Don't Fall In Love » Seventeen

Epílogo

La nieve cubría la ciudad de Seúl con gran intensidad por primera vez en los últimos tres años. Los copos caían con fluidez y en abundancia haciendo que una fina capa blanquecina se interpusiera entre los ojos de Min, que miraba ensimismada por la ventana de su apartamento.

Tras alejarse de él, lidiaba a diario con aquel dolor que la desgarraba por dentro y que tan sólo podía liberar a través de las lágrimas. Si tan solo se hubiese alejado completamente de aquella industria, a lo mejor aquella separación hubiese resultado más sencilla para ella, pero el hecho de tener que ver su rostro en la televisión o escuchar a gente hablar de él dentro de la nueva agencia, hacía que todo aquello fuese tan duro que incluso respirar se le hacía difícil.

El tiempo pasó y con él los días se fueron haciendo un poco menos oscuros y el dolor un poco más llevadero. Aunque cada simple detalle, frase u objeto le recordaba a diario todo lo que había vivido con la persona a la que había amado y ahora había perdido.

Las noches eran su peor enemigo. Cuando llegaban todo a su alrededor se oscurecía de nuevo e incluso cuando trataba de dormir para dejar de pensar en ello él aparecía en sus sueños mostrándole vestigios del pasado que ambos habían compartido y que ahora le hacían despertarse con las mejillas bañadas por las lágrimas.

Todo ello la llevó a centrarse aún más en su trabajo lo que la ayudó a conseguir buen reconocimiento dentro del departamento de diseño gráfico de FNC Entertainment, donde además creó nuevas amistades que la ayudaron a evadirse de todo mientras estaba con ellas. Bel y Sai, sus compañeras más cercanas dentro de la empresa nunca terminaron de conocer al completo la triste historia que acompañaba a la morena, pero con la poca información de la que disponían se sentían más que satisfechas. Y tras ver que durante meses no salía con nadie, trataron de ayudarla a olvidar a aquel chico que tanto dolor seguía causándole, pero esta se negaba rotundamente a cualquier contacto con el sexo opuesto siempre con la misma fase: "No quiero saber nada de hombres ni de amor". Y tal era su convicción al respecto, que en aquellos tres años nunca consiguieron que tuviese nada cita con nadie.

Hasta aquella tarde, en la que finalmente Min había accedido aceptar una cita con uno de sus compañeros de trabajo (ante la incesante insistencia de sus dos compañeras que prácticamente la obligaron a aceptar). Ella misma sabía que debía pasar página pero había algo en su interior que le impedía hacerlo y aunque estaba convencida que aquella tarde iba a ser un completo desastre cogió su abrigo y su bolso y salió de su apartamento dispuesta a tratar de cerrar aquel capítulo de su vida de una vez por todas.

Pero al comenzar a caminar sobre la nieve no pudo evitar que los recuerdos volviesen a ella mientras avanzaba camino a la cafetería donde había quedado con su cita, que afortunadamente estaba a cinco minutos de su apartamento. Recordaba perfectamente el primer día que él la llevó a comer a su restaurante favorito y luego fueron a ver una película, recordaba sus risas inundando la calle solitaria mientras jugueteaban con la nieve.

Todo aquello estaba perforando su corazón ya destrozado haciendo que cada paso que daba fuese más pesado, más lento y decaído.

Su mente se evadió de tal forma que no supo ni como había llegado a la cafetería, pero finalmente estaba allí. Suspiró tratando de recomponerse y abrió la puerta adentrándose en el cálido establecimiento decorado a conciencia con bonitas bombillas que caían del techo y con numerosas plantas que decoraban las paredes. Min recorrió el local con la mirada y divisó a su compañero, Youngsoo, en una de las mesas más cercanas a la puerta, se acercó poniendo aquella sonrisa fingida que durante tantos años había llevado y que ya a estas alturas parecía hasta natural. Se sentó en la mesa y comenzó a hablar con el chico, que de la nada sacó una bonita rosa entregándosela, con una sonrisa nerviosa. Min cogió la flor y le dedicó una sonrisa amable que él debió interpretar como una buena señal pues este se relajó y trató de acercarse más a ella.