Midoriya Izuku y Todoroki Shotou son amigos, pero también aspirantes a héroes y recientemente pareja.
En una relación debe haber muchas cosas, como compañerismo y admiración por el otro, eso fue lo que desató el amor entre estos dos futuros héroes...
Hey! aquí MiyuKatz bien puntual y cumplidora con la parte 11 de esta historia que espero estén disfrutando tanto como yo.
Nada más una aclaración chiquita: Este capítulo está narrado tanto por Endeavor como por All Might (Decidí poner en cursiva las partes narradas por él para que no se prestara a confusiones).
Gócenla!
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Las cosas no habían salido para nada como habíamos planeado. Dijiste que hablaríamos tan pronto volvieras de tu viaje con Midoriya-kun pero, todo se terminó complicando.
¿Por qué la vida parecía últimamente ser una secuencia de eventos dolorosos?
Pero no, ni la vida, el destino, o cómo la gente lo quisiera llamar me quitaría esta oportunidad que seguramente, era la última... Luché en esa Isla y lucharía todo lo que hiciera falta.
Mi puño fue a dar contra el costal de boxeo con el que practico en las noches. Que como siempre, termina incendiándose en el piso. Es el tercero en esta semana, pero no puedo hacer mucho, la ansiedad me está matando desde que concluyó el rescate.
Cuando te vi al fin en el hospital, tus palabras en nuestra última conversación me golpearon, la realidad me golpeó: Teníamos el tiempo en contra.
Pero esa no es la única situación con la que tengo que lidiar.
- Viejo – Escucho decir a Shotou mientras abre abruptamente la puerta del gimnasio – Tengo que hablar contigo.
Respiro profundamente y me limpio el sudor de la frente.
- Yo también, vamos a mi despacho.
***
- ¿Está todo bien, All Might? – Pregunta el joven Midoriya apenas abre la puerta. Sus ojos muestran tanta preocupación como sorpresa – En cuanto recibí tu mensaje vine para acá.
- Sí – Respondo mientras lo veo entrando a la habitación – Pensaba esperar hasta mañana para hablarte, pero creo que cuanto antes es mejor.
Mis palabras sólo lograron que se acentuara la preocupación en su cara.
- Por favor dime qué es lo que sucede – Pese a la evidente consternación, su respuesta fue mucho más centrada y madura de lo que esperé.
- Toma asiento – Dije sentándome en el sillón que estaba al fondo de la habitación.
Mi alumno me imitó tomando lugar en una de las sillas que quedaban en frente mío.
Aunque repasé en mi mente una y otra vez las palabras que utilizaría al hablar con él, los nervios me traicionan.
