Mission 777 (Wattys 2019)

VII

¿Te conozco?
Corben se agacha un poco a verte y tú corazón late tan rápido que crees pueda salirse de tu pecho en cualquier momento.
Para tu fortuna o desgracia, un relámpago atraviesa el cielo y aquel maligno alien aparece en escena.
¡Qué rayos!

El Jack de está tierra eleva sus ojos y puedes notar el miedo a través de la palidez de su tez, Corben sigue el recorrido de su mirada y tú aprovechas para girar sobre el cuerpo y levantarte del suelo.
Entrégate y nadie más tendrá que morir por tu causa.
La voz se filtra cómo un eco por cada célula que conforman tú anatomía y en vez de rendirte te echas a correr.
Tú así los has querido.

Dos ondas hacen que te eleves en el aire y caes estrepitosamente al pavimento.
El golpe te ha dolido pero no te dejó fuera de lucha.
Apoyas tus codos para volver a levantarte cuando un borrón empuja en el aire al cadavérico alien.
Corran.
Apenas alcanzas a gritar para que Jack te siga, pero al girar tu vista en su dirección ves con horror cómo sus cuerpos están calcinados.

¡Oh Dios!
Más centelleos retumban en el cielo y decides correr por tú vida.
A pocos metros observas el auto de aquellos que se detuvieron a auxiliarte y sin pensar te metes dentro.
Mueves la palanca de cambios y pisas el acelerador en retroceso, no pierdes visibilidad de las descargas que caen cerca de ti y esquivas hábilmente.
Giras el vehículo y mantienes el acelerador a fondo, la adrenalina es tu guía y las ganas de no morir.
Echas un vistazo por el retrovisor, pero te has alejado de la zona de conflicto milagrosamente.
Aún así sigues rompiendo el límite de velocidad permitido al menos en tú tierra.
Vas por una larga y desértica carretera, sólo te acompaña un paisaje triste y casi nocturno.
Buscas a tientas en tu cuello y sientes el abre portales, repites la operación en tú chaqueta y respiras al palpar el arma y aquel tubo de ensayo que es tú único salvavidas en el universo.

De pronto algo se atraviesa en tu camino y metes un frenazo que te hace golpear contra el volante del auto.

Te echas atrás aún con el dolor palpitando en tú frente y ves a una mujer atravesada en el camino.
Su traje es muy diferente de los que has visto en tu viaje a otras tierras, su rostro esta cubierto por un anti faz pero el rubio de esos cabellos lo reconocerías donde fuera.

¿Se encuentra usted bien?

Es su voz, una vez más el deseo profundo y honesto de encontrar a Kara, te ha llevado con otra contraparte.

Si, gracias.

Tu respuesta es suave y a pesar de la distancia, estas segura que escuchó.

Ella se acerca y tu pulso es errante, ya has pasado por mucho con cada Kara del infinito universo para volver a crear otra historia que marque tu corazón.

Debería venir conmigo. Los aleje pero estoy segura que no por mucho tiempo.

Ella se aferra a la ventana del auto y tus ojos se posan en los conocidos pozos azules.
¿Quién eres?

Ella te mantiene la mirada y guarda silencio por largos segundos.

No eres de está tierra ¿Cierto?

Se retira la máscara y puedes ver su rostro en todo el esplendor.
Soy Iron Girl

Quieres reírte del nombre que usa para ser heroína pero mantienes tú mandíbula apretada y tus ojos sobre los suyos.

¿A donde me llevarías?

A un lugar seguro, por supuesto.

Ella te abre la puerta y extiende su mano, a pesar que está se mantiene cubierta por guantes especiales.
Tus pocas opciones te llevan a tomar la oferta, y cuando quieres analizar el hecho ya te encuentras a varios pies por encima del suelo.
Cierras los ojos y te dejas llevar.