Natzume aún sin conseguir repuesta de Pairule, lentamente se levanta del sillón de material suave. Le había recordado mucho los asientos de los castillos de la Familia Tayasaki, finos y cómodos.
Con dificultad se lograba mantener en pie, desnudo. Camina unos pasos pero cae con una rodilla al piso, instantáneamente llego el dolor por donde había apoyado su pierna contra el piso violentamente. Hace unas quejas entre sus dientes de canino, se ve nuevamente su cuerpo. Vendado los muslos superiores de la pierna, su abdomen y pecho cubierto de blanco. Se da cuenta que su vendas fueron cambiadas mientras que dormía.El lugar parecía oscuro, solo el fuego daba su aporte con iluminar el gran cuarto. El frio era extremo, era lo que sentía Natzume. Estar alojado donde un hogar es de una raza que vive del frío no es muy agradable.
Los vidrios del hogar parecían empañados, a pesar que el lobo no se sentía acalorado.Su cabello café claro era largo, una melena que llegaba hasta las caderas fácilmente. Cubrían la espalda de Natzume, intenta levantarse entre quejidos y apoyando sus patas delanteras para ayudarse. Lo logra y una pata se coloca encima de una mesa larga, llena de herramientas de metal y libros abiertos. Observa todo con atención.
-Este debe ser un traga libro, me supera por años- afirma Natzume con una mueca con su hocico.
Guía su mirada hacia donde está la mesa de trabajo, algo brillaba y le había provocado curiosidad. Olfatear otros lados desconocidos en hogares ajenos era de mala educación, pero ya Natzume no le importaba esa costumbre que tenía, la había perdido con el transcurso del tiempo.
Va acercándose lentamente, cada paso era un dolor poco agradable en las extremidades. Movía lentamente su cola, queriendo saber lo que era. Al llegar a la mesa de trabajo del pingüino, de color plomo con manchas cafés y rasguños profundos en la superficie, reposaba ahí mismo una espada fina. Era de mango color vino añejo, concentrado y fuerte, a lo largo se formaban pequeños triángulos de color blanco como la cascada de huevo de gallina. Su filo, el color plomo de toda espada pero en esta relucía como espejo la cara de impresión por parte del lobo. Con claridad podía ver cada punta de sus colores trigos que reinaban en su cuerpo.
La espada le había llamado, él fue por ella. Al verla sintió un aura que le pesaba hasta el cuerpo, al primer momento lo había confundido con su estado, pero no, era la espada que entregaba esa sensación.
A unos centímetros, había unos pequeños minimitos trasparentes llenados con tinte rojo oscuro. Natzume rota su cabeza a unos grados hacia la derecha del no entender.
- ¿Para qué serviría la sangre para la creación de una espada?- pensó Natzume.— Así que ya te puedes levantar estimado...— resonó una voz profunda a lo lejos de Natzume. Prendiéndose las velas que había alrededor del lugar. Reacciono despistado y torpe, haciendo botar con su pata derecha unas herramientas de la mesa de trabajo de Pairule. Voltea su cabeza para ver quién era el que le hablo. Llevo su cola entre las piernas, moviendo la punta de esta rápidamente. Ansioso y temeroso por el susto que le había provocado el pingüino.
— ¡Lo siento!— reacciona el lobo volteándose, llevando su pata delantera derecha al lado contrario de su pecho vendado y agachado la cabeza, como signo de disculpa.
— Además de intruso...— estipulo simpáticamente Pairule, entre sus aletas una olla de plomo oscuro— educado el lobo este. Venga— deja la olla en la mesa donde en un principio Natzume se había apoyado para mantenerse—, que nuestra cena esta lista. Otra cosa, te traeré tus pantalones.
El pingüino cierra la puerta de madera, impidiendo que el frio entre. Toma una tela que a primera vista parecía pesada que estaba reposando encima de una silla, era negra. El lobo con su expresión estúpida de susto, agita su cabeza y ve la tela que no había visto antes en la oscuridad. La curiosidad incremento.
Pairule le lanza la tela a metros de Natzume, la toma entre las patas. La observa atentamente, sentía que el material era diferente y más pesado.
— Muy amable pero, esta no es mi vestimenta.
— La otra la queme con el resto de su ropa, la que tienes ahora es nueva— informa mientras que destapaba la olla, de la nada aparece unos platos de madera profundos de sopa al lado de la olla. Pairule y sus habilidades mágicas de hacer parecer cosas de la nada.
— Pero...— se calla Natzume, agarra el pantalón y lo deja caer. Era de su medida, negro como la oscuridad. Le gusto y observa atentamente.
— Apresura, estar desnudo en tu estado débil no es bueno para tu salud. Cuando estés mejorado de las heridas, podrás estar mostrando tu naturaleza viva sin problema.
Sin contestar, se coloca los pantalones. Eran confortables y su tela en segundos le entregaba calor a sus piernas. Se acerca a la mesa, se sienta en una silla de madera de material de roble. Combinaba con el lugar rústicamente.
Pairule le entrega en sus manos peludas la sopa caliente, zanahorias, caldo de eucaliptus y trocitos de carne aparentaba. El lobo escuchaba rugir su estomago por el hambre.
— Muchas gracias por el nuevo pantalón Señor Icetholl.
— No te preocupes, atenderte es mi prioridad en estos momentos estimado. — le entrega una cuchara, igual la que utilizan los humanos— Toma la sopa antes que se enfrié y pierda su efecto curativo.
El pingüino no tomo una cuchara, sino el mismo plato y lo comenzó a deber. Natzume se sentía lento, los leves movimientos con el brazo derecho al tomar la cuchara y llevarla hasta su hocico era todo un esfuerzo. Se dio cuenta que estaba mal, y que será una lenta recuperación.Las consecuencias de seguir un objetivo, luchar con él y terminar en el piso con un sinfín de conteos. Era lo suficiente fuerte para los demás, pero no lo era delante del Gato marrón.
- ¿Volverá mi hermano, no?- escucho dentro su mente la voz del pequeño Taka, entre sollozos.
— Volverá... vendrá conmigo y cumpliré la promesa. — se dice a sí mismo el lobo, firme y seguro mirando la cuchara rellena de sopa. Se la lleva al hocico, gustando del sabor y pensando cual será su plan en los siguientes días. No había tiempo que perder.
ESTÁS LEYENDO
(You can't) See my feelings[PAUSADA]
Adventure¿Será posible de remediar?, ¿Envuelto en un ciclo sin terminar? Es la historia del lobo anthropomórfico Natzume Karimo, un caballero y luchador en la búsqueda de la verdad. En búsqueda de años constantes de su amigo Cataro Tayasaki que a caído en el...