Capítulo III: (No) Decepcionar

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La noche de largas y torrenciales lluvias. El frio es más intenso que estar bajo la lluvia, pero el sol pinta su color sin entregar algún calor, recién levantándose entre las altas montañas cuyo pico eran blancos.

El lobo sentado entre las grandes raíces del árbol, siente como la débil luz del sol alcanza sobreponerse sobre los párpados de pelaje claro que caracterizaba aquel derrotado y decepcionado ser.

Intenta respirar con lentitud para no hacer sentir el horrendo dolor de sus heridas, sobre todo las del pecho. Recorren dos cortes que están a carne viva aún desde los hombros hasta las alturas de los ligamentos anulares, formándose una gran “X”.

Pasa su pata derecha por unas de las heridas más graves, se hace una leve presión encima. Gruñendo bajo, aun salía sangre de las heridas. Suspira al ver la palma de su pata derecha manchada de sangre.

— Lento esta...— Intenta sacar voz, raspando las palabras— el proceso. El remedio no está haciendo efecto...—

De pronto recuerda que su espada, la cual acompaño un sinfín de luchas se había roto la hoja de filo. Quedando solo el mango de esa perdiendo su utilidad en la última lucha con el Gato marrón. El enemigo había escapado nuevamente, y como siempre dejando alguna que otra demencia para recordar.

— No me harás cambiar...— Repite el lobo las palabras que marco después de la última lucha. Mirando entre las ramas y hojas que tapaban el cielo a medio despejar— Solo conseguirás hacerte más daño, estas en contra de mi voluntad. Que los astros me comparezcan, pero Natzume... Olvídate de mí. Haz un bien para tu ser y ... — Suspira nuevamente sin terminar la frase, lentamente se convence para levantarse y seguir con su camino que era las frías montañas del Norte. El dolor y frustración no eran escusas de quedarse delirando. El ser avanzando, sabe, es quien busca la solución para olvidar la fatalidad y desvainar nuevos tiempos. Sobre todo lo que siempre tiene como prioridad, el salvar su mejor amigo que esta sobre los límites de la locura.

—No puedo... — Se queja al caer encima de la nieve—Más...—

El canino al caer sobre el piso cubierto de nieve, comenzó a respirar rápidamente sintiendo el intenso frío que su cuerpo captaba. Las heridas daban una gran desventaja para combatir con su trayecto, apenas ha avanzado unos cuantos kilómetros a lo que normalmente camina para avanzar.

-“No... No quiero decepcionar a Cataro”- Se repetía una y otra vez en su mente-“El frío es psicológico, el dolor es solo una barrera para colocar a prueba nuestro cuerpo...”-

Lentamente sus patas flotan en los brazos, apretándose lentamente formando una posición fetal para mantener su calor corporal.

Tiritando su hocico, su largo cabello café claro expandido por el piso. Hace parecer que el lobo no tenía mas fuerzas para seguir viviendo.

-“No quiero decepcionar a Cataro. Le hice la promesa de salvarlo, no debo dejar que se salga con la suya...”- Luego recuerda el hermano menor de aquel felino-“Taka se colocaría triste si viese como estoy en estos momentos. Yo...siendo la frustración en representación Anthropomorfica...”-

Hace unas leves quejas cuando intenta levantarse, pero al intento cae nuevamente. Enterrando sus patas más allá de la tierra, manchándose con barro.

“-Más allá de las apariencias, hay algo mucho más lejos...”- Se mira su pata manchada de tierra y pasto, su almohadilla dividiéndose en dos. Entre medio la carne roja inflamada aún sin curarse-“Ese lejos es el estado puro de las cosas, dejando de lado el prejuicio y conocer realmente lo puro de una cosa o algo”-

Se da media vuelta, en boca arriba acostado encima de la fría textura blanca.

-“Cataro... ¿Realmente te conozco?...”

Se debate a sí mismo, intentando que sus ojos no se cerraran. Sintiendo el frio mucho más intenso, su traje de caballero no servía de nada. Estaba completamente roto, dejando su pecho y abdomen al desnudo. En su pecho, telas blancas que el líquido esencial del cuerpo mancha. Mueve lentamente su cola para no sentir la congelada nieve.

Al terminar de cuestionarse, se sonríe a sí mismo. Dando un paso que está dejando pasar y aceptar, su fin.

Al pensar que todo ese peso que ha estado cargando hace muchos años, dejarían ser problemas y podría vivir sin ellos. Lentamente se sentía liviano, el peso de sus ojos cada vez estaban más pesado. Aquellas gemas azules veían el techo gris a medio despejar, contemplando las cosas que aún no conocía.

Posiblemente estaba viviendo sus últimos respiros costosos de vida para dar a paso a un tiempo que se interpuso en el camino, desvainando el fin de un destino.

Horas después, una tormenta de nieve invadía la montaña. El viento era imposible de avanzar, la cortina blanca era imposible de ver; y el ambiente frío estaba a todo su esplendor.

Unos pasos lentos dentro de la tormenta y casi oscura nieve se escuchan por el lugar, sus naranjas garras daban pasos lentos pero seguros.

Sus pequeños ojos ven un bulto blanco que se levantaba en el terreno, tenía una vista clara a comparación de las demás especies. En un momento duda, colocando su aleta debajo del colorado pico.

-“Puede ser una roca o conjunto de nieve... ¡Espera! Tiene un manto café, un hocico, no parece moverse.”-Saca conclusión-“Otro forastero, debe estar congelado entremedio de la tormenta...”

Se acerca después de un rato con sus lentos y a veces torpes pasos. Y se encuentra en su camino un anthropomórfico lobo visualmente destruido.

Con su aleta derecha limpia algo brusco la nariz oscura de la nieve, luego la cara.

— Por los santos de mi familia... ¡Es él!— Impresionado se dice a si mismo.

Mira su alrededor, se acomoda sus largas cejas amarillas del viento. De su larga chaqueta de tela pesada, color café cuero. Saca un pequeño libro que contenía muchas hojas amarillas, intenta buscar con el fuerte viento la hoja deseada.

— Lo siento pero... este es un caso de emergencia —  Dijo seguro como si lo que fuera a hacer seria un pecado o una cosa no debida.

(You can't) See my feelings[PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora