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El sábado había llegado, y en el transcurso de los últimos tres días en casa de mis padres todo parecía estar bien. Papá me llevo a conocer su viñedo y me regaló varias botellas de vino, según el para "aguantar la vida."
También salíamos a comer o a pasear por el pueblo, mentiría si dijera que no extrañaba estar aquí, me hacía sentir cómoda y segura.

Lo único que aún no me tenía tranquila, era la presencia de mi nueva hermana. Parecía estarme vigilando todo el rato y me lanzaba miradas asesinas cuando estábamos solas. Aunque tampoco se detenía de hacerlo en presencia de otras personas, mi papá la había pillado varias veces y por lo que sabía también le hacía reclamos por el tiempo que pasaba conmigo y las "preferencias" que tenía.

Tampoco me he animado a entablar una relación con ella, nuestras platicas siempre son banales, frías y cortas. Más que nada nos interesaba nos en la otra por cortesía y hacer feliz a papá. Hablamos sobre su escuela, sus amigos, a lo que me dedicó y sobre mi relación con Laura, que ya me había tomado la libertad de decirle a papá que ya no estábamos juntas pero no quería decírselo a Kristal, no me daba buena espina.

Hoy debido a que Kristal no había tenido que ir a la escuela, saldríamos al lago desde temprano y como una familia, incluso Abigaíl estaba invitada. Teníamos preparada comida, varias mantas para echar en el pasto y recostarnos, también toallas por si alguien quería echarse un chapuzón. La camioneta todo terreno de papá también estaba lista con el tanque lleno  de gasolina, refacciones, herramientas y demás cosas. Necesitábamos estar preparados para lo que pasará.

-¿Estás segura de querer ir a ese lago?-preguntó Laura jugando con mi cabello.-La primera vez que estuvimos ahí aún la recuerdo.

-Claro que si.-ahi Laura me había besado por primera vez.-Es raro ¿no?

-¿El qué, cariño?

-Nosotras, tú amando a Lauren y yo aún pérdida por Michael. Y aún así aquí estamos, como si solo fuéramos tú y yo.-me recargue poniendo una rodilla sobre la cama junto a la ropa que decidí llevar al lago.

-Solo somos tú y yo, así será siempre Kristen. Aunque tú estés en el norte y yo en el sur, aunque miles de kilómetros o los océanos nos mantengan alejadas. Siempre seremos de la otra, siempre seremos Kristen y Laura.

La miré extrañada. ¿A que venía esto?

-No lo entiendo.-confesé dejando de armar la pequeña mochila con ropa de cambio.

-Simplemente sé que donde sea que estemos, seremos capaces de amarnos y estar siempre esperando por la otra.-me regaló una sonrisa y se sentó en la cama.

-¿Aunque estemos con otras personas?

-Kristen, somos almas gemelas, por mucho que lo intentemos no podemos dejarnos atrás. Con nadie conectamos tan bien, somos tú y yo.-me miró con ternura.-Creo que quedó claro el día de la cabaña. Yo estaba con Lauren y tú con Michael, y eso no fue impedimento para amarnos.

-Es cruel.-se sorprendió ante lo que dije.-No está bien, estamos traicionando a las personas y dañandolas, tan solo porque no podemos estar sin la otra. No es justo.

-Tienes razón, pero la vida nunca ha sido justa para ninguna de las dos.

-No lo justifica. Y por lo que tengo entendido tú aún estás comprometida, así que de todas formas esta conversación no llega a nada.-dije en tono frío.

-Es complicado, tengo que casarme, quiero a Lauren. Quizá ella no ha sido muy buena contigo pero yo la conozco, es dulce y amable.

-¿Por qué suena a que es una obligación casarte y no a que es lo que te hará feliz?

You And I (LP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora