Capítulo 6: Juntando las Piezas

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"Deja que tus planes seas oscuros e impenetrables como la noche, y cuando hagas tu movimiento, golpea como el rayo."
-Sun tzu.

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Campamento del Regimiento "Japón," afueras de Kyoto.
Unos minutos después de la llegada de Issei y Le Fay.

Issei y Le Fay llegaron con el trío de oficiales, para que luego cada uno se fuera por su propio camino (Wayne se tomó la molestia de enseñarles las tiendas de campaña que usarían para alojarse antes de desaparecer. Kuroishi se había ido al centro de mando en lo que Schmidt se desvanecía nuevamente). Las tiendas eran compartidas, pero las tropas se encontraban en ejercicios, por lo que ambos tendrían que esperar para encontrarse con sus compañeros de equipo. Nervioso ante la perspectiva de gente desconocida, Issei salió a caminar por el borde del campamento.

En su camino analizó las instalaciones. Por el borde pasaban corriendo ocasionalmente grupos de soldados de diversas características y edades, casi lo único en común siendo sus ropas. Las entradas estaban cerradas y vigiladas, y de vez en cuando se veían por la alambrada que delimitaba el campamento a patrullas que mantenían adentro o afuera a la gente. La oficialidad tenía tiendas individuales, logro ver, más los únicos edificios eran utilizados para el cuartel general y almacenes.

El campamento era grande, lo que le hizo preguntarse como habían logrado tener semejante terreno para una tropa que seguramente no excedía las 3.000 personas. También logro ver que se dividía por batallones, y que él estaba en el batallón "Kuoh" (lo que pudo deducir gracias a la ubicación de su tienda, además de por el nombre). Estaba por terminar de dar la vuelta al perímetro cuando chocó con alguien. Levantándose del suelo, extendió una mano a la otra persona, analizándola con la mirada rápidamente.

Era una chica alta para sus estándares, alrededor de un metro setenta de altura. Tenía el pelo blanco atado en una cola de caballo y, cuando abrió los ojos, Issei pudo ver que eran heterocromáticos: el izquierdo era verde y el derecho era rojo (que, aunque nunca lo admitiría, le dio miedo la primera vez que lo vio). Llevaba el uniforme de combate del regimiento, que era ropa de camuflaje digital de distintas tonalidades de gris acompañado de botas de combate. No llevaba casco.

-L-lo siento-Se disculpó Issei.

-No te preocupes. Es mi culpa por no fijarme donde iba-Se disculpó ella a su vez, aceptando la mano ofrecida para levantarse. Se le quedó viendo unos segundos-¿Eres nuevo?

-¿Eh?-Issei quedó sorprendido por la pregunta-Sí, supongo que sí... O sea, ya estaba inscrito, si es lo que preguntas, pero acabo de llegar. Estaba en otra parte.

-¿Sí? Curioso-Comentó mientras lo analizaba de pies a cabeza-Soy Andrea. Sí, lo sé. Es bastante occidental, no lo menciones-Se adelantó al comentario que iba a dar Issei.

-Pues me quitaste las palabras de la lengua... ¿por qué el nombre, si puedo preguntar?

-No soy precisamente japonesa, simplemente vivo aquí. O más bien vivía, porque no sé si estaremos de vuelta pronto-Le restó importancia con un encogimiento de hombros-¿Y tu eres...?

-Issei. Hyoudo Issei-Se presentó a su vez.

-Ya veo. Un placer conocerte. Nos vemos luego-Y con un gesto de su mano, la peliblanca se despidió y se perdió en el laberinto de tiendas y soldados. Revisando la hora en su teléfono (que tuvo la suerte de tener consigo cuando Wayne lo arrastró), Issei se dio cuenta de que el entrenamiento de la mañana había terminado y que era mejor que volviera a su propia tienda.

DxD: La guerra a la que fuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora