"¡¿Qué los oficiales a cargo están muertos?! ¡Pues que un suboficial tome el mando!
-Capitán Taylor, Batalla de Kyoto, momentos antes de que le volaran la cabeza.".
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Zona de la 4ta División de Infantería
Cerca del río Caedes, InframundoAmbos soldados formaban parte de una columna que marchaba por la oscuridad de la noche demoniaca. Lentamente, algunos en parejas y otros apenas distinguiendo al compañero de enfrente, se movían para tomar las posiciones de guardia que les tocaba ocupar durante su turno. Un teniente iba al inicio, y cerca de la mitad estaba un par de amigos.
- Oye Murph. ¿Escuchas eso?
- ¿Escuchar qué?
- No sé, un ruido como de algo arrastrándose...
- ...
- Viene de atrás. Quizá el sargento trae algo.
- ¿Tú crees?
- Estaba tirando tizas al suelo cuando salimos, podría ser él. Usa la mira de tu arma para ver que hace.
- Si me preguntan, fue tu idea.
Lentamente, aprovechando la oscuridad y algo de polvo en el aire, el cabo apuntó su mira con cuatro aumentos hacia el camino que dejaban atrás. Le tomó unos segundos encontrar al sargento mientras era guiado por su compañero, pero finalmente lo halló.
- ¿Lo hallaste, Murph?
El aludido asintió.
- ¿Lleva algo? – Sin respuesta – Murph... vamos, dime si lleva algo. – Insistió. Finalmente, Murph retrajo su ojo de su arma, una mirada ilegible por la oscuridad que los rodeada.
- Él...
- ¿Murph? – Lo encaró su amigo, viendo la mirada ansiosa que tenía el cabo.
- Él... estaba sonriendo... y arrastrando un cadáver...
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Hamburgo.
En esos instantes...El tiempo parecía haberse congelado para la nobleza de Rías Gremory. El inesperado hecho acarreado por el oficial no le pasó por la mente a ninguno. Se suponía que su tapadura era perfecta, y aquella oficina era un lugar para los negocios del mundo sobrenatural. Pero precisamente eso fue su perdición, y provocó que ahora la heredera de uno de los clanes más influyentes del inframundo tuviera una pistola apuntándole entre ceja y ceja.
Que mal día para salir de casa, pensó distraídamente Chrystopher, el mago de la 3SP.
Pasaron varios segundos en los cuales apenas hubo movimientos, salvo el de los empleados que ponían sus cosas a resguardo y saliendo rápidamente de allí, como si fuera una cosa de común ocurrencia. En meros segundos el lugar estaba vacío salvo por ambos uniformados y los demonios. Rías terminó de darse la vuelta, pero Heins apenas se inmutó y su arma siguió apuntando.
- Voy a pedirle que levante las manos y coopere con nosotros, señorita Gremory, o me veré en mi deber partiéndole su delicado rostro con un proyectil que le aseguro le dolerá si sobrevive. – Indicó sin que le flaqueara la voz. El rostro de los demonios presentes se tensó, pero al levantar Rías sus manos parecieron relajarse.
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DxD: La guerra a la que fuimos
FanfictionAU. La humanidad lleva tres siglos de guerras ininterrumpidas. Cuando finalmente llega la paz, el mundo sobrenatural es descubierto. Esto ha llevó a una guerra sin precedentes. Años después del sangriento conflicto entre razas, a base de testimonios...