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Capítulo 9

Maya se levantó de su asiento y el director la invitó a pasar a su oficina. La joven se adentró y vio a Cory sentado viéndola seriamente. El director le invitó a sentarse y se retiró del lugar dejando a Maya desconcertada.

-¿Hay algo que debas decirme Maya?- preguntó Cory con dulzura.

Maya negó con la cabeza, algo cansada aunque no se notaba ya que había cubierto bien sus ojeras con el maquillaje anteriormente.

—Sabes, somos tu familia Maya, puedes contar conmigo, con Riley, con todos nosotros. ¿Qué te detiene?— se levantó de su asiento y se dirigió hacia Maya.

Maya no entendía a que venía esto, pero sabía que no era algo bueno. Cory tomó su mano y la miró a los ojos, Maya era como su hija, no podía creer que no lo había notado.

—¿Acaso no confías en nosotros?— la voz de Cory se quebró al preguntar, y Maya extendió su brazo para abrazarlo.

Maya no quiso hablar en ningún momento, sentía que iba a quebrarse ni bien dijera una palabra. Solamente lo miraba. Cory se paró y se apoyó en el escritorio, decidió explicarle a Maya todo lo que su madre había dicho sobre ella con sutileza, no quería que Maya se sintiera mal pero ella conocía los límites de su madre y podía apostar a que su madre le había llamado "zorra".

Maya estaba sorprendida, toda su frialdad, toda su rudeza, su orgullo y fuerza dependían de un hilo que estaba a nada de romperse y darle paso a las lágrimas que tanto deseaba esconder. Deseaba ocultar esa parte de ella que sólo Farkle conocía, deseaba guardarla bajo llave y seguir siendo esa chica fuerte que fue toda su vida.

—Yo…— sus ojos se cristalizaron y su voz se quebró.

Cory tomó su mano en señal de confianza. Maya la apretó con fuerza y dejó caer una lágrima.

—No quería que supieran que me echó de casa.— dijo en susurro. —Sabía que esto podría zafarse de mis manos pero no tan pronto.

—Cariño, jamás haríamos algo que pudiera lastimarte.— dijo Cory mirándole a los ojos. —Por más mala que sea ella es tu madre, sabemos cuanto la amas y que no quisieras verla pagar el daño que te ha hecho por más que lo merezca.

Maya asintió.

—Ahora te quedarás en casa hasta que las cosas mejoren. Convencí al director de no tomar medidas en el asunto y le dije que yo me encargaría, así evitamos que termines en una casa con gente que no conoces. Podrás quedarte en casa el tiempo que quieras hasta que alguien pueda hacerse cargo de ti.

—¿Ustedes… ustedes no podrían hacerse cargo?— preguntó Maya con la voz entrecortada.

Cory negó con la cabeza.

—Nos encantaría, pero no estamos aptos para hacerlo.— Maya lo miró incomprendida. —El proceso legal es muy grande y en el caso de que el juez diga que no estamos preparados para darte un hogar podrían quitarnos tu tenencia completamente dejándote en alguna casa desconocida o en un hogar para niños 'huérfanos'. Tengo la persona a quién le darían tu tenencia sin problema alguno pero necesito hablar con él, ¿sí?

Maya asintió débilmente y Cory le avisó al director que se retirarían. La rubia secó sus lágrimas y junto a Cory se dirigieron a la salida del edificio.

.   .   .

Cory abrió la puerta y le indicó a Maya que entrara primero.

Topanga, que estaba en la cocina, la vio y le sonrió con dulzura.

—Hola bonita, ¿quieres algo de beber?— dijo dulcemente y Maya negó.