Capítulo 1.

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Estire mi cuerpo en la enorme cama mi cabeza dolía como los mil demonios aunque eso no iba a detenerme hasta observe el reloj de pared solo para darme cuenta de que llegaría tarde. De nuevo.

Un bostezo se escuchó de nuevo de parte mía así que apresure a bañarme y arreglarme nunca he sido femenina tampoco es como si tuviera muchas amigas. Aunque aún me incomodaba usar faldas, vestidos y tacones delante de las personas de etiqueta.

- ¡Dan levántate llegaras tarde!- Esa voz irritada y furiosa detrás de la puerta es la de mi madre o como yo le llamo Lucrecia.

Lucrecia era mi madre hasta que abandono a mi padre justo cuando él más la necesitaba eso llevo a mi padre a la locura y siento que me parezco a ella.

Abuso de mí...

Ella prometió que jamás me dejaría sola, lo cual no era cierto ella se fue y me dejo a mi suerte con el miedo, los gritos, los golpes.

Aún recuerdo mis gritos, aún recuerdo pedir ayuda, aún recuerdo su cara cuando me decía que yo era suya nadie más podía tocarme pero él me enseño a no ser tonta.

"Nada es lo que parece, confía más en ti que en nadie más"

Esas eran sus palabras que aún mantengo en mi cabeza, por eso paso el "accidente" yo sé bien lo que hice yo lo apuñale, yo pelee con él, yo le gane, era el o yo y fui yo quien ganó la batalla.

Yo lo mate.

- Nastya Daenessi Smirnov Lopez.- su voz me trajo a la realidad solo logrando ponerme furiosa.- ¡Baja ahora llegaras tarde!

- ¡Ya voy maldita sea!..- amarre las cintas de mis botas, tome el bolso para la escuela junto con mis llaves todo esto mientras me ponía mi chaqueta, peine mi cabello y salí rápidamente.- Ya.

- Vas tarde.- me miro desaprobatoriamente como si mi ropa no estuviera al nivel de la suya.- de nuevo.- soltó un suspiro.

Claro ahí venia "La charla" de todos los días que siempre era sobre lo mismo, Daen vístete como una niña, Daen las chicas usan esto, Daen esto aquello.

Ella nunca va a entenderlo.

Una de las cosas que tiene Lucrecia es que trata de cambiarme ya que usualmente yo usaba ropa de hombre y hasta aprendí a ser casi igual a uno tanto que puedo entender cualquier código o estupidez sin necesidad de pedir ayuda o confundirme.

- No tengo tiempo.- camine hacia abajo con prisa usualmente siempre salía más temprano pero hoy era uno de esos días en donde me encuentro con la nueva familia de Lucrecia.

Junto con su nuevo esposo.

Por el amor a los Dioses sí que tenía mala suerte y es que la verdad Mateo jamás me agrado hay algo en el que no me gusta tal vez su amabilidad es demasiada que me causa náuseas y desconfianza.

- Buenos días Bonita.- arrugue mi nariz en desagrado bonita siempre me decía bonita. Odiaba ese sobre nombre pero Mateo cambiaba de saludo los días que me veía así que no importaba.

Entre menos hablara mejor para él y para mí.

- Buenos días Papi.- Saludo su hija ella sí que parecía una princesa siempre sonreía, pero era más falsa que yo.

Mateo siempre ha sido apuesto pues sus hijos tenían sus genes tanto Tiffany como el pequeño Daniel el niño con tan solo 8 años ya había tenido una novia era todo un galán.

Lo que yo con mis 19 años he tenido hasta ahora.

Y como no Mateo tiene sus ojos azules, uno muy claro podría decirse celestes, sus pestañas son largas y abundantes, su cabello castaño casi llegando al rubio no es una novedad que Tiffany se pareciera más a Mateo, tiene sus ojos azules igual que su padre, su cabello rubio muy bien cuidado.

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