Prólogo.

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La lluvia que caía sobre nosotros hacia que mi camiseta se pegara a mi cuerpo aunque eso era lo que menos me importaba, mi mirada estaba clavada en el frente mirando a aquella chica esperando la señal para avanzar, pero antes moví mi mano a modo de que se escuchara el motor de mi bebé rugir.

La adrenalina corría ya por si sangre y eso que aún no estaba en la carrera cuando la chica dio la señal acelere lo más que pude siendo disparada por el camino donde mi vista se mantenía en la meta, esto era lo único que me sacaba de la mierda, yo solo prestando atención a la meta la dulce meta junto con el dinero que ganaría eso me sacaría ya de muchos problemas.

El motor rugió más fuerte acelerando, tomando la delantera de esta carrera, mi corazón latía junto con el rugido del motor adoraba esa sensación de libertad. Mi sonrisa se hizo más grande al estar a centímetros de ganar y se alargó más al cruzar la meta; gritos de felicidad ya que posiblemente habían ganado una apuesta y otros de molestia ya que habían perdido dinero sin embargo yo estaba feliz pues esta noche había ganado una apuesta.

- Podrías hacerte daño bonita.- Mi cara de asco fue evidente aunque lo ignore, pero mi cuerpo se tensó en un par de segundos mis puños y todos mis músculos se contrajeron a la vez.- Pasemos un buen...

- ¿Cuantas veces tengo que golpear a asquerosos como tú?- Mi mano en un rápido movimiento había logrado golpearlo, no quería que siguiera hablando de así menos de esa forma.

El tipo estaba en el suelo sangrando y yo no me detuve ahí tome el cuello de su camisa y lo mire amenazante.

- ¡Eres...maldita perra!- escupió con rabia cuando era más pequeña habría temblado incluso arrepentido, pero no ahora.- ¿Quién mierda eres?...Te haré pedazos.

Una carcajada seca salió de mi garganta alce mi mano en forma de puño para golpearlo hasta que alguien grito refiriéndose al sujeto cosa que hizo detenerme.

- Te dije que la dejaras en paz Marcos no sabes con quien te estas metiendo.- solté al dichoso Marcos y sacudí mi ropa no es como si fuera de marca pero era más cara que la del tipo lo único que tenia de marca era seguro mi hermosa Harley Davison junto con mi chaqueta negra la cual ahora era sujetada por mi mejor amigo.

- Sí, me estoy metiendo con esta hija de...- el golpe que recibió siendo este tan fuerte que el sujeto toco el suelo provocando un estruendo que se escuchó en todo el lugar logrando que todos los presentes guardaran silencio.

- Puf... escoria parece que no entiendes.- camine entre miradas de la gente, tome mi chaqueta poniéndomela lentamente y luego ajustándola mientras me dirigía hacia el.- ¿Viste el símbolo de la espalda?

Podría jurar que aquel hombre se orinaría del susto en ese momento cosa que se me hizo divertida ya que en este mundo una simple chaqueta hacia la diferencia entre ser respetada o más del montón y aunque no fuera la chaqueta quería que me conocieran con o sin ella que eso pasara a partir de hoy.

- Mi nombre es Daenisse Smirnov.- sus ojos parecían haber visto al mismo diablo al escuchar mi nombre no era de esperarse el Smirnov era de mi padre quien ahora muerto parecía que el apellido no perdía el mismo efecto.- No te molestes en disculparte.

- Tu eres su...

- Hija si.- hice una pequeña pausa.- la única Daenisse Smirnov.- los mire a todos.- y seguiré el legado de mi padre aquella persona que se atreva pasarse de listo ya sabe lo que le pasa.- y después de ese día, una carrera ganada y una presentación gloriosa me convertí en algo poderoso.

Un diamante indestructible, hermoso y bello. Pero vacío por dentro.

Desde ese día las calles pasaron a ser lo mío en cuestión de tiempo mi madre no le agradaba la idea tanto que tenía que cambiarme de colegio constantemente no había lugar donde fuera que decían pestes sobre mí en especial cosas como que yo ayudo a las chicas a abortar, que vendo drogas.

Lo cual... bueno puede que lo haya hecho en ocasiones.

Que porque mi apellido es ruso pertenezco a la mafia rusa, sin nombrar el más popular el cual era que yo podía patearle el trasero a alguien antes de que este soltara un suspiro y eso era en parte cierto.

También había uno que decía que yo había matado a mi padre, cosa que me molestaba mucho, recuerdo una vez dijeron que las personas que desaparecían eran a causa mía pero nunca me dio por desmentirlos me gustaba el miedo que tenían.

- Muévete.- Mi cuerpo se tensó al escucharlo yo recordaba haberlo escuchado antes solo que no podía recordarlo.

Daenisse recuerda vamos tu puedes.

Animaba mi cerebro pero sinceramente no podía recordarlo por lo cual me gire hacia el chico con la mirada más seria y fría que podía darle.

- ¿Y tú eres?- observe su ropa por el amor a los Dioses su ropa parecía salir de una tienda más cara que mi chaqueta.

Me pregunto ¿Cuánto habrá gastado solamente en esa camiseta? No voy a negarlo los colores aun para no ser de mi estilo a él se le veían bien, era atractivo era una chispa que encendió en mi cuerpo.

- Al parecer no sabes quién soy para venir de un barrio pobre estas muy desubicada es mejor que sepas que todo lo que estás viendo es mío hasta tu basura a la que llamas moto.

Era guapo. Lo digo en serio lo era hasta que abrió la boca. Escuche bien ¿cómo le dijo a Mi bebé?

- Creo que el único que no entiende una mierda de lo que está pasando eres tu pero como no tengo tiempo para explicártelo ya que estoy perdiendo el tiempo.- su mirada paso de burla a confusión al ver mi sonrisa que claramente era falsa.

- ¿A qué te refieres?- parecía confundido, bien mi plan estaba funcionando.

- La escuela y todo lo que ves aquí es mío aquí el perdido solo eres tu.- Mis pasos eran seguros mientras me alejaba el tomo mi brazo obligándome a quedarme pegada a él.

Si cree que me intimida se equivoca.

- Escucha bien solo lo diré una ve...- acerque mi rostro de modo que mi aliento con el suyo se mezclaron.

- No tu escucha no juegues con fuego porque te puedes quemar.- lo empuje acomodando mi chaqueta y caminando a la entrada.

- Eres la chica que se cree chico ¿no? La que se mete en problemas, de la que todo mundo habla, eres esa la rara que vende drogas.- su voz sonaba molesta.- Pobrecita tan inadaptada para que solo esa sea tu manera de tener atención.

Gire mi cuerpo ligeramente a modo de que pudiera mirar mi expresión, una sonrisa arrogante en mi rostro.

- ¿Quien dijo que las chicas no podíamos ser "el chico malo"?-Y así empezó mi primer día de instituto.- Si le dices a mi Bebe de nuevo que es una basura créeme que lo único que amanecerá en la basura será tu cuerpo o los restos de él.

Y con eso entre al instituto con las miradas de todos sobre mí.

Este sería un largo semestre.

Bueno criaturitas estaba pensando desde hace mucho escribir un género así pero quería dejar de lados lo clichés donde la chica se enamora del chico y como sé que no hay muchas así.

Me puse a pensar y salió esto.

No olviden votar ;) see you later. 

- Mag

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