35.- Maternidad difícil

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Maternidad difícil

2 meses después...

Venecia, 3:00am

Por más cosas que hiciera, por más comida o cosas que le dijera él no se callaba, llevaba como media hora llorando. Todas las noches y días cada dos horas era así y me estaba volviendo loca. Dos días sin dormir no era sano.

Tu: Se acabó, no puedo contigo – dije cargándolo y llevándolo a la sala

Tomé las cosas que tenía en un maletín y lo llevé fuera de casa, no podía calmarlo, era como si no me obedeciera o le agradara, definitivamente no le agradaba. Llevaba haciendo esto desde que nació. Toqué la puerta de la casa de Isabel esperando a que se despertara y así lo hizo

Tu: Ayúdame....por favor – dije viéndola suplicante con él bebe aún llorando en mis brazos

Isabel: Pero cómo es posible, ¿otra vez? – dijo cuando ya estábamos en la sala

Tu: No sé qué hacer, intento lo que tú haces. Le digo cosas buenas, soy paciente pero también tengo un límite  - dije tapándome los oídos - no me quiere, es la única explicación razonable

Isabel: No digas tonterías, eres su madre – dijo meciéndolo entre sus brazos hasta que por fin se calmo

Tu: ¿Lo ves?, contigo si se calma. Conmigo es como si le pidiera que siga llorando y estoy preocupada, tampoco es bueno para él llorar mucho. No quiero que se enferme y sea mi culpa por no saber hacerlo callar

Isabel: Tranquila, lo hiciste muy bien cuando cuidaste de Jimmy

Tu: Nico fue quien lo calmaba – susurré mirando el suelo

Ninguna de las dos volvió a decir nada de eso, Isabel me presto una habitación donde dormir junto con el bebe, por lo menos esa noche ya estaba solucionada.

Al día siguiente....

Tu: Muy bien, come para que puedas ser muy fuerte – dije intentando hacer que comiera

Habíamos vuelto de casa de Isabel hacía dos horas y ahora me dedicaba a darle de comer, era mucho más fácil que cuando lloraba. Una vez terminado lo deje en un corral que tenía al lado de los muebles mientras yo iba a lavar los platos, pero entonces, como si fuera un reloj automático, comenzó a llorar.

Tu: No es posible, te acabo de dar de comer, ¿qué pasa contigo? – dije tocándome la cabeza – ¿sabes?, yo nunca he tenido ojeras y mira como estoy ahora solo por cuidarte, no puedo ni dormir y tú no valoras lo que hago

Lo cargué e intente calmarlo una vez más, diciendo cientas de cosas dulces, meciéndolo, alzándolo, de todo, pero no callaba. Hasta que recurrí a lo último, aún conservaba el cubo de Leo. Era la única cosa que conseguía calmarlo a veces y por suerte esta vez funcionó. Lo dejé mirando las proyecciones que tenía y me fui a cambiar pues tenía que ir al supermercado por varías cosas que ya no habían en casa

9 meses después...

Isabel: Te estás durmiendo – dijo moviéndome

Tu: Ah, si – dije refregando mis ojos – lo siento

Isabel: De verdad que este año está siendo difícil para ti

Tu: Es Nico, ya no sé cómo caerle bien. Es oficial, no le agrado a mi propio hijo

Isabel: Eso no es cierto, eres su madre

Tu: Entonces porque no me obedece o se ríe al verme, solo contigo y los demás lo hace

Isabel: Cuando lo trajiste a casa dijiste que era un niño muy especial, debe tener algo que ver con eso – dijo sonriendo – solo tienes que descubrir cómo cuidarlo

Un nuevo comienzo (Nico di Angelo)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora