Sexto Capítulo: El peón

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—¿Quienes eran esos dos? —preguntó Tryss mientras caminaban de vuelta a su nuevo hogar.

—Un traficante que tiene todo lo que necesites y más y su guardaespaldas. Tienen bastantes contactos en todos los estratos de la sociedad y pueden obtener todo lo que uno quiera a cambio de un precio.

     Tryss sonrió un poco y zarandeó la botella.

—Si tan útiles pueden ser, podríamos haber jugado con ellos un poco...

—No, son un arma de doble filo. Al igual que ellos nos pueden dar información a nosotros, podrían vendérsela a cualquiera que pagase lo suficiente. Lo mejor es hablar con ellos lo mínimo posible.

—¿No podríamos simplemente haberlos liquidado después de que nos diesen la información?

—Ese guardaespaldas es un hechicero del quinto arco que domina el fuego, el viento, la magia de sanación y que además sabe de alquimia, si quieres ir tú sola, adelante, pero yo no me voy a meter a pelear.

—Solo era una sugerencia, no te pongas así. Por cierto, ¿para qué necesitas el lunne?

—Mi objetivo es el comandante William, uno de los hombres más importantes e influyentes de Harkenia, pero es demasiado paranoico. Para llegar hasta él tendrémos que descubrir donde se oculta la mayor parte del tiempo y la única forma de hacerlo es llegar hasta sus guardaespaldas personales y sacarles la información a la fuerza, el problema es que esos guardias son unos hechiceros de alto nivel que además también viven lejos de la vida pública ocultos en algún lugar.

—¿Y tu plan para encontrarlos cual es?

—Uno de los hechiceros que custodian a William es muy irascible y malhumorado y tiene un único aprendiz bastante aventajado al que maltrata y humilla continuamente. Ese aprendiz frecuenta por las noches un prostíbulo en la zona más marginal de la ciudad, en donde suele emborracharse y abusar de las mujeres para desquitarse. Lo emboscaremos, usaremos el lunne para que no pueda defenderse y lo interrogaremos.

     Tryss asintió y aprovechando que sus conversaciones solían ser bastante cortas empezó a pensar en sus futuros movimientos. Había hecho bien en reclutar al capitán harkenio, la llevaría a través de la capital con sus conocimientos y su rencor como motor y le permitiría eliminar a los dirigentes del país... entonces comenzaría la ocupación imperial y toda la Unión Draktika sería destruida. ¿Ascendería a Grisam a ciudadano imperial o lo asesinaría para impedir cualquier tipo de insubordinación después de alcanzar sus objetivos? Quizás lo segundo, Grisam era demasiado peligroso y demasiado inestable.

—¡Grisam, Tryss! —Una voz masculina bastante familiar les llamó con un tono excesivamente alto para dirigirse a unos sujetos que desafiaban al país. La mujer despertó de sus cavilaciones y levantó la mirada. Se percató de que aquella voz provenía del hechicero de roca no-muerto que por alguna razón desconocida había salido a buscarlos con gritos.

     El colosal hombre llegó hasta ellos al trote y se plató a apenas dos metros de la nigromante.

—¿Qué haces aquí fuera? Creí haberte dicho que no salieses, podrías llamar la atención —espetó ella.

     Ulises se encogió de hombros y dio unos pasos hacia atrás.

     Los ojos del capitán se torcieron. Había percibido algo por el rabillo del ojo.

—¡Créeme que lo sabe! —exclamó un hombre que se había colocado detrás de la pareja para bloquearles el paso. Por el rabillo del ojo pudo distinguir que el sujeto estaba acompañado de al menos doce guardias armados y un hechicero cubierto por un capote azul y una máscara dorada provista solamente de dos ranuras para los ojos.

Cazador de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora