El olor a té verde se paseaba en el hogar de paredes de maderas y ramas, en ellas había estantes con frascos y libros de conjuros, ventanas estaban empañadas y el sonido del viento era cada vez más fuerte, pero luego bajaba la violencia a un suave chiflido.
En la chimenea de metal, dentro tenia leña quemándose y frente del fuego a unos centímetros habían unas cintas manchadas de sangre, una ropa de tela ligera negra que aparentaba de un caballero recién salido de una lucha. La tela blanca de las orillas manchadas de tierra y sangre.
—...— Se queja al sentir el conocido olor
Mientras al otro extremo del lugar se escuchaban los golpes planos en contra del metal con pequeños susurros, era el pingüino, con una altura de 1.90 con sus cejas amarillas y pecho colorado encima del blanco de su pelaje. Su pico no dejaba de moverse mientras que trabajaba con el metal con sus aletas.
Al reconocer el olor, su nariz café oscura canina se contrae lentamente obteniendo mayor esencia del olor del té, lentamente comienza a abrir los parpados. Dando una vista borrosa y no logra reconocer el lugar.
— ¿D-donde estoy?...
Sin conseguir ninguna repuesta, lentamente el lobo tapado con una prenda de tela pesada, desnudo se acomoda lentamente para sentarse encima de un sillón de algodón gris oscuro. Siente unos leves dolores en su pecho, espalda, patas y piernas. Siente que está en un lugar que no debería estar.
— No te muevas mucho, estas recién despertando y tu cuerpo aún no se recupera completamente— Deja encima de la mesa de trabajo el metal, volteándose y ver al lobo de melena larga intentando sentarse.
El lobo mira al pingüino vestido con una capa larga que cubría su hombro derecho hasta las patas coloridas. Le parece peligroso y en sus alrededores comienza a buscar su espada para defenderse.
— Es inútil— con sus aletas hace los gestos que pare de buscar y se acerca al lobo intranquilo—, si buscas algo para atacarme, como su supuesta espada. No venias con ella.
— ¿Q-qué? Entonces aléjate— empuja con su pata vendada el estomago del pingüino.
— Estabas en medio de la tormenta de nieve— se deja llevar dando unos pasos hacia atrás—, estabas a medio aliento de vida, Natzume.
Natzume se impresiona que sepa su nombre, abriendo sus característicos ojos azules a no más poder y abre levemente su hocico. No lo logra creer, el pingüino le salvo la vida. Se da cuenta que su pecho estaba vendado, reacciona sacar encima las telas que le cubrían dejándolo desnudo, ve que también sus piernas y patas estaban en vendas limpias y su pelaje a medio limpiar.
— Te cure las heridas que tenias, eran profundas hechas por una katana de doble filo— comienza a dar vueltas en círculos— Habían cortes bien feos, esa carne se estaba infectado. Agradece que se algo de hierbas medicinales y conjuros para ello. Sino habrías muerto como todo un vago en medio de las montañas.
— ¿Cómo me trajo?
—Hechizo de transportación.
— ¿Dónde estoy?
— Estas en mi hogar y lugar de trabajo.
El lobo comienza a ver de mejor forma y supervisa el lugar. Era un lugar lleno de cosas desconocidas, libros, frascos que brillaban, armas colgando en las paredes de madera.Un momento se para a mirar a las armas, quedándose pegado en ellas, sabía que ese pingüino era un alguien importante.
— ¿Quieres té verde?
El lobo tarda en responde, asistiendo con un movimiento de su cabeza y tapándose nuevamente, el frio estaba acompañando nuevamente a Natzume.
— Así que... eres un caballero, estimado lobo.
Natzume responde con pequeña demores, ya que pensaba que responderle.
— Afirmativo. Caballero excelentísimo.
— ¡Wow!— El pingüino mueve sus cejas amarillas por la impresión— Ese es un cargo alto, debiste ser un excelente Anthro en clases o debiste salvar a un noble para aquel cargo.
Natzume mientras se acomoda un cojín de color rojo oscuro a sus espaldas, el dolor estaba volviendo lentamente y levemente baja sus orejas claras.
— Pues... es un cargo que conseguí con el tiempo. No todo es regalado.
— Deberías estar en los castillos, ¿De dónde vienes?
El pingüino se acerca con el té, toma una silla robusta con la punta de su aleta y la acerca al gran sillón donde estaba reposando Natzume, y le pasa el té al lobo quien recibe con cuidado con sus patas vendadas.
—Estudie y me recibí en el Imperio Rëρhλ— Responde fríamente y le agradece al tomar la taza de té con un movimiento de cabeza.
— Donde los Tayasaki. — Momento de silencio por unos segundos— Dicen, que de ahí salen los mejores caballeros de todos los imperios existentes.
El lobo da unos sorbos al té que le llenan de calidez al cuerpo, moviendo levemente su cola.
— Posiblemente...— de pronto siente curiosidad—A todo esto... ¿Quién diablos eres?
El pingüino con una leve sonrisa le responde.
— Soy Pairule Icetholl.
Al momento que Natzume escucho su nombre, su latidos ya no existían, abrió nuevamente su hocico por la sorpresa y luego agita su cabeza para volver a tierra.
— ¿Me estas tomando de la cola?...
— ¿Por qué lo haría?
Pairule era unos de los forjadores más reconocidos en todos los imperios, unos de los mejores hechiceros en magia. Por ello que al momento que el pingüino comenzó hablar sobre magia, le pareció sospechoso que supiera.Dentro de los imperios, no había forma de encontrar a Pairule, era casi como contar una leyenda. A forjado una de las mejores espadas, una pequeña minoría de caballeros reconocidos tenían una. Que hasta el momento solo eran cuatro.
— ¿Eres quien creo que eres?
— He forjado a Ciegah, Noxes, Urria e Ighye. ¿Pensabas que era un ser divino?
El lobo confundido y impresionado se queda mirando fijo al pingüino sin saber qué hacer, si expresar la gran admiración que le tiene o mantenerse al margen de un Lobo serio y sin impresionarse de nada. Se mantiene en silencio mientras que daba unos sorbos al té que calienta los adentro de su cuerpo.
— Pero— el pingüino agacha su cabeza como de respeto—, es un honor tenerte dentro de mi hogar, Lobo protector de las estrellas, cielo y tierra...
— ¿Qué?— Natzume siente un pequeño ardor en el pecho al escuchar aquellas palabras—, ¿Qué intentas decir Icetholl?
— Es un honor tenerte en mi hogar un Semi-Dios— Su voz en bajo de tono—. Estoy a su servicio.
Natzume no podía creer lo que decía aquel pingüino.
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(You can't) See my feelings[PAUSADA]
Pertualangan¿Será posible de remediar?, ¿Envuelto en un ciclo sin terminar? Es la historia del lobo anthropomórfico Natzume Karimo, un caballero y luchador en la búsqueda de la verdad. En búsqueda de años constantes de su amigo Cataro Tayasaki que a caído en el...