Don't Fall In Love » Seventeen

Capítulo 1

El gélido invierno de Seúl colapsaba la ciudad y eso sin contar que aún no habían empezado las fuertes nevadas que de un momento a otro comenzarían a teñir toda la ciudad de blanco.

Min trataba de calentarse las manos con el con el aire de su boca mientras esperaba nerviosa el autobús que parecía no llegar nunca.

La morena era diseñadora gráfica y trabajaba para una importante empresa de la industria musical, Pledis Entertainment.

Tras un par de años trabajando en una división inferior, por fin había conseguido aquel ascenso con el que tanto había soñado, por fin podría tener un pequeño espacio en aquellas oficinas que tantas veces había mirado con ojos soñadores.

El ascenso había sido cosa de suerte, el vicepresidente se presentó en su sección desesperado por un problema de última hora con la edición de uno de los proyectos de uno de los grupos. Por suerte, Min se encontraba sola en aquel momento así que la responsabilidad recayó totalmente en ella, saliendo todo a pedir de boca, dado que el vicepresidente quedó tan contento con el resultado que prometió que le recompensaría de alguna manera.

A las pocas semanas el vicepresidente le llamó al despacho y le comunicó su decisión de ascenderla. Aunque al principio se saturó un poco por todas las nuevas funciones que debía desempeñar (entre ellas el ser la pseudo secretaria del vicepresidente, a la vez que se encargaba de los diseños de uno de sus grupos), después la felicidad le invadió hasta dejarla sin palabras.

Hacía una semana que se había incorporado al nuevo puesto y el estrés ya había comenzado a hacer mella en ella. Prácticamente vivía en la oficina, llegaba temprano en la mañana y abandonaba su puesto casi en último lugar. Entre medias una jornada saturante frente al ordenador pero también frente al vicepresidente que cada vez que necesitaba hacer algún tipo de papeleo, llamada o incluso cafés para las reuniones, la llamaba para que le ayudase.

Aunque en aquel momento lo que la desesperaba era el hecho de que su autobús se estuviera retrasando tanto. No podía tardar más de ninguna manera, era el último día que tenía para terminar el diseño para el merchandise del grupo que le habían asignado y presentarlo ante el vicepresidente para que este le diese el visto bueno y después lo hiciese el resto de la junta y mismísimo CEO.

Min había sido previsora y había dejado todo preparado a falta de darle los últimos retoques, pero fue entonces cuando el vicepresidente le pidió que fuese a comprar cafés para la reunión e interrumpió su concentración. Ahora estaba a punto de no poder entregar el proyecto a tiempo y de dejar a la ejecutiva de la empresa sin aquellos estúpidos cafés que tanto les gustaban.

Finalmente el autobús apareció doblando la esquina y por fin desde hacía diez minutos pudo respirar un poco más tranquila.

***

El sonido de sus tacones corriendo por las oficinas inundaba todo el lugar, por fin la morena llegó a su ordenador, dejó los cafés en su escritorio y a la velocidad de la luz le dió los últimos toques al proyecto, mandándolo después a su pendrive. Mientras esto se llevaba a cabo, Min aprovechó para quitarse el abrigo, colocarse un poco el pelo y tratar de disimular (con poco éxito) sus mejillas y nariz que estaban coloradas por el frío y por el esfuerzo.

Cuando terminó de pasarse el proyecto desconectó el pendrive, se adecentó la camisa y la falda, cogió los cafés y el dispositivo portátil y entró al despacho del vicepresidente.

— Señor, siento la tardanza el autobús... — Su voz se fue apagando mientras la puerta del despacho se cerraba tras ella. Sentado en el sillón del presidente se encontraba un chico moreno, con las piernas estiradas sobre el escritorio con la mirada fija en su teléfono móvil. Le conocía, había perdido la cuenta de las innumerables veces que había tenido que editar su rostro para los proyectos de la empresa, también le había visto alguna que otra vez por los pasillos del edificio, pero nunca habían cruzado palabra alguna.