*...𝔩𝔞 𝔞𝔟𝔢𝔯𝔱𝔲𝔯𝔞 𝔡𝔢 𝔲𝔫𝔞 𝔣𝔩𝔬𝔯 𝑦 𝔩𝔞 𝔣𝔲𝔢𝔯𝔷𝔞 𝔡𝔢 𝔲𝔫𝔞 𝔢𝔰𝔭𝔞𝔡𝔞...*

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POV. ROBIN

Al llegar los nervios invadieron mi ser, pero no era momento para eso... tenía que aclarar esto de una vez por todas, con todas las fuerzas que tenía en aquel momento lo llame, vi cómo se tensó un momento y lentamente volteo. Al tenerlo frente a mí las palabras me abandonaban y junto a ellas mi valor, pero en un acto desesperado me aferre a ellas como si mi vida dependiera de ello.

A paso lento me fui acercando y vi como por inercia él retrocedía, una diminuta sonrisa se apodero de mis labios pero rápidamente la borre, cuando estuve lo suficientemente cerca procedí a hablar.

POV. ZORO

El simple hecho de escuchar su voz paralizó todo acto que estaba haciendo, lentamente voltee a verla. El tenerla frente a mí jugaba en mi contra, ansiaba saber si ella también me amaba, ansiaba saber si tenía alguna oportunidad... o si daba todo por perdido de una vez por todas. El verla acercarse lentamente me sorprendió y por instinto retrocedí, de alguna manera me sentía acorralado... pero no me desagradaba, busque por todos lados mi autocontrol y me aferre a él... pero ella no ayudaba... aquella sonrisa en su rostro está por lograr que mandara a la mierda mi autocontrol... pero su voz logró devolverme a la realidad.

POV. NARRADORA

Ya estando frente a frente sus miradas se buscaban y la vez se repelían, era una dura batalla entre aclarar todo o simplemente disfrutar del momento, con mucho esfuerzo se optó por aclarar la situación y la primera en hablar fue la arqueóloga.

Robín: kenshin-san... he venido a aclarar el malentendido que dejamos pendiente ayer –dijo seriamente-

Zoro: sobre eso mujer... yo –intentaba hablar pero los hechos del día anterior se lo impedían-

Robín: no diga nada kenshin-san... por favor solo escuche –hablo decidida-

Zoro: está bien mujer... prosigue –dijo prestándole toda su atención-

Robín: gracias kenshin-san –sonrió de forma dulce-

Tras un momento corto de silencio y un suspiro disimulado prosiguió a hablar

Robín: el día de ayer le pedí hablar para aclarar lo sucedido en la biblioteca, sé que de alguna manera malentendió las cosas y por eso le pedí que me dijera por qué –una leve sonrisa apareció en su rostro- tras escuchar lo que dijo kenshin-san... quise decirle todo de inmediato... pero siguió hablando y al final se fue sin dejarme decir palabra alguna y confundiendo aún más las cosas –dijo aquello acercándose un poco más-

Por otro lado el espadachín ya se hallaba arrinconado contra la pared y un leve sonrojo adornaba su rostro que era opacado por la escasa luz que había en el lugar, ya faltando un par de paso para desaparecer la distancia entre ambos prosiguió hablando.

Robín: en aquel momento no supe qué más hacer –dijo con un poco de pesar- quería decirle que aquel joven solo es un compañero de lectura, un amigo al que recién estoy conociendo... pero se fue sin dejarme aclararle nada, pero lo más importante que quería decirle era que yo no lo amaba –dijo mirándolo a los ojos- que yo amaba a otra persona... y esa persona es usted... kenshin-san –dijo aquello con todo el corazón-

Al escuchar aquellas palabras el espadachín se quedó helado... no creía que aquello fuera real... sus ojos fijos en los de ella no ayudaba a desmentir tal idea, su autocontrol se perdió en aquellos profundos ojos y terminó por cortar la distancia entre ambos.

*...Las lágrimas de las flores y el orgullo de las espadas...*  (ZoRobin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora