ㅤㅤㅤ↪ㅤExtra *

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—Te juro que a la próxima que los veamos, les voy a pegar una paliza.

—Johnny, no te preocupes. Solamente me ha manchado la camisa, han actuado como unos auténticos críos —intentaba calmarlo Chittaphon, mirándole a través del espejo.

La mirada endurecida de Johnny pareció calmarse, quedándose absorto por los trazos repetitivos de la mano ajena intentando desvanecer el color oscuro que adornaba gran parte de la tela.

—Creo que no sale de ninguna de las maneras, y me estoy quedando empapado —suspiró resignado, tirando el papel que había usado para intentar limpiarse en la basura que poseía ese lavabo ancho e individual, justamente el de minusválidos.

—Te he dicho que iba a dejarte la mía —respondió acercándose a él, agachándose muy levemente para poder inspeccionar las manchas, tomando la tela entre sus dedos.

—Quieres darme tu ropa, quieres vengarte de todas las derrotas injustas que obtuvimos por culpa del juego bruto de Shiratorizawa, quieres apalizar a Jinhwan por tratarme siempre mal. ¿Qué hago para que hagas tanto por mí, Johnny?

El silencio reinó toda la estancia. Chittaphon, a pesar de que era catorce centímetros más bajo que el americano, lo miraba con sus comisuras levemente estiradas y las cejas alzadas, en una expresión de inocencia. El alto no tardó en sonreír encantadoramente, aún sin creerse que ese chico tan bajo tuviera tanto carácter echado hacia adelante.

—¿Tiene que haber una razón por la cual esté actuando así? —no iba a quedarse fuera de ese juego, le siguió el hilo, sin agrandar el espacio que había entre ellos.

—A no ser que me consideres como tu mejor amigo y estés actuando sin querer recibir nada a cambio como haces con Taeyong, sí. Pero yo no estoy actuando de una manera la cual merezco ser considerado como tal —explicó con calma, ladeando la cabeza hacia uno de los lados.

—¿Insinúas que busco algo a cambio?

El americano logró reír, sin darse cuenta de que su sonrisa clarificaba la ensoñación que le creaba tener esas conversaciones juguetonas con el tailandés. Pocas veces ocurría, porque Chittaphon era capaz de controlar sus expresiones faciales mejor que él, pero esbozó una pequeña sonrisa que intentó esconder mordiéndose su inferioridad.

—Sí —llevó una de sus manos hasta el extremo superior de su cremallera, jugueteando con el cierre—. Pero confieso que lo mereces.

—Oh, ¿el gran Chittaphon va a ayudar al pobre e indigente Johnny? ¿En qué lo ayudará, exactamente?

—Bueno —siguió, bajando la cremallera de la sudadera hasta el final—. Como vas a dejarme tu camisa, podría ayudarte a desprenderte de esta.

Como siempre, Chittaphon atacaba de golpe, como si te clavara afiladas dagas en tu cuerpo sin dejarte reaccionar. Aunque por fuera mostraba calma y serenidad, su corazón se había alterado y sus órganos parecían chillar por todos los recovecos.

—¿Harías eso por mí? —preguntó en el momento que notaba su sudadera deslizarse por sus hombros, por demanda de las manos de Chittaphon.

—¿Por qué no lo haría? —Chittaphon hubiera deseado tirar la sudadera al suelo para imitar las típicas películas cliché que siempre podías ver en la televisión, pero la realidad es que estaban ambos dentro de un baño público y desconocía la higiene del suelo, así que se limitó a anudarse las mangas en su propia cintura—. Además, lo haré con todo el placer del mundo.

Las acciones de Chittaphon parecían inocentes; sus dedos tocándole con dulzura y cuidado, pero sus ojos, su aparente calmada expresión y sus palabras mostraban lo contrario. Johnny se quedó en silencio, intentando ganar esos deseos tan repentinos que tenía de rodear la cintura del más bajo y besarlo hasta quedarse sin aire.

Sus decisiones más acertadas terminaban con Johnny mirándole sin hacer prácticamente nada, otorgándole al menor el deseo de hacer prácticamente todo lo que quisiera. Y no sabía que Chittaphon nunca había usado esas oportunidades para hacer lo que se le antojara, deseos que guardaba dentro de su ser y que nunca había confesado ante nadie, menos ante el americano.

Por esa misma razón, cuando sus dedos terminaron de desabrochar el último botón y tomaron los extremos para tirar de los hombros del americano para hacerlo agacharse, este casi se vio en el suelo, con la sorpresa de que los labios del menor habían impactado contra los propios y no le dejó opción de poder ver mucho más; su reacción fue cerrar los ojos, tomarlo de la cintura y besarlo como nunca antes había besado a nadie.

No tardó en notar el buen besador que era Chittaphon; sabía bien cómo acariciar su cuello, cabello, hombros, mientras que su lengua empezaba a dejarse vez con pequeños trazos sobre los labios ajenos, dejando a Johnny entre las nubes. Sin terminar de sacarle la camisa a Johnny, él mismo usó su tiempo para desprenderse de la propia, y el americano casi sintió morirse al notar la piel de su cintura directamente contra sus palmas. La tenía tan suave que deseaba tocársela todos los días.

Y, estaba tan ocupado saboreando sus labios, preguntándose si eso era real o era un maravilloso sueño, aprendiéndose la suavidad y las tenues curvas de su cintura y espalda, que no se dio cuenta cuando Chittaphon se las arreglaba para ponerse su camisa, obligando segundos después a las manos de Johnny a tomar su rostro para que el tailandés pudiera abotonarse sin tenerlas en medio.

Chittaphon rompió el beso más ansiado y fascinante con una mordida en el labio inferior ajeno que causó que el dueño jadeara levemente, despertando de su ensoñación.

Notó esa sonrisa traviesa en los labios del tailandés, y lo jodidamente bien que le quedaba su propia camisa.

—Gracias, Johnny.

Su carácter inocente había vuelto y, posando en su hombro desnudo su sudadera, le guiñó el ojo y abrió el pestillo de la puerta para abandonar el baño, dejando a un soñador y semidesnudo Johnny suspirando como si fuera un poeta del siglo diecisiete después de haber visto a la amada, cuyos rasgos siempre aparecían retóricamente en los poemas.

—De nada —respondió a la puerta prácticamente un minuto después, mostrando en su rostro la sonrisa más entusiasmada que había mostrado nunca.


🌻; un poco de johnten para vuestros bodies. uwu

Hikariare ❜ ┊ dotae _ taedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora