás.

Los miré desde la silla elegante con un acolchado perfecto en la que estaba sentada. Debía tomar mi decisión ahora, no podía esperar más y dado que tenía unos meses libres podría concluir con todo.
Sin más tomé el bolígrafo de tinta negra y me acerque al contrato y firmé. No había vuelta atrás.

Después de acordar estar en contacto con mis nuevos jefes para estar al tanto de mis otros proyectos, salí del edificio y tomé el elevador. Siempre me había parecido impresionante como estando en un octavo piso podías bajar hasta el primero en un segundo, la única sensación que parecía real era el leve movimiento y el ligero revoltijo de estómago.
Una vez en la calle el aire frío golpeó mi rostro y me hizo estremecer mientras caminaba de vuelta a casa, que por suerte, estaba cerca. En el camino sólo pensaba en el sobre que me había dado Taylor por la mañana después de terminar, por fin, de grabar el disco. Me aseguró que ahí se encontraba toda la información de Laura, con detalles. Y ciertamente estaba ansiosa por abrirlo, aunque una parte de mi no lo deseaba tanto pues no quería encontrarme con una mala noticia.

Antes de llegar a mi departamento decidí pasar a la cafetería de enfrente para tomar dos cafés y un paquete de muffins pues Michael se había quedado toda la noche y antes de salir esta mañana ahí seguía durmiendo, suponía que él seguía ahí. Una vez con mis suministros en la mano crucé la calle sin antes mirar a los lados. De la nada un auto casi me arrolla quedando a menos de 10cm de mi cuerpo. Por la impresión la única reacción (y agradecía que fuera la más rápida) fue tirarme hacía atrás y dejar que el coche avanzará, lo cual hizo sin ningún reparo y a una velocidad exorbitante. Lo ví alejarse, parecía un Mustang viejo pero en buen estado, de color azul y con unas franjas blancas. ¡¿Quién demonios le dió el carnet de conducir a ese loco?! Me auto-regañe mentalmente también por ser estúpida y no fijarme antes de cruzar.

Unas cuantas personas testigos del acontecimiento se acercaron a ayudarme, seguía en el piso al lado del café esparcido y de los muffins destrozados, me ayudaron a ponerme de pie y tras asegurarme a mí misma y a la gente a mí al rededor de que me encontraba bien, pues no tenía heridas mayores a un ligero dolor en el trasero y el aturdimiento del momento, tomé nuevamente el camino a la cafetería para recuperar lo perdido. Por obra del destino el gerente del lugar había visto lo ocurrido y no me cobró los alimentos, incluso me dió muffins de más y un cupón. Justicia divina, supongo.

Una vez en mi departamento expulsé el aire que estaba conteniendo en mis pulmones y me senté en el sofá rojo después de dejar la comida en la pequeña mesa de centro. ¡Vaya que la vida es efímera!
Cuando me tranquilice fui en busca de Michael, aún no sabía si estaba aquí o tuvo que irse. Me encontré fascinada cuando lo ví sentado en mi cama con un libro en las manos y gafas redondas en sus preciosos ojos castaños.

-Hey...-susurre apenas para llamar su atención y cuando se fijó en mi una sonrisa sincera se posó en su cara.

-¿Cómo te fue? No te escuché entrar- dejó su libro junto a la lámpara de noche y se puso de pie para llegar a mi lado. -¿Firmaste el contrato?

You And I (LP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora